Álvaro Enrigue escarba las raíces de la impunidad y la violencia en México

BARCELONA, ESPAÑA (05/FEB/2011).- El escritor mexicano Álvaro Enrigue pone frente a frente a un anciano que vivió la Revolución de Pancho Villa y dos jóvenes guerrilleros de los años setenta en "Decencia", una novela que comprime el tiempo para escarbar en las raíces de la impunidad y la violencia en México.

"Empecé a escribir el libro en 2002 sin saber que cuando acabara me encontraría a México sumergido en una guerra contra el narcotráfico, pero lo que sí sabía ya entonces es que la impunidad y la muerte es la parte más infame de la cultura mexicana y se fraguó con la Revolución de 1910", ha explicado el escritor en una entrevista concedida a Efe.

"Decencia" es la novela más convencional de este autor, que se ganó fama de innovador e inclasificable con sus anteriores obras: "La muerte de un instalador", "Virtudes capitales", "El cementerio de sillas", Hipotermia" y "Vidas perpendiculares".

Al estilo de las novelas clásicas, "Decencia" es una "historia de amor y muerte" que abarca el largo periodo de tiempo comprendido entre "el final de la Revolución Mexicana en 1913 y el principio de los años setenta, cuando la dictablanda del PRI decidió erradicar los grupos guerrilleros de México".

El protagonista es Longuinos, un niño al que le estalla la Revolución Mexicana en la cara y se ve obligado a emigrar a Guadalajara.

En Guadalajara, Longuinos encuentra una profesión de la que vivir y crea una familia, y cuando las cosas ya están encarriladas viaja a México D.F. para impulsar un nuevo negocio.

En la gran ciudad, el protagonista entra en contacto con el 'glamouroso' mundo del cine y "se ve obligado a elegir entre la fidelidad y la infidelidad, entre la lealtad a la tierra y el éxito fácil que viene de la mano de los que están cerca de los triunfantes revolucionarios", según Enrigue

Esta historia está inspirada en una anécdota que Enrigue oyó contar a su abuelo y en la que estaba implicada María Félix, la gran estrella del cine mexicano de los años 40 y 50.

"Es la primera vez que utilizó historias reales contadas por gente de mi entorno. Hasta ahora había sido más frío escribiendo, más alejado de mi realidad, como quien escribe en un laboratorio", ha revelado.

La historia de Longuinos permite al autor repasar la historia del México de todo el siglo XX, pero "no es una novela histórica", según dice Enrigue, porque "todo autor escribe desde su tiempo, desde su momento histórico".

El momento histórico de Enrigue son los inicios del siglo XXI, una época que está claramente emparentada con las primeras décadas del siglo XX, según el autor.

"La cultura de la impunidad y la muerte empezó a fraguarse con el triunfo de la Revolución Mexicana y el dinero que repartieron los vencedores entre los suyos. Esta infame tradición permaneció adormecida durante años, pero el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica la despertó", según Enrigue.

"Hay muchos países en Latinoamérica con índices de violencia más altos que México, pero hay que reconocer que la violencia mexicana es diferente. Las decapitaciones tienen mucho de ritual", ha añadido.

Como en "Vidas perpendiculares", Enrigue vuelve a jugar con el tiempo y permite que la historia se desarrolle en varias épocas simultáneamente, pero esta vez la estructura narrativa es más sencilla y "menos demandante para el lector".

"Si las historias no tienen reflejos me aburro", ha reconocido el escritor, que ha necesitado nueve años para escribir esta novela que, "sin duda, ha sido la que más difícil" de su carrera.

"Supongo que me cuesta más escribir novelas convencionales que novelas avanzadas", ha reflexionado el autor, "aunque también puede ser que esta novela precisara una experiencia vital que no tenía hace nueve años, cruzar la barrera de los cuarenta ha sido un descanso y ha ayudado a la novela", ha concluido.