Cultura | La intención fue la de indagar más en la obra del escritor Coloquio por el recuerdo presente de Alejo Carpentier En la Habana se llevó a cabo un coloquio en el que participaron investigadores tanto de la isla como de otros países Por: NTX 24 de abril de 2010 - 12:49 hs MÉXICO.- En ocasión del trigésimo aniversario del fallecimiento del reconocido escritor cubano Alejo Carpentier, el 25 de abril de 1980, del 21 al 23 de este mes se realizó en La Habana un coloquio sobre su obra, con la participación de investigadores de la isla y de otros países. En el encuentro organizado por la Fundación que lleva el nombre del célebre escritor, los estudiosos de la obra de Carpentier propusieron acercamientos al trabajo literario de éste autor, ahora desde la perspectiva de tres revoluciones: la guerra por la Independencia de América Latina, la mexicana de 1910 y la cubana de 1959. En este como en muchos otros casos, el juicio del escritor tiene un valor relativo, sujeto siempre a la marca del tiempo y la mirada de sus disímiles receptores. Por ese motivo, sigue siendo objeto de estudio en numerosos centros académicos de Europa y Estados Unidos, informó el sitio en Internet del diario Juventud Rebelde. El escritor, periodista y musicólogo cubano Alejo Carpentier, a quien se considera un renovador de la novela contemporánea, realizó serias investigaciones sobre la música, que fue su gran pasión, pero fue la literatura la que le dio los mayores reconocimientos y la fama universal. El autor de "El siglo de las luces", señalan los estudiosos de su obra, seguirá siendo recordado por su amor infinito por esta "América Nuestra", a la que conoció como pocos y rindió el tributo eterno de sus textos, entre los que destacan "El recurso del método" (1974) y "La consagración de la primavera" (1978). Hijo de un arquitecto francés, Carpentier nació el 26 de diciembre de 1904 en La Habana, Cuba, donde realizó sus primeros estudios, antes de trasladarse a París, cuando apenas contaba con 12 años. Inició sus estudios musicales con su madre, con quien desarrolló una intensa vocación musical, mientras asistía al liceo de Jeanson de Sailly, luego, al regresar a su país, se matriculó en arquitectura, por influencia de su padre, pero no finalizó la carrera. En los años 20 comenzó a trabajar como periodista y a participar en movimientos políticos de izquierda que le valieron ser encarcelado. Fue durante los meses que pasó en prisión cuando empezó a escribir "íEcue-Yamba-O!' (voz lucumí que significa Dios, loado seas), que en 1933 se convirtió en su primera novela publicada. Puede decirse que fue testigo del nacimiento de la vanguardia europea y de la decadencia del Modernismo, y se integró al grupo Minorista al lado de Nicolás Guillén, que postulaba tanto la renovación estética como la crítica al régimen del dictador Gerardo Machado. Exiliado en Francia, Carpentier conoció a los surrealistas André Bretón, Paul Eluard, Louis Aragon, Jacques Prévert y Antonin Artaud; y desarrolló una gran fascinación por el arte Barroco. De regresó a Cuba dirigió el diario 'Tiempo nuevo' trabajó en la radio y dictó clases de música en la Universidad. Hacia 1943 realizó un viaje a Haití, donde la ceremonia del vudú fue determinante en su definición de lo "real maravilloso", que conformaría el realismo mágico de su novela "El reino de este mundo" (1948) y despertó su interés por las revueltas de los esclavos del siglo XVIII. Entre 1945 y 1959 vivió en Venezuela, donde escribió "Los pasos perdidos" (1953), novela en la que se sintetizan las claves estilísticas y temáticas del autor, así como los cuentos "Guerra del tiempo" (1958) De regreso a Cuba en 1959, al triunfo de la Revolución Cubana, Carpentier desempeñó algunos cargos diplomáticos y escribió novelas como "El siglo de las luces" (1962), "La ciudad de las columnas (1970), "Concierto barroco" (1974), "El arpa y la sombra" (1979). De toda su obra, los estudiosos destacan, sobre todo, "Los pasos perdidos" (1953), que es el diario ficticio de un músico cubano en el Amazonas, que intenta definir la relación real entre España y América, siguiendo la conquista española, la cual es considerada su obra maestra. "El recurso del método" (1974) profundiza sobre la imagen del dictador latinoamericano que también retrataran Gabriel García Márquez, Augusto Roa Bastos y más tarde Mario Vargas Llosa. Y "La consagración de la primavera" (1978), que representa la larga crónica del triunfo en Cuba de un nuevo mito, que Carpentier trata de explicar desde su imposible papel de espectador. En reconocimiento a su obra en conjunto, Carpentier recibió en 1977 el Premio Cervantes (España) y, dos años después, el Premio Médicis (Francia). El 25 de abril de 1980, cuando recién iniciaba una nueva novela, la muerte lo sorprendió en París, donde pasó importantes etapas de su vida. Luego de su muerte, Carpentier ha recibido diversos homenajes como un Doctorado Honoris Causa post mortem de la Universidad de los Andes, en Venezuela (1980); Editorial Anthropos publicó un libro que incluye textos de bibliografía activa y pasiva del autor (1990), y la creación en Cuba de una fundación que lleva su nombre (1993), entre muchos otros. 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