Dos hermanos que viven una inquietante relación

GUADALAJARA, JALISCO (29/JUL/2013).- “... y estás sentada a la derecha del padre, a la izquierda tu madre, seguida de dos hermanas mayores. El portarretratos descansa sobre la mesa, inerte. Está recargado de tal forma que, según la perspectiva, a veces se puede percibir con claridad la fotografía; otras, tan sólo es el reflejo de quien observa. Es el único retrato en toda la casa que parece pertenecer a una familia funcional”.

Así comienza Rímel (Editorial Santillana, 2013), la primera novela de la escritora Karla Zárate, un inquietante thriller psicológico que cuenta la historia de dos hermanos relacionados por la fatalidad: Lissa está obsesionada con Kin y él le teme, aunque también la necesita. Desde pequeños lograron hacerse de un mundo aparte que los alejaba de los demás. Así crecieron. Sin embargo, con el paso de los años esa realidad, que nunca los separó, se volvió inquietante y peligrosa.

Lissa es una mujer solitaria y obsesiva que pone pestañas postizas a domicilio. En cambio, Kin, amante del rock gótico, la piel y la soledad, es un cirujano plástico que mantiene relaciones ocasionales con sus pacientes. Ambos están unidos por una intimidad que va más allá que los lazos sanguíneos. Parte de su camaradería tiene que ver con las desapariciones de las mujeres con las que se relacionan.

Con tono alegre por haber cristalizado su primera novela, cuyo proceso creativo le tomó más de tres años, la escritora cuenta que en algunas ocasiones preguntaba a otros escritores sobre los vericuetos en la escritura de una novela, un género al que no estaba acostumbrada. Después de algún tiempo de intentarlo e insistir, se dio cuenta que no había secretos detrás de la escritura de la novela, pues incluso teniendo todas las fórmulas narrativas a la mano, el narrador debe ser disciplinado y sentarse a trabajar.

Destaca que el primer capítulo está narrado desde la cercanía de la consciencia de uno de los personajes, detalle que se mantiene en algunas otras páginas. Que estuviera contada en segunda persona, tiempo que le gusta y que maneja con soltura, le permitió darse algunas libertades que en primera y en tercera persona no son posibles.

Compaginar la parte académica y la literaria no es fácil para Zárate. Sin embargo, su ánimo literario ha aumentado, pues actualmente trabaja en su segunda novela, que intentará liquidar con una dosis de dedicación y transpiración, elementos esenciales para la vocación del escritor.