El género policiaco persigue a Piglia

BARCELONA, ESPAÑA (12/SEP/2010).- El escritor argentino Ricardo Piglia (Buenos Aires, 1940) regresa a la novela en los límites del género policíaco con Blanco nocturno, a 13 años de haber publicado Plata quemada.

Como es común en las historias de Piglia, su última obra está poblada de personajes memorables que tejen una trama directa y compleja, con traiciones, un falso culpable y un culpable verdadero, pasiones y trampas.

Blanco nocturno relata la vida de un pueblo y el infierno de las relaciones familiares en medio de la Pampa argentina, en la que habita Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal perdida en medio del campo que persigue con obstinación un proyecto demencial.

La construcción de la novela, señala Piglia, comenzó con el personaje de Luca, que es una traslación de un primo suyo que le daba la imagen de alguien “tratando de sacar adelante un proyecto imposible”.

El también ensayista comenta que “aquel primo construía objetos para los que la realidad no estaba preparada y en ese sentido era un artista, porque nunca pensaba en la utilidad y a veces ni siquiera en la función”.

Ricardo Piglia considera que no sigue los cánones del género negro: “Me interesa mucho más lo que sucede después del crimen, porque lo más interesante empieza después, cuando el asesinato ha producido ya sus efectos. La novela negra aporta una percepción del mundo contemporáneo mucho más final y sutil que muchas novelas sociales”.

En el relato aparece un investigador, Croce, algo que no pasaba en sus novelas anteriores, según el autor de Formas Breves. El personaje pretende ser un contrapunto a los investigadores clásicos, que suelen ser racionales e inteligentes.

Croce no está loco, pero como él dice, es “sospechoso de demencia” y es el encargado de investigar el misterioso asesinato de Tony Durán, un extraño forastero nacido en Puerto Rico y que había llegado a aquel lugar remoto de la provincia de Buenos Aires siguiendo a las gemelas pelirrojas Ada y Sofía Belladona.

El también crítico literario siente que tiene una “relación tangencial con el género policiaco”, al que ve como “una máquina de narrar que tiene además la virtud de la repetición”.

El autor de los relatos Nombre falso explica que situó su novela en plena Pampa porque tuvo una experiencia de infancia en aquella región, de la que guarda “recuerdos inolvidables”, como esa idea de la llanura en la que nada cambia o también la impresión de la noche, donde siempre piensa que uno se puede perder.

Entre una novela y otra siempre ha pasado mucho tiempo, como es el caso de su anterior novela Plata quemada y Blanco nocturno, pero Piglia atribuye los 13 años transcurridos a su particular método de trabajo.

“Dicho método consiste en escribir un borrador y dejar un tiempo de reposo, y luego escribir una segunda versión y volver a dejar descansar el manuscrito, con la ilusión de que el tiempo se acabe incorporando al relato y que adquiera cierta autonomía e imaginario propio”, indica.

Aunque, no recomienda el método porque “no garantiza que el resultado sea bueno” y vuelve a justificarse: “El tiempo que pasó desde la última novela coincidió con mi estancia en la Universidad de Princeton como profesor”.

Ricardo Piglia es considerado entre las grandes voces actuales de la literatura latinoamericana y un clásico de las letras argentinas. Es autor de novelas como Plata quemada, que incluso fue llevada al cine por Marcelo Piñeyro, los cuentos de Prisión perpetua o el ensayo El último lector.

Actualmente trabaja en su siguiente libro de relatos y después de su publicación volverá a la transcripción de sus diarios, una experiencia que ya inició y que califica de melancólica.