Juan Rulfo y sus paisajes, en anécdotas

GUADALAJARA, JALISCO (24/MAY/2010).-En las calles del municipio de San Gabriel, la línea que divide la ficción y la realidad se vuelve difusa debido a las diferentes voces y a la diversidad de anécdotas sobre el escritor Juan Rulfo. La mayoría de los habitantes del municipio del Sur de Jalisco saben algo del autor de Pedro Paramo, al grado de que su vida se funde con sus historias.

San Gabriel es la Comala de Rulfo  se lee en la plaza principal, donde un cartel recuerda que son días de festival cultural, ahí una atmósfera pueblerina es parte de la magia para comenzar la ruta basada en la investigación titulada El recorrido rulfiano, de Virginio Villalvazo Blas.

En la plaza principal, junto al puesto de un hombre de sombrero que en galones ofrece pulque, se reunió un grupo interesado en conocer los caminos, las casas y los puentes que inspiraron la obra del autor jalisciense.

El primer hogar

La indicación fue caminar media cuadra, sobre la avenida Independencia. Ahí está la finca, con el número ocho, pintada de verde claro, de ventanas grandes y puerta amplia abierta, se trata por su arquitectura de una casa común a la mayoría en el municipio, pero ésta es única.

Para quienes han olvidado la historia, una placa recuerda: “En esta casa vivió su infancia Juan Rulfo”. Mientras algunos de los más de 20 asistentes al recorrido ingresaron a la finca, afuera en un altavoz se escucharon fragmentos Pedro Paramo.

Mientras la frase “este pueblo está lleno de ecos” flotó en el aire, los propietarios ahora de la casa donde vivió el escritor su infancia, miraron a los visitantes, a los cuales ya están acostumbrados.

Con un patio al centro y una fuente, dicha casa perteneció a la hermana de Juan Rulfo, Eva, quien heredó la propiedad que después vendió en 25 mil pesos, recordó Antonio Díaz Lepe y su esposa, quienes pagaron esa cantidad por la casa donde también creció su familia.  

“No conocimos a Rulfo. Hace 54 años, cuando la compramos su techo se estaba cayendo”, expresó Díaz Lepe.
La pareja le regresó el esplendor y pintó los arcos del patio de color naranja.

Juan Rulfo cursó su educación primaria en el Colegio de las Madres Josefinas, donde está anexo el templo El Sagrario de la Virgen de Guadalupe. Ahora, la institución es un seminario, pero el espacio mantiene cierto ambiente escolar, los salones tienen sillas, hay una biblioteca y un gran patio con una fuente rodeada por rosales.
Después de la muerte de su padre y al concluir su educación básica Rulfo dejó San Gabriel para llegar a Guadalajara.


El paisaje de Pedro Páramo

Otro punto dentro de la ruta que concluyó las actividades de la decimotercera edición del Festival Cultural San Gabriel fue la Casa de Huéspedes, La casa de Eduviges Dyada, ubicada sobre Independencia. “Fue un hotel” se escuchó entre los paseantes, ahora son locales comerciales que albergan una tienda de artesanías, una estética, una florería y una carnicería.

El autor de El recorrido rulfiano explicó que la Casa de Huéspedes es la misma del libro donde Juan Preciado durmió a su llegada a Comala, luego en el Puente Galápago se leyó el relato sobre la expiación del padre Rentería. Al mediodía, después de caminar varios metros y dejar atrás la calle Independencia para tomar la calle Juárez, otra parada fue el templo conocido como La Sangre de Cristo, donde el fragmento elegido fue la muerte de Susana San Juan.
La capilla se construyó en 1884 y ahora su fachada es de adobe pintado de rojo.  

El Llano en llamas

A 500 metros del templo La Sangre de Cristo, a las afueras de San Gabriel está La Loma. Una pendiente de terracería conduce al sitio donde los niños jugaban a elevar sus papalotes, una actividad que el propio escritor pudo hacer, ya que era común, entonces. Entre los paseantes como el arquitecto José Figueroa Yáñez, de 70 años, solía durante su infancia subir y mostrar sus destrezas con el papalote.

Desde La Loma se puede ver todo San Gabriel, la cúpula de sus templos y la traza de las calles, también se escucha el rumor del viento y la pelea de algunos gallos.

El siguiente paisaje del Llano llamas ocurre en el Puente Nuevo, donde se leyó el cuento Es que somos muy pobres.
El recorrido en San Gabriel concluyó en En el Portal del señor Óscar Villa con la lectura de otro fragmento del libro de cuentos. Ahí se reconoció el trabajo de investigación de Virginio Villalvazo Blas, quien disminuyó las líneas entre la ficción y la realidad en la obra de Juan Rulfo y aproximó los paisajes literarios a la comunidad del Sur de Jalisco

EL INFORMADOR/ MAYRA TORRES DE LA O


Apulco y la Hacienda Telcampana

En la Hacienda de Telcampana, de San Gabriel, el niño Juan vivió el cuerpo sin vida de su padre. Desde el llano, hombres con ocotes encendidos se dirigía a la enorme propiedad con cargando el cuerpo. Ahora, la Hacienda es una ruina, donde los burros pastean.

Del pueblo de Apulco, se dice que ahí nació el escritor, aunque algunos señalan que el dato es mentira, lo que es cierto es que parte de la obra de Rulfo fue escrita durante su estancia en el ahora monasterio de los adoradores del Santísimo Sacramento, entonces propiedad de la familia del autor de Pedro Paramo

El dato

Desde hace 13 años se realiza el recorrido rulfiano por diferentes lugares de las poblaciones de San Gabriel y Apulco, donde se llega los templos, casas y puentes que marcaron la vida y obra del autor. Esta ruta es parte de las actividades anuales del Festival Cultural de San Gabriel.


Perfil

El nombre completo de Juan Rulfo era Juan Nepomuceno Carlos Rulfo Vizcaíno. Nació en la comunidad de Apulco en 1918, aunque fue registrado en Sayula y pasó su infancia en San Gabriel. Fue escritor, guionista y fotógrafo, entre sus obras destacan la novela Pedro Paramo y El llano en llamas. Murió en la Ciudad de México en 1986.