Cultura | El escritor José Luis Gómez presenta su nueva novela Los niños del Trópico de Cáncer ''No estoy narrando la realidad'' Se debe evitar ver a Los niños del Trópico de Cáncer, como una novela de narcos, dice José Luis Gómez Por: EL INFORMADOR 26 de junio de 2013 - 23:08 hs Actualidad. Los niños del Trópico de Cáncer cuenta la historia de la Banda de los Corazones, un grupo de niños armados. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (27/JUN/2013).- Cuando la sociedad piensa que ha llegado al punto cumbre de la descomposición social, se encuentra con que vuelve a superarse a sí misma. No es un asunto que se queda en el tráfico de drogas; ni siquiera en la persecución de malhechores o matanzas entre bandas rivales que pasan a ser una línea más en el libro de registros. Porque cuando se piensa que no se puede estar peor, aparecen: niños armados que forman parte de bandas delincuenciales, una especie de Ciudad de Dios. En México ya se han documentado casos de niños y adolescentes que juegan roles que, en un supuesto ideal, no tendrían por qué pertenecerles. El escritor José Luis Gómez tomó la esencia de estos casos y la llevó a su libro Los niños del Trópico de Cáncer (Joaquín Mortiz, 2013), finalista en el Premio Letras Nuevas 2012. Algo deja en claro: no se trata, de ninguna manera, de una novela sobre el narcotráfico. “No hablo en ningún momento del narcotráfico. Es una historia social de unos niños pistoleros, basándome en la realidad que he observado. Es un estilo de literatura moderno y antiguo al mismo tiempo, porque evoca al español clásico (...) me dijeron que era imposible plantear una novela de arte hablando de tiroteos y masacres; sin embargo, creo que lo logré”, dice el también autor de El beso de la virreina. Su novela, afirma, es una fábula con tintes de realidad. Aunque no habló con alguno de estos niños pistoleros, cuenta que en su natal Tamaulipas fue testigo de que rondaban las calles y, lejos de que el problema tuviera una solución, parecían expandirse. “Esto es producto del noviazgo de la corrupción con el narco, producto de dirigentes que no se interesan en el pueblo; líderes que fueron elegidos y, una vez que estuvieron arriba, se olvidaron de gobernar. Es toda una mezcla de valores caídos”. A partir de lo anterior nace “La Virgen”, el líder de una banda de infantes que, tras escapar de un campo de concentración militar en Tamaulipas, forma la Banda de los Corazones, misma que terminará defendiendo a los pueblos de este Estado. “(El personaje está construido) a partir de lo que me ha tocado ver. Yo no conocí a un niño así; inventé un personaje para hacerlo literario, pero sí vi a los niños armados, específicamente en Tamaulipas, grupos de muchachos por la calle”. La situación empeora: en opinión del autor, el país se está acostumbrando a ser espectador de este tipo de casos: “México ha demostrado que tiene un temple para aguantar todo y se ha acostumbrado. Realmente a esto yo no le veo una posibilidad de remedio, porque el Gobierno en lugar de educar, castiga”. Además, afirma, la inmigración agrava el panorama, pues favorece la creación de pandillas. Sacrificar para mantener el tono El sentido artístico al que hace referencia el autor, se puede encontrar prácticamente en cada línea del libro. La narración está conformada por frases cortas, que generalmente culminan en metáforas como: “Migaja de varón, astilla de hombre”. “Es muy diferente a la narrativa convencional que usan los escritores que llenan páginas, que tiran muchas líneas antes de poner un punto. Éste va punto, punto, punto; este estilo no es original mío, está en un libro muy famoso llamado la Biblia; entonces de ahí saqué esos periodos cortos (frases cortas) para insertarlo en mi literatura”. Aunque hay partes del libro que contiene frases más largas, recuerda el autor, todas mantienen el mismo sentido abstracto: “No definen algo real, pero despiertan la mente del lector, un estallido de luz, de imaginación”. El hecho de mantener el mismo tono de la narración hasta en los diálogos, provoca que por momentos el libro pierda terreno de la realidad; es decir, se puede ver a un militar gritándole a un niño “¡Eres un insensato!”, cuando lo más probable es que ese soldado use otro tipo de lenguaje, quizá uno más soez. José Luis Gómez acepta este punto y, lejos de tener problemas con él, dice que es exactamente lo que buscaba, ya que no pretendía hacer un espejo fiel de los hechos mundanos. “Sí, tenía que hacerlo (romper con la realidad) para encumbrarme a la poesía; incluso, la correctora de estilo me dijo que debería hacer el lenguaje más vulgar, pero yo le dije: ‘No, la idea no es ésa, la idea es crear una obra poética’. Ella me dijo que así no hablan los soldados, pero le dije: ‘Yo lo sé, pero yo no estoy narrando la realidad, estoy narrando algo poético y tiene que ser así para lograrlo’”. ¿Es una novela diferente? Sí, sin duda. Al final del día, será el lector el que defina si eso es bueno o malo. El autor dice que, aunque el material lleva poco tiempo en el mercado, los comentarios que ha recibido son alentadores, pues a la gente le ha agradado la manera de contar una historia en la que hay niños y armas de por medio. PARA SABERSobre el autor José Luis Gómez (Tamaulipas, México) ha sido director y autor de teatro experimental; además ha buscado su espacio en la música como compositor, productor y director de grabaciones, con una amplía producción musical. En el mundo de las letras también ha publicado las novelas Daniel Jolugo, en 1988, (en coautoría con Alejandro Hernández y finalistas de Premio Novedades Diana), La ciudad de los corrales de oro (2001) y El beso de la virreina (2008). Temas Literatura Libros Novela Lee También FIL Guadalajara celebra la literatura del continente "Lo que no quería era ser nadie": Premio Nobel de Literatura Mariana Etchegaray escribe “Hasta donde suene mi voz” László Krasznahorkai: Libros para adentrarse al mundo del nuevo Nobel de Literatura Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones