Bravo espera ganarse el respeto de La Fiel

GUADALAJARA, JALISCO (22/DIC/2012).- Llegó con el rostro más serio que de costumbre, y la misma mirada huidiza. Su presencia reventó la de por sí pequeña sala de prensa del Club de Colomos.

“Tenía que ser en el día del fin del mundo”, comentó con sorna un reportero. A un costado, le aguardaba su nueva piel, la camiseta con el número 9 que dejó Héctor Mancilla.

Tras unas breves palabras del vicepresidente del Atlas, Víctor Flores, vino un abrazo y el momento para el que se reunieron más de 30 cámaras de televisión y fotografía.

Ocurrió entonces aquello que sonaba imposible hace algunos días: Omar Bravo Tordecillas se puso la camiseta del Atlas. El último gran goleador rojiblanco enfundado en los colores del acérrimo rival deportivo.

Levantó su pulgar izquierdo, intentó sonreir, y tras el último flashazo se despojó de inmediato de su nueva camiseta para responder a los reporteros.

Con la habilidad de siempre, esquivó las preguntas polémicas, sobre todo las que le comprometían con la afición del Guadalajara.

Salió de la conferencia de prensa para cambiarse y salir a entrenar a la cancha, donde ya lo agurdaban sus nuevos compañeros. Recibió la tradicional “pamba” y pasó por una valla donde alguien, quizá con el encono de los viejos tiempos, le dio una patada más fuerte de lo normal en esos casos.

Omar sólo se dobló un poco y sonrió.

Así fueron sus primeras horas de rojinegro... en el día de la profecía maya.

Comprometido

En la sala de prensa, Omar Bravo asumió de inmediato los riesgos que conlleva el reto de vestir la playera del que, hasta hace unos días, se suponía era su archirrival.

“Sabía lo que podía ocurrir de antemano en cuanto a reacciones, es un reto que me agradó, tuve poco tiempo para pensarlo y aquí estoy con todo mi profesionalismo por delante”, dijo de entrada.

El mochiteco tuvo también un mensaje para La Fiel, que ha manifestado su descontento por la llegada del ex ariete de las Chivas. “Para serte honesto no soy de pararme a ver qué está pasando, tampoco estoy exento de todo lo que ocurre alrededor, lo único que les puedo decir es que soy un profesional, si bien no sé si pueda ganarme su cariño, voy a dejarme la piel por ganarme su respeto”.

Bravo reconoció lo caliente del reto que acaba de asumir, pues los Zorros están en zona de descenso. “Muchos de los que estamos aquí nos estamos fletando mucha cosas, el riesgo que conlleva descender. Es futbol, la directiva como los jugadores nos la estamos jugando, vamos paso a paso, con mucha confianza de que las cosas pueden salir bien porque hay plantel y hay entrenador, no puedo más que pensar positivo”.

De su pasado y filiación rojiblanca, Omar dijo: “Soy un futbolista profesional, siempre quise serlo, desde niño. El destino me puso en el Guadalajara, después en España, en Kansas City, en Cruz Azul y hoy estoy aquí. Para mí es así, a cada equipo donde he ido he entregado mi profesionalismo, ahora me toca estar acá”.

El 27 de diciembre, Omar tendrá su bautizo de fuego como rojinegro, en el Clásico Tapatío de pretemporada. El mochiteco sabe lo que le espera ese día. “No espero el aplauso, ni que me vitoreen de entrada. Qué bueno que se presente un partido así. No tengo dos años jugando, sabía lo que se podía presentar a mi llegada acá, me ha tocado jugar con el Cruz Azul en el Omnilife y no la pasé muy bien, así que no será nuevo para mí”.

— ¿Te habías imaginado jugando para el Atlas?

— Vivo al día, Dios me pone en este proyecto y aquí estoy, así como en Chivas disfrutaba cada partido al máximo, así lo voy a hacer acá. Si celebraba antes, hoy lo celebraré acá, mi profesionalismo no cambia.

— ¿Vienes al Atlas por tu revancha?

— Siempre me han gustado los retos, por supuesto que el futbol es mágico, te da la posibilidad de revertir muchas cosas, no estoy viendo el vaso vacío, lo estoy viendo lleno, con mucho optimismo y confianza.

— ¿Qué le dirías a la afición de Chivas?

— Lo mismo que ya le dije antes, que le estoy eternamente agradecido... ya pasaron dos años y medio de que salí de ahí.

En desacuerdo

Mientras Bravo entrenaba, afuera, dos jóvenes colocaron mantas en rechazo a la llegada del delantero sinaloense al conjunto rojinegro y en contra de la directiva.

En una de ellas se leía “Esta gente no olvida Omar Bravo” y alrededor algunas fotos del atacante en su época con el Guadalajara.

El personal de seguridad del club no retiró las mantas, pero vigiló a los dos jóvenes que se apostaron a las afueras de Colomos.

FRASES

''Omar tuvo una respuesta inmediata a un proyecto con riesgo, eso es lo que más nos gustó, aquí estamos los que queremos estar''.

Víctor Flores, directivo del Atlas.