Miércoles, 15 de Octubre 2025
Deportes | Por Ernesto López Mota

Futbol sin balón

Comentarios: elopez@informador.com.mx

Por: EL INFORMADOR

En el accidente del autobús en que viajaba el equipo sub-17 del Guadalajara hay situaciones que se salieron de control, pero que pudieron evitarse con una adecuada planeación.
La irreparable pérdida del doctor del equipo, Ricardo Alejandro Herrera Flores, y las lesiones o golpes de una docena de elementos del plantel, da la impresión que pudieron haberse evitado.

Por principio de cuentas, habrá que deslindar responsabilidad para determinar por qué el autobús accidentado viajó a Torreón con un solo chofer, siendo que para traslados de esta magnitud lo razonable es que viajen dos operadores.
Por otro lado, el equipo sub-17 jugó a las 10 de la mañana su partido contra el Santos, pero se tuvo que esperar en Torreón hasta las 22 horas, para retornar a Guadalajara de noche con el lógico cansancio del chofer, quien presuntamente se quedó dormido en el accidente.

Los dos autobuses que viajaron a Torreón con los equipos sub-20 y sub-17 del Guadalajara, venían juntos a la hora del accidente, el camión del equipo sub-17 iba 300 metros adelante del sub-20, motivo por el cual el chofer de este último vio todo y se detuvo a dar auxilio.

A la hora del accidente no había otro médico en la delegación, pues el doctor Ricardo Alejandro Herrera Flores, quien falleció al momento, fue el único que viajó para atender a los dos equipos, sub-17 y sub-20.
Los heridos tuvieron que esperar más de media hora a que llegaran los primeros auxilios.

Los jugadores sub-17 que no resultaron lesionados se subieron al camión de los sub-20 y juntos llegaron a Guadalajara a las instalaciones de Verde Valle a las 10 de la mañana.
A su llegada fueron recibidos por la encargada de prensa del club quien les prohibió hacer declaraciones a la prensa.

Los periodistas que acudieron a Verde Valle a recibir a los juveniles del Guadalajara, fueron echados a la calle, les cerraron las puertas del club y les negaron información.
Los jugadores abordados por los reporteros en la calle, dijeron mentiras sobre el accidente pues estaban amenazados de no hablar y los más honestos admitieron que les prohibieron hacer declaraciones.

Los malos tratos a la prensa por parte de los “guarros” del Guadalajara estuvieron a la orden del día. En Verde Valle no dejaron ingresar a nadie ni en situación extrema para usar el baño, a tal grado que a un periodista lo amenazaron con detenerlo.
En el hospital de San Juan de los Lagos, los empleados del Guadalajara se mostraron prepotentes con la prensa, hubo empujones, portazos y bloqueo de la información.

En el Hospital San Javier, los empleados del Guadalajara se apoderaron de las puertas de ingreso y en la calle impidieron con sus manos y sus esbeltos cuerpos que los fotógrafos y camarógrafos realizaran su trabajo.
El director del hospital, Carlos Dueñas, prometió dar una conferencia a los medios al filo de la una de la tarde, pero fue impedido de su propósito cuando los empleados del Guadalajara lo reportaron y bajo el pretexto de que el doctor Rafael Ortega daría una conferencia no lo dejaron hablar.

A parte de bloquear el trabajo de los medios de comunicación todo el día, la directiva rojiblanca no emitió ningún comunicado oficial hasta casi las siete de la noche cuando hablaron el doctor Rafael Ortega y el director deportivo, Efraín Flores.

Mejor estuvo la Federación Mexicana de Futbol que a través de una esquela publicada antes del medio día en su página de Internet dio las condolencias a los deudos del doctor Ricardo Alejandro Herrera Flores y al Club Guadalajara.
 
El trabajo de los medios es para informar oportunamente al público, no para echarle porras al Guadalajara.
Los familiares de los futbolistas accidentados y el público en general se merecen una buena información y en eso nunca colaboró el Guadalajara, por el contrario, se tuvo que investigar con terceros lo que el auditorio quería saber.

Una vez más un situación extraordinaria en el Guadalajara, se le salió de control al departamento de atención a medios y los rebasó dramáticamente dejando al descubierto su ineficacia.

En otros datos relevantes de este penoso accidente, habrá que consignar que el chofer del autobús sub-17 salió ileso y se dio a la fuga, al igual que el chofer del torton contra el que chocó.

Al menos 12 jugadores recibieron atención en dos hospitales de Guadalajara para valorar golpes y descartar lesiones.
La mayoría de ellos llegó por su propio pie a los nosocomios y de igual forma salió.

La empresa de autobuses que traslada a los equipos de fuerzas básicas del Guadalajara tiene un seguro para sus pasajeros, pero es tan bueno que el ajustador no se reportó en el hospital tres horas después de que la ambulancia de Tepatitlán trajo a los primeros lesionados y aún estaban esperando el pago del viaje.

Comentarios: elopez@informador.com.mx

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