Valencia CF se impone ante Bursaspor

MADRID, ESPAÑA (14/SEP/2010).- El Valencia CF dio el primer gran golpe de autoridad de la primera jornada de la Liga de Campeones tras vencer (4-0) a domicilio en Turquía ante el Bursaspor, con un partido soberbio del equipo que dirige Unai Emery.

Los goles del Valencia fueron hermosos. Marcaron de bella factura tres de los fichajes de esta temporada. Tino Costa, Adúriz y Soldado. El otro, lo hizo Pablo Hernández que regresó así al primer plano en el grupo C. El Glasgow Rangers dio la gran sorpresa de la jornada tras empatar (0-0) en Old Trafford frente al Manchester United en ese mismo grupo.

En el grupo D, Leo Messi fue el gran protagonista de la noche. Ganó 5-1 el FC Barcelona. Messi, autor de dos tantos, falló un penalti, asistió a sus compañeros, con un último pase a Dani Alves repleto de fantasía. Festival azulgrana que remontó un 0-1 inicial con gol de Govou. Villa, Pedro y Alves remataron la faena de un FC Barcelona, que de esta forma, sube su moral tras su bajón en la Liga y su derrota ante el Hércules en casa el pasado sábado.

En el otro partido del grupo, el Copenhague resolvió en la recta final. 1-0 al Rubin Kazan ruso. Un remate de cabeza del delantero senegalés N'Doye le dio al Copenhague el triunfo en un partido con un tiempo para cada equipo en el que el conjunto danés fue más efectivo.

En el grupo B, el Lyon encarriló muy rápido su partido ante Schalke 04. Bastos, su lateral izquierdo, aprovechó un error defensivo. El Schalke jugó con diez desde el minuto 58 tras ser expulsado su central Howedes.

En el otro partido del grupo B, el Benfica tumbó 2-0 al Hapoel de Tel Aviv con tantos de Luisao y Oscar Cardozo.

El actual campeón, el Inter de Milán, no pudo pasar del empate 2-2 en Holanda frente al Twente. Sneijder y Samuel Eto'o siguen finos arriba y marcaron para el Inter. En Bremen, el Tottenham sacó un empate (2-2) con tantos de Passanen, en propia meta, y Petr Crouch, a pase de Van der Vaart. El Werder Bremen sacó una igualada con dos goles de Jannsen y Diego Milito, en propia meta