Impuestos, leve recorte al gasto público y más deuda

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace cuatro semanas el Gobierno federal presentó el Proyecto Económico para 2010 en la Cámara de Diputados, para su revisión, discusión y aprobación. Por lo que ha ocurrido en todos estos días, más que una negociación con las fuerzas políticas de oposición con las que el partido en el Gobierno puede hacer mayoría para aprobar un proyecto de ingresos y egresos con visión de Estado, el Gobierno federal ha soltando declaraciones y propuestas para los siguientes años, como si estuviera sondeando reacciones entre fuerzas de oposición.

El paquete sometido a consideración del Congreso está compuesto, básicamente, de tres apartados: un recorte en los gastos gubernamentales por alrededor de 180 mil millones de pesos que no toca el grueso de la “obesidad” del gasto corriente; un déficit fiscal de apenas 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB), y una fórmula de nuevos impuestos o incremento de tasas que contempla telecomunicaciones, tabacos, bebidas alcohólicas y juegos y sorteos, el Impuesto Sobre la Renta (ISR), de 28 a 30%; los depósitos bancarios en efectivo, la eliminación de subsidios en gasolinas y diesel, electricidad y gas. El más criticado es un nuevo gravamen general de 2% sobre todo el consumo, incluidos alimentos y medicinas.

Los recortes en el gasto han sido calificados de insignificantes, pero es difícil que el Gobierno se atreva a mayores recortes por los problemas políticos y laborales que le generaría. El déficit presupuestal, que implica deuda, ha merecido pocas críticas o señalamientos. Pero es el conjunto de medidas fiscales lo que ha concentrado la discusión pública.

¿Estamos los mexicanos en posibilidad de pagar fiscalmente más por vivir en este país, agobiado por una debilidad estructural para recuperar la senda de crecimiento, sobre todo en empleo? Este es el principal dilema que enfrentamos.

Baja recaudación y gasto público ineficiente

Durante 2008 y 2009, el entorno económico mundial se caracterizó por una contracción continua de la actividad económica y por una mayor turbulencia financiera internacional que derivaron en la implantación de agresivos planes de estímulo fiscal y monetario, señala un extenso análisis de Grupo Financiero Ixe. “México no fue la excepción. Si bien los programas de apoyo no han sido tan cuantiosos como en otras naciones, la fuerte disminución de los precios del petróleo, aunada a la drástica caída de la producción doméstica de petróleo, han ocasionado presiones sobre las finanzas del Gobierno. Si a esto se suma el desplome de 20% de la recaudación tributaria por la contracción de la economía, el resultado es un panorama complicado para los ingresos fiscales, precisamente cuando el país requiere realizar mayores gastos para reactivar el aparato productivo y combatir los crecientes índices de pobreza”.

Uno de los grandes retos que enfrenta el mundo es el debilitamiento de las finanzas públicas. “La mayor parte de los países del mundo ha enfrentado la actual crisis a través de amplios programas de apoyo financiero a sus respectivas economías, lo que ha afectado la salud de las finanzas públicas.

“México se encuentra en una situación relativamente más cómoda en términos del tamaño del déficit esperado para 2009, el cual estará cerca del 2% del PIB. No obstante, las preguntas que se deben de resolver son cómo va a financiar México este déficit y cuánto tiempo va a tomar revertir dicho desequilibrio. Estas preguntas son aún más relevantes si se considera que México es el país de Latinoamérica que menos recaudación tributaria tiene como proporción del PIB, tan sólo 9.5%, mientras que el promedio de los países de América Latina se ubica en 14.5% y el de los países desarrollados en 20%”, señala Ixe, dirigido por Carlos Ponce.

Al respecto, el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), se ha manifestado en contra. “Antes de considerar un alza de impuestos, que es un absurdo económico, se debe hacer un gasto público más eficiente y una forma de lograrlo es recortando las nóminas en el sector eléctrico y en Petróleos Mexicanos (Pemex)”.

Los dirigentes empresariales són quienes más insisten en hacer recortes profundos en el gasto público, incluso con disminición de puestos laborales. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) afirma que antes de elevar las tasas de impuestos en el país debe ampliarse la base gravable.

El organismo señala que la economía informal emplea a 12.2 millones de personas y representa poco más 10% del PIB. Reitera que el aumento de impuestos sólo redundará en mayor informalidad, menor inversión e ingreso real de las personas y un ambiente de negocios poco atractivo y competitivo, lo que al final inhibirá un mayor ritmo de crecimiento de la economía.

Lo cierto es que si son insuficientes los nuevos gravámenes y la eliminación de subsidios productos como gasolinas, y ante la resistencia del Gobierno de hacer recortes profundos al aparato gubernamental, la única opción adicional será aumentar el déficit, financiando el gasto con créditos, dejando para años futuros el ajuste necesario.

Esto es lo que estará en juego en las siguientes cuatro semanas.

PARA SABER

Análisis local
El capítulo Guadalajara de la American Chamber (AmCham) invita con detalle a un panel en el que se analizará el Paquete Fiscal 2010. La cita es el miércoles 14 de 16:00 a 19:30 horas en el Club de Industriales. Más informes con Leslie Gordillo o Julio Villegas en el 3634 6606 y 36347118.

¿Cuánto se paga actualmente como impuesto a la renta?

45.0% en China y Alemania.
40.0% en Francia.
35.0% en Argentina y Estados Unidos.
30.0% en India.
29.0% en Canadá.
28.0% en México.
27.6% en Brasil.
25.0% en Uruguay.
20.0% en Pakistán.
16.0% en Rumanía.
15.0% en Costa Rica y Hong Kong.
13.0% en Rusia.
10.0% en Paraguay.
FUENTE: KPMG.

¿Y a cuánto asciende la recaudación fiscal en proporción a su PIB?

25.7% en Hungría.
21.6% en la República Checa.
21.4% en Venezuela.
20.4% en Chile.
18.8% en Polonia.
18.4% en Uruguay.
17.5% en Brasil.
16.7% en Corea.
15.5% en Argentina.
14.5%, promedio, en América Latina.
13.8% en Bolivia.
13.7% en Honduras.
13.5% en Colombia.
12.3% en Costa Rica.
9.5% en México.
FUENTE: OCDE.

TELON DE FONDO
Estamos perdiendo liderazgo

Por muchos años México fue el país con más presencia en América Latina. Fortalecido por cuatro invasiones extranjeras (tres de Estados Unidos y una de Francia), y por la vecindad con el país más poderoso del mundo desde hace 100 años, nuestro país tuvo una predominancia indiscutible en la región.

Hoy ya no lo es. En algún momento del pasado reciente dejamos de serlo. Geopolítica, industrial y hasta deportivamente, Brasil nos lleva buena delantera. Económicamente, Chile nos ha mostrado cómo convirtió la desventura de una dictadura en oportunidad para estructurar una economía firme, coherente y cada vez más exitosa. Costa Rica nos gana, desde hace años, en preservar las riquezas naturales del medio ambiente para aprovecharlas en proyectos que generan riqueza.

Y mientras, México salió de un largo periodo de gobiernos unipartidistas y no ha podido consolidar una forma de acuerdos de largo plazo, menos preocupados en el futuro próximo de cada fuerza política y más en el destino de la nación.

¿Qué nos está deteniendo?

Por muchos años, el gasto público, federal y de las entidades federativas y municipios, se vio enriquecido generosamente con la venta de petróleo. Eso se está acabando. Endeudarnos sólo retrasa el problema, pues algún día lo deberemos pagar, y con intereses. Cobrar más impuestos a la población en tiempos de crisis, bajo cualquier formato, resulta en un agravio para quienes los servidores públicos dicen atender. La opción restante, recortar gastos, que es lo que está haciendo cada mexicano en su casa, es la opción más lógica. Y, sin embargo, es la más complicada, porque las fuerzas políticas con representación en los Legislativos federal y locales, no quieren asumir la responsabilidad política de recortar partidas y puestos de burócratas, pero también porque han estado acostumbrados a vivir cómodamente a costa del erario.

Mientras esta visión prevalezca, mientras se vea más por el beneficio de grupo que por el de la nación, desperdiciaremos condiciones como país para acordar proyectos de interés general. Y mientras esto curra, seguiremos perdiendo el liderazgo regional e internacional que alguna vez tuvimos. (JAC)