Protestan trabajadores de Fiat por cierre de planta en Sicilia

ROMA, ITALIA.- Cientos de trabajadores de la empresa Fiat, de la localidad italiana de Termini Imerese, Sicilia, protestaron hoy ante el Parlamento en Palermo por el cierre programado de la planta de esa automotriz a partir del 2012.  

Los empleados de la planta del grupo automotriz declararon una huelga que, según los sindicatos, tuvo una adhesión de 100 por ciento de los trabajadores.  

Las centrales gremiales exigen el mantenimiento de la producción de automóviles en Termini Imerese y la salvaguarda de los puestos de trabajo.  

La planta de la Fiat en la localidad siciliana cuenta con mil 350 trabajadores y otros 600 más en las empresas vinculadas.  

El consejero delegado de la Fiat, Sergio Marchionne, reiteró el martes en Detroit que la planta de Termini Imerese será cerrada.  

'En este mercado hablar de rehabilitar la planta de Termini Imerese es de dementes; no lo haría nadie', declaró Marchionne e invitó a los sindicatos 'a tomar nota de la realidad'.  

Tras las declaraciones de Marchionne, en Termini Imerese las protestas se iniciaron de inmediato, con paros espontáneos y manifestaciones callejeras.  

Este miércoles, delegados de las centrales sindicales que agrupan a los trabajadores del sector automotriz establecieron una guardia en el ingreso de la planta y, según Roberto Mastrosimone, responsable de la Federación de Obreros Metalmecánicas (FIOM), nadie entró a laborar.  

Las protestas se extenderán a todas las plantas de la Fiat en territorio italiano, luego que los sindicatos, que se reunirán esta semana en Roma, decidan las modalidades.  

Según los expertos, cada vehículo producido en la planta de Termini Imerese cuesta en promedio mil euros más que los fabricados en los otros establecimientos de la Fiat en el mundo.  

Además, el sector automotriz internacional ha debido reestructurarse, tras la crisis económica global que provocó que las ventas de automóviles cayeran.  

El año pasado la Fiat adquirió el 20 por ciento de los activos del grupo estadunidense Chrysler, en una operación valorada en dos mil millones de dólares, y quedó al frente de la gestión de la nueva sociedad, con Marchionne como consejero delegado.