Justin Bieber es la figura de moda

LONDRES, INGLATERRA (16/MAR/2011).- La luz que irradia Justin Bieber comienza a dejar de ser meramente musical y se torna lentamente en una luminaria que conquista los espacios más diversos en la cultura pop. Y es que cuando se habla de Bieber, ya no es suficiente hablar sobre su música. Se ha convertido en una figura que lo mismo vende libros (como su autobiografía), aparece en el cine o en la televisión, impone el corte de cabello para la temporada y es el objeto de críticas o de adoración por igual. ¡Ah! Y desde ayer, cuenta con dos figuras de cera, que se transformaron de inmediato en la atracción para sus seguidoras.

Es difícil que pase un día sin que Justin Bieber tenga algún proyecto nuevo que anunciar o esté involucrado en algún chisme. También es difícil que no se hable de su vida romántica o familiar, algo que le pesa al joven que ha intentado por diversos medios mantener al margen de su meteórica carrera.

Lo cierto es que Justin no es una estrella convencional. Si bien pertenece a la generación de figuras populares que ahora dominan la escena discográfica, como Miley Cyrus, Selena Gómez y otros intérpretes adolescentes, él es un artista que arrancó su camino lejos de la sombra de la Casa Disney y en realidad, lejos de todo lo convencional. Al joven lo descubrió el cantante Usher gracias a los videos que el canadiense subía a YouTube. El resto es historia que se sigue escribiendo.

Juvenil pieza de museo
Si bien no se lo propuso, Justin Bieber ya logró algo que otros artistas con más kilometraje no han podido hacer: Entrar al museo, y no a cualquiera, sino al mismísimo museo de Madame Tussaud, cuya colección de figuras de cera sólo admite a grandes personajes tanto históricos como del arte pop y de la música.

Bieber cuenta con dos efigies, una en el Madame Tussaud de Londres, donde estuvo presente para la develación; y otra en Nueva York, donde quienes se encargaron de armar todo el bullicio fueron sus fanáticas.

En la capital inglesa, Justin se declaró “honrado” de ser elegido como la nueva figura del recinto, donde su imagen se convirtió de inmediato en la más asediada. El cantante se dio tiempo de posar junto a la pieza de cera, e incluso bromeó con el hecho de ésta tenga su viejo peinado.

Del otro lado del Atlántico, en la ciudad de Nueva York, la efigie de Bieber también fue develada ante impacientes fanáticas, que de inmediato comenzaron a tomarse fotos, abrazar y darle besos a la estatua. La locura y algarabía que existe alrededor del cantante no parece encontrar un límite próximo, aunque no siempre tiene consecuencias positivas.

Demasiada presión
Si bien las buenas noticias siguen siendo más, poco a poco Justin Bieber comienza a entender el precio que implica ser una estrella del pop a nivel mundial. Sin importar a qué ciudad vaya o con qué intención se presente, siempre se topará de frente tanto con sus fanáticas como con los paparazzi.
Y mientras a las primeras aprendió lentamente a manejarlas, con los segundos las cosas parecen ser más complicadas. Hace unas semanas, les hizo una seña obscena con la mano, misma que fue fotografiada y se convirtió en la comidilla de las publicaciones del corazón. Después tuvo otro incidente en el aeropuerto de Londres, donde empujó a un trabajador del lente que lo molestó supuestamente por su actitud agresiva.

El desgaste que Justin ha sufrido en los últimos meses también tiene que ver con la relación que aparentemente sostiene con Selena Gómez, otra estrella adolescente es asediada por los paparazzi y que también se está aclimatando al cruel mundo de la farándula. Aunque abiertamente no han aceptado ser pareja, sus apariciones en alfombras rojas y las escapadas privadas (que se convierten públicas gracias al asedio de los medios) dejan poco margen para la duda.

Pese a estos contratiempos, es difícil que algo le quite la sonrisa del rostro a Bieber, y espera que como las figuras de cera, su buena estrella permanezca invariable durante mucho tiempo.

Invade la pantalla
*El próximo 25 de marzo Justin Bieber se apoderará de las pantallas cinematográficas de la misma forma que ya lo hizo de la radio y la televisión. Y es que ese día llegará a México su película, Never say never, un documental donde el canadiense retrata su ascenso desde una estrella más del portal YouTube hasta una figura que vende millones de discos en todos los países donde se presenta.

*El documental, en 3D, llegará luego de batir marcas en Estados Unidos, donde recaudó 64 millones de dólares, lo que lo coloca como el tercer documental más exitoso de todos los tiempos.