Paula Markovitch lleva al espectador por un camino sinuoso

GUADALAJARA, JALISCO (26/MAR/2011).- Paula Markovitch quería vivir de escribir, pero vivía en Córdoba, Argentina; y allí se respiraba un aire marginal. Al ser hija de pintores sentía que llevaba el arte en las venas. Un buen día decretó: “quiero vivir de escribir, no sabía el precio que tendría que pagar, pero sin duda lo haría”, aunque la directora de la cinta El premio, largometraje mexicano en competencia del Festival Internacional de Cine en Guadalajara dice haber comprendido lo que costaría 20 años después de residir en México.

Al igual que Guillermo Arriaga en su momento con la lucha que entabló porque a los guionistas se les llamara escritores de cine, Paula apunta que el trabajo del guionista no es reconocido, “parece que es invisible, que no has hecho nada. Creo que debería reconocerse y concebirse como obra en sí misma, y la película debe entenderse como una puesta en escena y no como el todo”.

Elisa antes del fin del mundo, Temporada de patos y Lake Tahoe son algunas de las producciones en las que ha participado como guionista, por lo que enfatiza que aunque El premio, filme que ganó dos Osos de Berlín por la aportación artística, es llamada opera prima no considera que sea su debut en el cine, pero sí disfrutó de experimentar en la dirección.

“¿Qué significa pesimista?” es parte de los diálogos de la cinta de 120 minutos rodada en un pueblo de Argentina que cuenta la historia de una pequeña llamada Cecilia, y es precisamente dicho cuestionamiento el que la propia realizadora se hizo en algún momento, respuesta que dio pauta para llevar al espectador por un camino sinuoso en el que la cinta hace que el espectador se pregunte ¿qué debe decir? y ¿qué debe callar? en días de incertidumbre.

— ¿Qué significa pesimista para Paula Markovitch?
— “No sé qué significa para mí. Una persona me hizo notar que el pesimismo es esperanzador, porque cuando alguien es pesimista intuye que todo puede ir peor, pero no lo sabe y eso hace que no sea una derrota completa, eso me lo dijo una amiga y me pareció una buena interpretación, decir que el pesimismo es como una derrota con esperanza”.

— ¿Eso querías que sucediera en la película?
— “No sé lo que quería que pasara, sé lo que siento, y siento que quería comunicar que la alegría es una especie de planta extraña que crece en los desiertos, en los lugares más recónditos, por ello me interesaba mostrar momentos de plenitud infantil, de risa, de carcajada, todo en medio del desierto, del vacío y de la desolación, en ese sentido hay esperanza, porque en cualquier contexto puede aparecer la alegría”.

— Tras 20 años de residir en México, ¿qué sucedió para que eligieras dirigir una historia situada en tu país natal?
— “Más que una historia de mi país, la considero una historia de la infancia, y creo que es normal que un artista lo haga de esa manera. No sé si es una cuestión de países, más bien es de infancia, y la mía transcurrió en ese pueblo de Argentina, creo que necesitaba regresar a San Clemente”.

— Escribiste con Fernando Eimbcke la cinta “Lake Tahoe”, en la que el cineasta expone situaciones que se asemejan a tu puesta en pantalla, ¿consideras que es así?
— “Creo que todas las obras tienen que ver con un mismo inconsciente, en el caso de Lake  Tahoe siempre estuve obsesionada en mi trabajo como dramaturga, es mostrar un dolor sigiloso, un dolor que no se expone, que subyace, porque me gusta la dramaturgia en la que el espectador no entiende qué le está oprimiendo el corazón, porque a fin de cuentas no pasa nada. Ésa estructura es la que he estado investigando hace muchos años, y es la que trabajé con Fernando, él tiene un humor muy particular y la combinación del humor, de la frescura y la estructura que yo planteo, donde el dolor se percibe pero no se alcanza a dibujar, es una combinación muy interesante con una mancuerna artística única, porque lo que un artista hace solo nunca es igual a lo que hace con otros.  (Temporada de patos y Lake Tahoe) son obras que salieron del encuentro, de dos psiques y de dos universos y El premio es otra propuesta”.

EL INFORMADOR/ ALTAGRACIA LIZARDO MEDINA