Resguarda Museo Tuxteco tesoros olmecas

VERACRUZ.- El Museo Regional Tuxteco, ubicado en el municipio de Santiago Tuxtla, Veracruz, es guardián de algunas de las mejores piezas de la "cultura madre", la olmeca, como la cabeza de Nestepe, la más pequeña de las conocidas esculturas prehispánicas.

Situado en el Sotavento, a dos horas del puerto de Veracruz, a las faldas del cerro El Vigía, el recinto se inserta en la cotidianeidad de un pueblo mestizo que aún conserva tradiciones de la cultura que les dio identidad.

Reúne en su interior más de tres mil 600 años de historia, desde el preclásico hasta la Colonia, custodiado también por la mayor de las colosales cabezas olmecas.

El inmueble es un edificio que data de 1880, cuyo primer uso fue sede del ayuntamiento de Santiago Tuxtla. En 1916, en plena efervescencia de la Revolución Mexicana fue quemado y abandonado.

Para 1961 se instaló el museo, con la colaboración de los pobladores, quienes donaron las primeras piezas. Fue restaurado en su totalidad en 2004, lo que propició que la colección aumentara con más de 290 piezas procedentes de zonas como Bezoapan, La Joya, Manatí, Matacapan, Tres Zapotes y otras cercanas.

También fueron actualizados los contenidos, incluyendo una muestra de las culturas de algunas de las regiones de Mesoamérica, como la parte Centro de México, las culturas de Occidente, Oaxaca, Maya, Golfo, Huasteca, Centro de Veracruz y Sur de Veracruz.

Al ingresar al recinto se pueden apreciar figurillas de barro femeninas asociadas al culto de la fertilidad, cerámica distintiva de Teotihuacán, tiestos de la cultura Chupícuaro (Región Occidente) y alfarería muy característica de la tradición mixteca.

Además de figurillas mayas, vasijas huastecas, figuras de monos como motivo decorativo y caracoles cortados asociados con Ehecacozcatl (el joven del viento), que fue un tema recurrente de los artesanos en las culturas del Golfo.

También, las caritas sonrientes representativas de las culturas del centro de Veracruz e instrumentos musicales zoomorfos, hallados en la costa del Golfo.

Entre las piezas más importantes que presenta el museo están los bustos de madera, con más de seis siglos de antigüedad; hachas de jadeíta, y restos óseos de niños, provenientes del sitio El Manatí, considerado por los olmecas como un lugar sagrado.

Pero la "cultura madre" amplió sus contactos e influencias más allá de las fronteras territoriales del actual estado de Veracruz, como lo demuestran las pinturas rupestres, con una antigüedad de dos mil 500 años, que se localizan en Oxtotitlán, estado de Guerrero.

En estos vestigios prehispánicos, sitos en el interior de una cueva, actualmente expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) retiran impurezas para ampliar el horizonte del conocimiento en torno a este pueblo original.

Tales manifestaciones, que fueron plasmadas entre los años 900 y 600 a.C., son objeto de trabajos de restauración que comenzaron en días pasados, tendientes a lograr el hallazgo de nuevas imágenes, que permitan profundizar sobre el discurso pictográfico.

Las labores de limpieza, consistentes en el retiro de capas de suciedad y sales, forman parte del proyecto de conservación integral que desde 2002 efectúan expertos en el sitio arqueológico enclavado en la región de la Montaña Baja, en Guerrero.

Los trabajos iniciaron el 10 de julio pasado y concluirán en las primeras semanas de agosto, e incluyen la colocación de cédulas informativas para el visitante.

De los grupos de inscripciones sobresale el de la Gruta Norte, en particular el Panel 4, que ocupa tres metros cuadrados, donde se encuentran imágenes rupestres bicromas (rojo y negro) de jaguares y un rostro de perfil que presenta atributos olmecas.