Un trago de amor, traición y Tequila, la historia de una pasión

GUADALAJARA, JALISCO (03/NOV/2011).- La inmensidad del paisaje agavero jalisciense que el cineasta Sergio Sánchez conoció al hojear una revista hace más de tres años lo impactó de tal manera que decidió captarlo en el celuloide; confeccionó una historia alrededor de éste y dio como resultado una película que mañana será proyectada en los cines mexicanos: Tequila, la historia de una pasión.

“Quería plasmar una historia muy mexicana, que evidentemente contara un poco el espíritu que hay detrás del tequila, no nada más como bebida sino como un lugar que nos distingue como mexicanos, una cultura que nos hace distintos al resto del mundo”, comparte el director.

Para lograr la textura que el realizador tenía en mente “decidimos contar el cuento en el pasado, y recrear una época es complicado, pone a toda la gente a trabajar en otra dinámica, te pone a estudiar Historia, también te involucra a ti, te sensibiliza y eso es padre, le da otra dimensión al proyecto”, pues el filme se desarrolla en los años cuarenta.

Una vez que Sánchez tenía en mente lo que quería hacer comenzó a meditar en los talentos que darían vida a sus personajes, pensó en Angélica Aragón y diseñó a Remedios, una férrea y amorosa madre de aquél entonces con la imagen de la experimentada actriz en mente, un guión hecho a la medida.

“¡Yo no supe de eso hasta hoy!”, confesó Aragón a la prensa cuando escuchó del director el origen de su personaje, que dramatiza junto a Daniela Schmidt, Unax Ugalde y Salvador Sánchez, los protagonistas del romance de época.

Y es que Tequila recrea la vida de Lola (Schmidt) y Vicente (Sánchez), una pareja dueña de una hacienda tequilera donde la mujer sostiene un idilio con Antonio (Ugalde), el sobrino de su marido. “De entrada esa circunstancia es escandalosa en cualquier momento histórico, lo que me encanta es que finalmente no se trata de la traición, de la rebeldía, se trata del amor”, añade la protagonista, Daniela Schmidt.

Además de paisajes agaveros jaliscienses y las haciendas del siglo pasado, en la película se deja ver la actriz junto a Ugalde en tórridas escenas de amor y pasión, que según explica la protagonista no fue lo más difícil de dramatizar.

“Más que costarme trabajo la desnudez física, creo que lo que cuesta más trabajo es desnudar el alma, desnudar la verdad, como actor eso es lo que me intimida más, que yo pueda estar en el aquí y en el ahora conectada con el sentimiento, con el otro, ser Lola, estar en los años cuarenta, despojarme de todo lo que es Daniela y transmitir lo que estoy sintiendo”, expresa la actriz.

Sánchez es espectador antes que director, y con esta premisa en mente, durante la realización de Tequila fue  la opinión del público la voz determinante en los detalles del filme; hubo retroalimentación que el cineasta aprovechó para corregir sobre la marcha.

La naturalidad como punto clave

Otro de los factores que enriqueció el resultado final fue la naturalidad con que se involucró un segmento del reparto, pues los habitantes de Tequila se ofrecían para enseñarles a jimar el agave y poco a poco se inmiscuyeron en al película hasta el final, dándole un toque de realismo por encima de la ficción.

“Es tan cercana a nuestra manera de sentir, de actuar, de enamorarnos, porque finalmente somos mexicanos y a pesar de los años no hemos cambiado tanto, a pesar de la idea de que ya somos ciudadanos de la modernidad en este planeta creo que todavía estamos muy arraigados a la tierra, a nuestra historia precolombina, que todavía necesitamos encontrar una manera de acomodar eso dentro de esa modernidad en la que nos desenvolvemos”.

Es la opinión que le merece a Angélica Aragón la manera en que la película plasma la idiosincrasia mexicana con respecto al estilo de vida actual, y sobre su actuación en ésta, al encarnar a Remedios, no tarda en compartirla: “Refleja el caso de muchas mujeres, no sólo de aquél entonces sino de hoy en día, que son madres solteras, que en un mundo de hombres como es el caso de estas haciendas tequileras tiene que sacar adelante a su hijo varón ante un desmoronamiento de las estructuras morales”.

Tras conflictos económicos y una reestructuración del guión, Sergio Sánchez pudo concluir su opera prima y transmitir esa consigna que lo acompañó durante toda la realización, que ya comienza a cosechar reacciones: “Lo que queríamos contar es que esas leyendas y esos lugares son los que nos hace ser como somos, nada más”.


''Quería plasmar una historia muy mexicana que contara el espíritu que hay detrás del tequila, no nada más como bebida sino como lugar que nos distingue.''
Sergio Sánchez, director.