Inicia en Cuba nueva relación Iglesia-Estado

LA HABANA, CUBA (21/MAY/2010).- El Gobierno comunista de Cuba reconoció a la Iglesia Católica como su “interlocutor” después de medio siglo, dijo el cardenal Jaime Ortega tras una reunión de más de cuatro horas con el presidente Raúl Castro.

El encuentro, donde ambas partes abordaron el sensible tema de los presos políticos cubanos, es el primero oficial sostenido por Castro con líderes católicos desde que reemplazó hace dos años en el poder a su enfermo hermano Fidel y se prolongó por más de cuatro horas.

“Salí satisfecho de la reunión”, dijo el cardenal Ortega durante una conferencia de prensa en La Habana.

Según Ortega, la reunión en la que solicitó la excarcelación de presos políticos, fue importante porque sirvió para superar “viejos agravios” y “caminar por estas nuevas pistas”, aunque no aclaró posibles plazos o fórmulas para resolver la situación de unos 200 disidentes que permanecen tras las rejas.

“El encuentro tiene el valor, primero, de apoyar esta gestión mediadora de la Iglesia, pero al mismo tiempo, el reconocimiento del papel de la Iglesia, el reconocimiento de la Iglesia como interlocutor”.

Para ilustrar la trascendencia de la reunión, el cardenal cubano dijo que no trataron con Castro problemas ni demandas de la Iglesia para su accionar en la sociedad, sino que se limitaron sólo a dialogar sobre Cuba, sus problemas y su futuro.
“Es un camino abierto con perspectivas y esperanzas”.

Esta no es la primera intervención de la Iglesia Católica en asuntos internos de la isla en los últimos meses.

En abril, el cardenal Ortega advirtió que la isla enfrenta una situación “muy difícil” y dijo que la demora del Gobierno en introducir cambios económicos “produce impaciencia y malestar”.

También a comienzos de mayo, el prelado medió para que las autoridades frenaran el acoso de militantes comunistas a las Damas de Blanco, un grupo de madres y esposas de presos políticos que marchan todos los domingos por una avenida de La Habana.

En su comparecencia informativa, el arzobispo quiso dejar muy claro que esta relación es entre el Gobierno y la Iglesia “de Cuba” y aclaró que esas conversaciones no están relacionadas con la visita en junio del canciller del Vaticano, Dominique Mamberti, a la isla ni con cualquier otro factor internacional.

TELÓN DE FONDO

Catolicismo en La Habana

Las relaciones entre la Iglesia Católica y las autoridades comunistas de Cuba han pasado por difíciles momentos en los últimos 50 años.

Desde 1959 con la revolución cubana, la relación entre la Iglesia Católica y el Estado ha sido mala. Cuba ha experimentado a lo largo de su historia el Estado laico y el confesional. Al nacer la República en 1902, fue declarada como Estado laico. En la Constitución de 1976, la isla vuelve a ser confesional, es decir, perteneciente a la religión católica. En 1992 se presenta el Estado laico de nuevo, pero en 1998, con Fidel Castro como presidente de Cuba (1976-2008), el entonces Papa Juan Pablo II visitó la isla y mejoró la relación entre la Iglesia y el Gobierno. De hecho, luego de la visita del Pontífice, Fidel Castro liberó a unos 300 presos políticos como una muestra de aceptación a la Iglesia.

Desde entonces la relación entre ambas ha mejorado gradualmente. Varias personalidades del Vaticano han aterrizado en La Habana desde entonces, como parte de la recuperación de las relaciones.

Fariñas espera propuesta del clero para reconsiderar huelga de hambre

El periodista opositor cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre desde hace 86 días para exigir la liberación de presos políticos, dijo que espera una propuesta de la Iglesia Católica para reconsiderar su protesta. El opositor reclama la liberación de 26 presos políticos --de un total de 200 según la oposición-- en mal estado de salud, pero no descartó reconsiderar su exigencia conforme al resultado de la negociación de la Iglesia.

Fariñas señaló que el martes recibió la visita de dos sacerdotes católicos,  emisarios del cardenal Jaime Ortega, quienes le pidieron tener “calma”, pues  habría conversaciones entre las máximas jerarquías del Gobierno y la Iglesia sobre la situación de los presos y que regresarían con una propuesta concreta.

Otro disidente político, Orlando Zapata, murió el 23 de febrero tras protagonizar una huelga de hambre de 86 días mientras se encontraba encarcelado. Por ese motivo, un día después Fariñas comenzó su huelga de hambre.