Internacional | Llegó hace 20 años y enfrentó muchos problemas por la comunicación Mexicana brinda ayuda a otros inmigrantes Cecilia Ramírez auxilia a migrantes al recordar los problemas que enfrentó por las barreras del idioma Por: AP 25 de enero de 2014 - 08:35 hs Aprender el idioma le abrió las puertas a un nuevo mundo que no hubiera sido posible sin hablar inglés. ARCHIVO / WISCONSIN, ESTADOS UNIDOS (25/ENE/2014).- Cecilia Ramírez es bilingüe, trabaja por horas en tres sitios distintos, es voluntaria en su iglesia y en otras organizaciones comunitarias, y además estudia enfermería. Todas estas actividades parecían algo muy distante hace 20 años, cuando vino a Beloit desde México con su marido, quien había sido contratado por una firma local. La pareja se radicó allí y tuvieron hijos, pero enfrentaron muchos problemas de comunicación. "Necesitaba alguien que me tradujese hasta para comprar pañales. No sabía cómo distinguir las medidas", relató. Hoy Ramírez, quien tiene dos hijos, sonríe al recordar las cosas por las que pasó antes de aprender a hablar inglés. No obstante, esas experiencias le permiten comprender por lo que pasan otras familias hispanas que se incorporan a la comunidad. Ramírez quiere ayudar. Es la única colaboradora con sueldo de la Latino Service Providers Coalition (Coalición de Proveedores de Servicios para los Latinos). Su oficina se encuentra en el antiguo edificio de la Brother Dutton School y en ella trabaja con clientes hispanos que le llevan diversas inquietudes. Muchas de las personas que se presentan viven en un universo paralelo, en una realidad distinta. Se radicaron aquí, pero no entienden el idioma, las tradiciones ni las costumbres y tampoco las leyes, lo que les impide integrarse a la comunidad. Cualquier trámite burocrático los abruma, especialmente cosas como los certificados de nacimiento. "Ayudo a las familias a modificar los certificados de nacimiento", declaró Ramírez al periódico Beloit Daily News. En México, por ejemplo, un niño a menudo no tiene un segundo nombre. Dice que ella se llama en realidad Cecilia Ramírez Montes. Ramírez por su padre, Montes por su madre. Esa tradición de dos apellidos, sin embargo, no siempre es bien entendida en este país y con frecuencia genera malos entendidos al prepararse un certificado de nacimiento en un hospital. Algunos piensan que el apellido paterno es en realidad el segundo nombre. A veces ponen una inicial en lugar del apellido paterno, cuenta Ramírez. Y no falta quien al final de un apellido ponga una "s'' en lugar de una "z'', o al revés. Los padres que no saben inglés a veces no mencionan las discrepancias hasta que los hijos son adolescentes, quieren sacar una identificación o una licencia de conducir y surgen problemas. Si ha habido discrepancias, la familia tiene que ir a los tribunales para cambiar el nombre, pagar los costos del trámite y publicar el cambio en un diario local, indicó Ramírez. También hay que modificar a veces la tarjeta del Seguro Social. "Es algo muy costoso, especialmente si hay dos o tres chicos, si no es que más", dijo la mujer. Otra razón para tener los documentos en orden es que algunas familias quieren tener doble ciudadanía, estadounidense y mexicana. Los servicios de la coalición asisten a unas 100 familias por mes. Una mujer a la que ayudó le dijo a Ramírez que ya estaba haciendo las valijas porque recibió una carta del tribunal del condado de Rock y supuso que la estaban deportando. La carta, sin embargo, resultó ser una citación para que hiciese de jurado. Esos son apenas algunos de los malos entendidos que se pueden producir cuando hay barreras idiomáticas y culturales. Ramírez también los deriva a agencias y servicios donde haya gente que habla español, incluidos médicos, refugios, asesores, bancos, notarios, grupos de apoyo, servicios para víctimas de violencia doméstica, viviendas, iglesias, clases de inglés, expertos en asuntos de inmigración, escuelas, programas para niños, seguros, consulados y doble nacionalidad. Pronto Ramírez se dio cuenta de que no quería vivir aislada, sin saber el idioma ni poder manejar, y sin poder ir de compras sin un intérprete. "Fue horrible. Me sentí muy mal", cuenta. Se enteró de que había un programa llamado Even Start en el que los adultos podían tomar clases de inglés mientras sus hijos eran atendidos y aprendían de paso también el idioma. Fue entonces que su mundo comenzó a cambiar. Los primeros tiempos fueron difíciles. "Lloraba todos los días al regresar a casa", expresó. Pero los progresos de sus hijos la alentaron. "Un día, cuando regresé a casa, mi hijo de dos años me dijo 'mami, sé los colores en inglés'. Y me los recitó. Pensé que debía seguir intentándolo por ellos". Un autobús recogía a las familias y las llevaba al Kolak Education Center del Roosvelt Building para las clases. "Me siento muy agradecida hacia el distrito escolar por esos autobuses", dijo Ramírez. El chofer era agradable y le hablaba. "Yo asentía, pero no entendía una palabra de lo que me decía", indicó la mujer. Años después se encontraron de nuevo y ella le contó lo que le había sucedido. Ambos se rieron al recordar. Aprender el idioma le abrió las puertas a un nuevo mundo que no hubiera sido posible sin hablar inglés. Algunos años después sacó su licencia de conducir, otro gran logro para una mujer madre de dos hijos con una vida atareada. "Me sentí libre" después de pasar el examen, señaló. Lleva 12 años trabajando a tiempo parcial en el Stateline Literacy Council, como secretaria, oficio que aprendió en México. También colabora en el Premier Care y toma clases de enfermería en al Blackhawk Technical College. Ramírez dice que sabe por lo que están pasando otras familias hispanas y quiere ayudar. "Sé lo que es no entender una factura o no poder hacer una cita. Esta comunidad necesita mucha ayuda". Temas Mexicanos en el extranjero Estados Unidos Migrantes Mexicanos Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones