Sábado, 01 de Noviembre 2025
Internacional | Hecho inédito en las relaciones entre Iglesia y Revolución cubana

Presidente Raúl Castro asiste a la inauguración de un seminario católico

Primera construcción de la Iglesia católica durante la revolución que llegó al poder hace más de medio siglo

Por: EFE

En la actualidad, un 60% de la población cubana se considera católica. ARCHIVO  /

En la actualidad, un 60% de la población cubana se considera católica. ARCHIVO /

LA HABANA, CUBA (03/NOV/2010).- El nuevo seminario católico San Carlos y San Ambrosio, ubicado a las afueras de La Habana e inaugurado hoy, supone un hecho inédito en las relaciones entre la Iglesia católica y la Revolución cubana, que en el último medio siglo han pasado por momentos de crisis, tensiones y altibajos.

Actualmente la relación vive una nueva etapa, de mayor distensión, a partir del proceso de diálogo abierto este año entre el presidente Raúl Castro y la jerarquía católica de la isla que ha dado como fruto un proceso de excarcelación de presos políticos todavía en curso.

También este año Cuba recibió la visita del secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti, el más alto representante de la Santa Sede que ha viajado a la isla desde 2008, cuando estuvo el secretario de Estado Tarcisio Bertone, para el décimo aniversario de la histórica visita de Juan Pablo II.

El cardenal Bertone se convirtió entonces en el primer dignatario internacional recibido por Raúl Castro, tras asumir oficialmente la Presidencia de Cuba.

Un artículo publicado en abril de 2010 en la revista Palabra Nueva, de la Archidiócesis de La Habana, señaló que las relaciones entre el Estado y la Iglesia en Cuba se encuentran en un período de "expresiones" y "gestos" nuevos.

Así, parece que queda atrás el progresivo deterioro y alejamiento entre ambas instituciones que comenzó en los primeros tiempos de la Revolución castrista, cuando se declaró marxista-leninista.

En 1961, el régimen cubano expulsó a un obispo y 131 sacerdotes e intervino los colegios católicos y los centros asistenciales de salud donde prestaban servicio religiosas.

En 1963, de 800 sacerdotes católicos sólo quedaron en activo en la isla unos 200, tras la expulsión de los primeros 131 y la salida posterior por "propia voluntad" de 470.

Las comunidades religiosas femeninas pasaron de 158 a 43: de dos mil 500 monjas quedaron 300, mientras que las órdenes católicas masculinas descendieron de 87 a 17.

Mientras, la Revolución liderada por Fidel Castro ya se había proclamado "socialista". Más tarde el Estado pasó a calificarse "ateo", hasta que en 1992 esa definición fue sustituida en la Constitución por la de "laico".

En 1986, la Iglesia católica celebró el primer Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), que sentó las bases para replantear un plan pastoral adaptado a una nueva realidad social.

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubanos vivieron un nuevo deterioro en 1990, tras un intercambio de cartas entre la Conferencia Episcopal y el presidente Fidel Castro, y una posterior critica pública de éste a los obispos.

Uno de los peores momentos se produjo cuando en 1993 los obispos de la isla publicaron la carta pastoral titulada "El amor todo lo espera", en el que pedían a las autoridades del país que abrieran un proceso de diálogo "entre todos los cubanos" y "cambios reales" en los aspectos económico, político y social.

El documento generó una fuerte crítica en los medios oficiales de la isla contra la jerarquía e la Iglesia católica local.

En los años siguientes se aplicaron una serie de medidas económicas en el país para enfrentar la crisis creada en la isla tras el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la Unión Soviética y que fueron creando un clima que favoreció el viaje que realizó el papa Juan Pablo II en enero de 1998.

La histórica visita pastoral del desaparecido pontífice fue el acontecimiento que definitivamente marcó el inicio de un período que ha facilitado gradualmente una proximidad y "una lenta, pero progresiva mejoría", en palabras del cardenal Jaime Ortega, la máxima autoridad católica en la isla.

Con la visita de Juan Pablo II, Cuba levantó la prohibición de las procesiones públicas, la Navidad fue retomada como una celebración oficial, fue autorizado el ingreso al país de sacerdotes y religiosas, y fueron permitidos esporádicos mensajes litúrgicos en los medios de comunicación oficiales.

El mensaje de Juan Pablo II en esa visita fue "que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba". Así lo repitió su sucesor, Benedicto XVI, lo que fue interpretado como "un espaldarazo" a la misión de la Iglesia de la isla y su contribución a dar una imagen a favor de Cuba a nivel internacional.

No obstante, la Iglesia católica insiste en recuperar en Cuba su misión social, en la necesidad de un reconocimiento legal, y mantiene vigentes sus demandas al Gobierno, de mayor acceso a los medios de comunicación estatales más importantes, al sistema educativo y sanitario, la construcción de nuevos templos, el fomento de las vocaciones y de la presencia de religiosos y sacerdotes.

En Cuba todos los medios masivos de comunicación son de propiedad estatal y se rigen por las orientaciones ideológicas del gobernante Partido Comunista.

Desde hace algunos años han aumentado los contactos entre la Iglesia y el Gobierno, las procesiones públicas, algunos templos han sido devueltos y desde diciembre de 2008 se han regularizado los oficios religiosos de misas en algunas cárceles de la isla.

En la actualidad, según datos del Arzobispado de La Habana, un 60% de la población cubana (11.242 millones de habitantes) se considera católica en referencia a la cifras de personas bautizadas, hay unos 650 templos, 340 sacerdotes y unas 600 religiosas.

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