Fieles realizan Visita de los Siete Templos

GUADALAJARA, JALISCO (28/MAR/2013).- Los ataques de ansiedad continúan. Y aunque van disminuyendo conforme pasan los días, el fantasma de aquel suceso sigue vigente en su mente.
 
Él le llama depresión. Hay miedo en sus ojos y por más que sonríe, no puede disimular que, al hablar de lo que pasó, le hace revivir el momento.
 
Juan Miguel Saucedo no pasa de los 35 años de edad, es robusto y tiene ojos verdes. Trabaja como chofer de camión, y hace 15 días sufrió un robo con violencia. Pero quienes lo asaltaron, no sólo le quitaron el dinero de la ruta, también lo golpearon en la cabeza con una pistola.
 
Es Jueves Santo y decidió salir de Miravalle para ir con su esposa, hijos, suegra y tíos, a la Visita de los Siete Templos, al centro de Guadalajara.
 
Después del robo, Juan Miguel no quiso salir de su casa, y fue hasta el pasado martes cuando volvió a las calles, aunque con sus reservas.
 
Dice que es tradición familiar acudir a visitar los templos. Esta vez pedirá a Dios que le dé salud física y mental para salir del episodio en que se encuentra, y así poder continuar con su vida, más tranquilo.
 
-Es lo importante, pedir por la salud de uno, qué más.
 
-¿Tiene algún familiar que esté enfermo?
 
-Pues no, más bien yo. Tengo depresión y ataques de ansiedad, es que me robaron hace 15 días; si ya se iban a llevar el dinero, pues para qué golpearlo a uno.
 
Para la visita, con el intenso calor y tanta gente, decidió cargar una silla para descansar por momentos, y aguantar la visita a siete iglesias. La primera fue el templo de Aranzazú, después la Catedral y La Merced.
 
Visita resumida
 
La señora María del Socorro Araiza descansa en una de las paredes del atrio de La Merced, mientras espera a su hija y nietos, que fueron a comprar agua a la farmacia que se encuentra frente al templo.
 
Es la segunda vez que sigue la tradición de visita a los siete templos, que representa acompañar a Jesucristo en su calvario.
 
Pero María del Socorro resumió las siete visitas en una, y en una sola iglesia rezó lo que reza en las siete.
 
"Traemos a un nieto que es muy inquieto, y luego, yo, con mucha gente, me empiezo a 'enjaquecar'; mejor ya nos vamos. Lo que cuenta es la fe que uno tenga, y que cuando se rece, se haga con devoción, desde donde sea".
 
En sus manos trae una oración impresa en una hoja blanca enmicada. Dice que así se le protegen más sus oraciones, pero que también las utiliza para darse aire, como si fuera un abanico.
 
Más adelante, en el templo de Aranzazú, Evangelina Sandoval es de Sonora, pero vive en Arizona, Estados Unidos. Está de visita en Guadalajara con sus sobrinos, y pidió que la llevaran a hacer la visita por los templos.
 
"Estoy feliz, imagínese, allá (En Estados Unidos) sólo puedo ir con el Santísimo en Jueves Santo, pero nada más los hispanos seguimos esas tradiciones, para nada es lo mismo; aquí es mucho más bonito".
 
Asegura que durante la reflexión que hace en cada templo, lo importante es meditar y orar, para que los tiempos vengan mejores.
 
"¡Ya, aplácate!"
 
Son alrededor de las 16:00 horas, y en el Centro de Guadalajara hay sonidos de todo tipo, y se oyen al mismo tiempo.
 
El punto: Avenida Hidalgo, frente a la presidencia municipal tapatía. Una señora con discapacidad visual toca en el órgano la canción "Una página más", y por momentos, alguien la tararea.
 
Justo a un lado está una tienda de ropa en donde, a todo volumen, se escucha a Ricky Martin.
 
A esto se suma los reclamos de una mujer, a uno de sus cuatro hijos, quienes también visitaron el centro para ir de templo en templo.
 
Le grita a su hijo: "!Ya, aplácate¡" "!Vas a ver, en serio, no te vueles porque ya sabes cómo te va". El niño ni se inmuta y sigue brincando, que fue lo que molestó a su mamá.
 
Y justo a unos metros, se escucha "Lleve la empanada, llévela, de calidad", en voz de uno de los vendedores de este tipo de panes rellenos que se comercializan en la Semana Santa, en el Centro Histórico tapatío.
 
EL INFORMADOR / THAMARA VILLASEÑOR