Incendio en La Primavera, desde la mirada de vecinos

GUADALAJARA, JALISCO (29/ABR/2013).- El humo cubría parte del cielo zapopano. Desde La Gran Plaza un cielo azul y con matices de gris dominaba a lo lejos. En la cercanía, justo en Pinar de la Venta, parte del Bosque La Primavera estaba encendido.
 
Algunos brigadistas se acercan a la zona, bajan de una camioneta esperando indicaciones, con los ojos bien abiertos, atentos. Entre ellos, sin uniforme que los distinga, caminando como si no tuvieran un incendio a lado de su casa, los vecinos se miran, platican.
 
Uno de ellos observa al filo de la cerca de su hogar, con un niño en brazos, el humo que sale detrás de un cerro. Su semblante con cierta tranquilidad revela el tinte de sus palabras: "Es parte de lo normal, es el ciclo del bosque. La parte que no se quemó el año pasado se prendió ahora".
 
Limpiaba su jardín, el mismo donde llegaban brigadistas bañados en sudor con palas y rastrillos en la mano, y un caminar que parecía extinguir sus últimas fuerzas. Inmediatamente buscaban agua; después, personal de protección civil les acercaba tacos cubiertos con papel aluminio. Cerca de ellos, en una mesa ya esperaba la lechuga que tomaron con fruición, la misma con la que llevaban la comida a su boca.
 
Casi al mismo momento otro hombre, quien vestía pantalón de mezclilla y camisa azul, se acercó. En una mochila cargaba con la experiencia y conocimiento sobre el bosque, el mismo que vio arder un día antes. "Ayer estaba peor, el humo te calaba en los ojos. La franja cruzaba todo", y señalaba gran parte del panorama que tenía al frente.
 
"Yo andaba allá, me tocó ver todo, hasta que llegaron los del Ejército y me dijeron que me fuera", dijo Francisco Hernández. Platica cómo ir de un lugar a otro en la zona incendiada, los senderos y el tipo de camino que se debe superar para apagar las llamas.
 
Comenta que los policías que llegaron no saben nada,"los que saben son los de la Conafor". Al preguntarle del apoyo que se les da a los brigadistas, Francisco menciona que ahora no aceptan mucho apoyo: "No sé si sea por orgullo, pero ahora sí vinieron más preparados".
 
Es inevitable preguntar si el incendio fue provocado, a ello el vecino presume, con un aire perspicaz, que los siniestros siempre empiezan en fin de semana cuando hay menos revisiones y seguridad; y termina, los que queremos el bosque lo cuidamos.
 
Ahora el humo se hace más claro, los helicópteros no sobrevuelan más. "Para qué los trajeron, no más para que les tomen fotos", e intercambia impresiones con otro vecino que se integra a la conversación.
 
Pasaban los brigadistas y Francisco platicaba de negocios, casual, cotidiano para alguien que ha vivido años a lado del Bosque, una Primavera que conoce como el mejor de sus vecinos
 
EL INFORMADOR / SAÚL PRIETO