Jalisco | Operadores se niegan a brindar el servicio a personas con discapacidad Municipios del interior no cuentan con unidades adaptadas Fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara, sólo Puerto Vallarta cumple con 10% de camiones con rampa para sillas de ruedas Por: EL INFORMADOR 3 de junio de 2012 - 03:22 hs Los usuarios del transporte público adaptado tienen que esperar hasta hora y media para abordar las unidades. / GUADALAJARA, JALISCO (03/JUN/2012).- En la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) se cumple con el acuerdo de que 10% de unidades adaptadas cuente con rampas para personas con discapacidad; funcionan alrededor de 500 con esta adecuación. También por ruta se cubre el porcentaje de camiones especiales. Sin embargo, fuera de la metrópoli se dificulta contar con camiones con rampa porque hay lugares donde sólo se tienen una o dos unidades, señaló el jefe de Planeación y Supervisión del Transporte Público de la Secretaría de Vialidad y Transporte, Daniel Villanueva. Fuera del área metropolitana sólo Puerto Vallarta cuenta con 10% de autobuses especiales. Aunque en al metrópoli se cumple con lo establecido, existen ocasiones en las que una ruta no tiene operando todas las unidades con rampa, la causa principal son descomposturas u otro caso extraordinario, reconció el funcionario. “Todas (las rutas) tienen 10%, nada más que de manera extraordinaria algunas van a estar fluctuando entre un poquito más o puede que tengan menos, porque alguna (unidad) esté en reparación”. En cuanto a las frecuencias de paso de los autobuses adaptados para discapacitados, comentó que es muy variable dependiendo de cada ruta y el número de camiones con que cuenta. Acerca de las quejas relacionadas con la prestación del servicio en las unidades adaptadas para discapacitados, destaca la negativa de los operadores a brindar el servicio. De las quejas que tiene la Secretaría de Vialidad y Transporte, no hay un dato exacto de cuántas inconformidades corresponden específicamente al tema de un mal servicio de las unidades con rampa. Las inconformidades se incluyen en el apartado de quejas por un mal servicio o proporcionarlo fuera de las condiciones autorizadas. Además, no se hace una diferenciación de la persona que emite el señalamiento, queda como usuario, no como persona con discapacidad, comentó el funcionario. DERECHOS HUMANOSSin quejas Desde 2011 a la fecha la Comisión Estatal de Derecho Humanos Jalisco (CEDHJ) no tiene registro de quejas interpuestas por discriminación o intolerancia hacia usuarios con discapacidad en rutas de transporte público con rampa, lo que se atribuye a una falta de cultura de la denuncia. PARA SABERInconformidades En los reportes que recibe el Centro de Información al Usuario (CIU) del Organismo Coordinador de la Operación Integral del Transporte (Ocoit), no se especifica cuántas quejas corresponden a un trato inadecuado relacionado con la rampa para pasajeros que utilizan sillas de ruedas. En 2011 el CIU capturó cinco mil 307 reportes, de los cuales cuatro mil 840 fueron quejas, 103 consultas y sólo 39 felicitaciones, entre otros apartados relacionados con la prestación del servicio de transporte público. De acuerdo con funcionarios del Ocoit, en el renglón de quejas por camión en mal estado, que fueron 94 el año pasado, se incluyen los señalamientos por fallas en las rampas. Resulta que un pretexto utilizado por algunos choferes es que no sirve el mecanismo, por lo tanto, en ocasiones no permiten el abordaje de personas con discapacidad. Existe otro apartado en el que se recibieron 43 reportes, es por discriminación a discapacitados. Durante 2012, de enero a abril, suman mil 129 los reportes recibidos por el CIU, de los cuales 28 se refieren a camiones en mal estado y uno por discriminación a discapacitados. EL DATOEl acuerdo En el Periódico Oficial el Estado de Jalisco se publicó el 3 de marzo de 2005 un acuerdo en el que el ex gobernador, Francisco Ramírez Acuña, autorizó un incremento a la tarifa del transporte público condicionando una parte del alza (0.50 pesos) a que 10% de unidades en cada ruta contaran con rampa para personas con discapacidad. “El incremento adicional a la tarifa autorizada por el presente acuerdo, que entrará en vigor el 15 de diciembre del año 2005, será aplicable una vez que las empresas transportistas acrediten ante la dependencia competente en materia de vialidad, tránsito y transporte del Estado que han cumplido con el incremento de 10% del parque vehicular de cada ruta, destinado y equipado para el servicio de personas con discapacidad y personas de la tercera edad, y tengan funcionando el sistema de prepago”, establece el documento. Reclaman mejora en el servicio El servicio de transporte público de la metrópoli sigue en deuda con las personas con discapacidad, asegura el presidente de la Federación de Asociaciones a Favor de Personas con Discapacidad, A. C., Jesús Hugo Monroy Pedroza, pues además de que las unidades adaptadas son insuficientes, sin cumplir con la ley, no son las adecuadas para sus necesidades, por lo que solicita se concedan recursos a la Entidad y se inviertan en la correcta adecuación de vehículos de transporte especiales. La incorporación de autobuses con rampas, como medida de movilidad incluyente en la Zona Metropolitana de Guadalajara, la describe como “peor es nada”, pues lo ideal son los camiones híbridos de cama baja, y aunque favorece, sobre todo, a usuarios del transporte que utilizan silla de ruedas, señala que es un porcentaje mínimo de unidades que tienen garantizada la grúa de ascenso y acceso, lo que implica largas esperas de hasta hora y media para abordar las unidades especiales, cuando además se enfrentan a que varias de ellas están “descompuestas”, o en ocasiones no les dan la parada. Monroy Pedroza, quien se desplaza diariamente en una sillas de ruedas, insiste que el Código de Asistencia Social de Jalisco, en vigencia desde 1998, y a más de dos años de aprobarse la Ley para la Atención y Desarrollo Integral de Personas con Discapacidad en el Estado de Jalisco, que establecen deberá contarse con el parque vehicular adaptado de acuerdo al padrón estatal de personas con discapacidad, y no limitarse a que sea 10%, como lo determinó el ex gobernador Francisco Ramírez Acuña. Además, indica, las autoridades y operadores incurren en discriminación hacia este sector de la población, pues el representante civil planteó una serie de adecuaciones para las unidades de transporte articulado, y la mayoría de ellas no han encontrado eco ante instancias gubernamentales, y señala que tampoco se ha sensibilizado a los conductores de las unidades adaptadas para evitar malos tratos a usuarios con limitaciones físicas. La directora adjunta de Quejas y Reclamaciones del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), Ilda Téllez Lino, acepta que es escaso el diseño universal de políticas y entornos como forma de inclusión social, siendo la indiferencia una de las trabas que más problemas les causa a quienes tienen algún impedimento físico y que ha convertido a este grupo de población a ocupar el segundo lugar de las personas con mayor número de denuncias ante el organismo por maltrato o discriminación, principalmente referidos en materia de accesibilidad en espacios urbanos. Héctor Figueroa Solano, Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal para la Atención e Inclusión de las Personas con Discapacidad (COEDIS), integrado por representantes de secretarías como Vialidad y Transporte, Desarrollo Urbano y la propia CEDHJ, manifiesta que se busca que la autoridad cree y garantice ambientes, condiciones y rutas accesibles para las personas con discapacidad, y revela que el Congreso del Estado se avoca actualmente sobre una legislación específica sobre movilidad inclusiva. CRÓNICAOdisea sobre ruedas Un traslado cotidiano. Una travesía. Desde una perspectiva más baja se emprende un recorrido sobre silla de ruedas por el Centro de la ciudad. Lo más difícil: pasar los “muros” de la indiferencia, que apenas permiten el paso sobre la abarrotada acera, también llena de desniveles y topes involuntarios del asfalto que hacen el trayecto digno de un malabarista, una aventura para arribar a la parada del autobús a sólo tres cuadras de distancia sobre Avenida Alcalde y la calle Independencia. Dos y media de la tarde. Calor implacable, y entre el tumulto, que no se rompe, es necesario perforar hacia el frente con un par de “con permisos” para hacerse notar al borde de la calle y tratar de abordar el transporte público. La espera de la unidad adaptada se hace larga. Pasan tres, ocho, 12 camiones, ninguno con la señal universal que refiere a una persona con discapacidad. A los 27 minutos llega uno de la ruta 52-A. El camión se detiene, donde el chofer desea, y mientras la rampa desciende presurosa, incluso golpeando contra el piso, hay que trasladarse con varias brazadas y fijar la dirección de la silla hacia la estrechez de la plataforma, sin asistencia alguna, sin impulso extra. Para el brusco ascenso, que no toma ni diez segundos, es necesario adherirse de lo que esté al alcance, al tiempo que se sujeta la silla con fuerza, pues no deja de inclinarse hacia atrás y la caída se siente más que posible, ya que los cinturones de seguridad o arneses para subir están ausentes, por causas inexplicables; el conductor presiona algunos botones y apura el paso para retomar el volante, cerrar la compuerta y arrancar a contrarreloj; el cargado tránsito vehicular y una “parada especial” le restaban tiempo en su tarjeta de registro. Al interior, con la unidad en movimiento, y con una decena de curiosos espectadores, cuando apenas se realizan las maniobras para colocarse de acuerdo a las instrucciones adheridas sobre la ventana (de reversa y viendo hacia grúa de ascenso y acceso), se nota que el transporte carecía nuevamente de cinturones de seguridad, o anclas para evitar el movimiento de la silla, por lo que de nuevo hay que afianzarse de donde sea posible y combatir el zigzagueo del asiento con ruedas. Unos cuantos kilómetros recorridos sobre Avenida Alcalde y se comprobaba la teoría, las condiciones de seguridad y el servicio prestado son poco favorables para una persona con alguna discapacidad motriz. Se solicita verbalmente, y con anticipación, la bajada a la altura de la Glorieta de La Normal, pues el timbre sobre el barandal había sido arrancado. El chofer no da respuesta, pero detiene el camión en el lugar indicado, al tiempo que se alista para el apurado proceso; accionando los mecanismos, impaciente de los movimientos del “usuario especial”; otra vez hay que respirar profundo para bajar por la rampa sin ningún contratiempo, controlando los nervios, esta ocasión menos violento, mientras se agradece al conductor su servicio, sin gesto de reconocimiento, cierra todo una vez concluido el descenso y arranca con apremio hacia la siguiente parada. Temas Transporte Público Municipios Personas con discapacidad SVyT Lee También Con "Raymond" cerca, Guadalajara espera lluvias a esta hora del viernes "Raymond" AMAGA a Jalisco; lo que necesitas saber Viernes de tormentas en Guadalajara; aparecerán a esta hora Aseguran más huachicol en el municipio de Degollado Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones