Obispos latinoamericanos destinan 2.1 MDD para proyectos de desarrollo

GUADALAJARA, JALISCO.- El cardenal Juan Sandoval Íñiguez clausuró este viernes los trabajos del Consejo de Administración de la Fundación Populorum Progressio, del que fue electo presidente por los siguientes tres años, con el voto unánime de los obispos de varios países de América Latina que durante tres días, se reunieron en Guadalajara.

Los obispos de esta fundación instituida por el Papa Juan Pablo II el 22 de febrero de 1992 por el Quinto Centenario del comienzo de la Evangelización de América Latina, trabajaron en la definición de apoyo económico hasta por 10 mil dólares, a proyectos de desarrollo para zonas de alta marginación en América Latina y el Caribe, especialmente de población indígena y afroamericana, en 18 naciones latinoamericanas.

Los clérigos reunidos del 9 al 11 de julio, estudiaron 230 proyectos y concluyeron que 207 de éstos son viables de financiamiento.

El país más beneficiado en esta ocasión fue Brasil, con 39 proyectos aprobados; Colombia recibirá financiamiento para 35 y Perú, para 27.

Las comunidades indígenas mexicanas presentaron 11 proyectos, pero los obispos de la fundación determinaron que sólo ocho recibirán apoyo económico.

El monto total aprobado por la Populorum Progressio para el desarrollo de poblaciones indígenas, afroamericanas y mestizas de campesinos pobres de América Latina y el Caribe suma dos millones 108 mil 300 dólares.

Los ocho planes de desarrollo para grupos mexicanos recibirán 82 mil dólares.

Historia y estadísticas

Antes de que comenzara la reunión, el comité organizador anunció que se presentaron solicitudes de países como Colombia (44), Perú (30), Brasil (40), México (11), Ecuador (21), Bolivia (11), Haití (13), Guatemala (5), Nicaragua (5), Chile (11), El Salvador (11), Paraguay (4), Costa Rica (12), Panamá (3), República Dominicana (2), Argentina (6) y Cuba (1).

La Fundación Populorum Progressio tiene su origen en un plan fraguado por el Papa Pablo VI, quien después de terminados los trabajos de la Conferencia episcopal de Puebla, determinó la constitución de un fondo económico para apoyar a los pobres. Éste se transformó después en la actual fundación, que opera bajo la vigilancia del Pontificio Consejo Cor Unum, que dirige el cardenal Paul Josef Cordes.

La Fundación opera con recursos que le proporcionan tanto el Vaticano como otros países europeos, pero los obispos de América Latina son quienes estudian y eligen los proyectos que recibirán aportaciones para impulsar la autogestión de comunidades indígenas, campesinas y afroamericanas.

De las solicitudes hechas por mexicanos, la mayoría llegaron de los estados que integran la Península de Yucatán.

Los clérigos determinaron que 207 de los 230 planes son viables de financiamiento; las comunidades indígenas mexicanas presentaron 11 propuestas, pero sólo ocho recibirán apoyo económico.

Los obispos trabajaron en la definición de apoyo económico a proyectos de desarrollo para zonas de alta marginación en América Latina y El Caribe; los ocho planes de desarrollo para grupos mexicanos recibirán 82 mil dólares.