México | LIBRE DIRECTO POR JAIME GARCÍA ELÍAS — Papa caliente Se comprende: las costumbres hacen leyes. Es natural, así, que haya resistencias y hasta enojos de los sectores más tradicionalistas de la sociedad Por: EL INFORMADOR 6 de enero de 2010 - 05:26 hs El quid del asunto, en el tema que ha estado en el centro de la polémica en las últimas semanas del año pasado y que seguirá vigente al menos en las primeras del actual, es, para efectos prácticos, de carácter semántico... Como sucedió en España cuando se llegó al punto de legislar al respecto, las discordancias tenían que ver con la palabra “matrimonio”. Se comprende: las costumbres hacen leyes. Es natural, así, que haya resistencias y hasta enojos de los sectores más tradicionalistas de la sociedad, desde el momento mismo en que se plantea la iniciativa de legalizar, bajo el no por devaluado menos sacrosanto vocablo de “matrimonio”, la unión de dos personas, al margen de su sexo. * Los códigos civiles de todo el mundo, hasta antes de que los modernismos a ultranza a que hemos llegado y de que las presiones a favor de la diversidad y la tolerancia dieran tanto margen a que cada quien intente estirar la cobija de las leyes hasta donde estime pertinente para cubrirse los pies siquiera, recogían puntualmente las diversas acepciones de “matrimonio” que consignan los diccionarios en casi todos los idiomas. Una: “Unión de hombre y mujer, concertada mediante determinados ritos o formalidades legales”. Otra (que, para efectos de la polémica que se ha desatado en México, viene muy al caso): “En el catolicismo, sacramento propio de legos, por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente, con arreglo a las prescripciones de la Iglesia”. De donde se desprende que un requisito esencial —y no meramente formal— de tales uniones, era, históricamente, la concurrencia de un hombre y una mujer (y no dos hombres o dos mujeres) a tal acuerdo, contrato, ceremonia, etc. * La papa caliente que, derivada de todos estos dimes y diretes, llegará a manos de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tendrá, necesariamente, un veredicto del que es perfectamente previsible que no equivaldrá al “final feliz” de los cuentos de hadas. La Corte —poco habrá de vivir quien no alcance a comprobarlo— correrá la suerte del cohetero: lo mismo si convalida la reforma dispuesta para el Código Civil del Distrito Federal, incluido el espinoso capítulo adicional de la adopción de menores a que tendrían opción los “matrimonios” entre personas del mismo sexo (que no necesariamente homosexuales, dígase de paso) que si dispone su abrogación (acción de abolir o disponer la invalidez de una ley), está condenada a la silbatina estridente de esa cosa gelatinosa e inasible a la que en el mundillo de los toros llaman —sin que se sepa exactamente por qué— “el respetable”. Temas Matrimonio homosexual Rotonda Libre directo Lee También Cruz de Plazas, emblema de la identidad jalisciense ¿A los cuántos años en promedio se casan los mexicanos? Estas son las cifras de parejas que se casan y divorcian en México Bella Thorne genera críticas por pedirle matrimonio a su novio: Esto dijo Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones