Cuando preguntar importa…

Creo que Usted, amable lector como mucha gente y yo entre de ella los conocemos. Todos tenemos referencia de ellos dentro de los más distintos y hasta contrastantes medios en los que nos movemos.

Se caracterizan por ser sobradamente extrovertidos, parlanchines, con aires, algunos, de que simple y llanamente "el mundo no se los merece", dando siempre la impresión de que con una leve barnizada de elementales conocimientos aderezados de una fácil expresión, llegan a creerse la última Coca-Cola del desierto, si no también, "la divina envuelta en huevo…"

Son los "cultos"; sí, entrecomillado, los que se dan con una proyección de apantallamiento para asombrar y sorprender con los que alternan, pero faltos o carentes de fondo y esencia. Se dejan ver mucho en espectáculos de los que todo lo saben; en exposiciones haciendo juicio de las obras presentadas; en los conciertos también en los que a veces se desenmascaran cuando aplauden efusivamente cuando no se debe entre partitura y partitura.

Y no se crea, hay ciudades que se llegan a distinguir por la cultura que no, desafortunadamente no tienen muchos de sus pobladores que efectivamente apantallan o intentan hacerlo. Y viene a mi mente lo sucedido muchos años atrás en una urbe andaluza en la que actuaba la compañía dramática del gran trágico español José Tallaví.
Y se dio que, antes de dar inicio la obra anunciada, Hamlet, el distinguido literato y comediógrafo Felipe Sassone dio a la concurrencia una conferencia sobre la obra, y así…

Así, después de la lúcida representación del drama, el público tan entusiasmado como con por demás notoria ignorancia, llamó repetidamente con sus aplausos al autor creyendo, sin ninguna duda, que era aquel señor que les había dado la conferencia…
Y entonces, percatándose de la situación, el destacado actor Tallaví; el comediógrafo y literato Sassone y toda la compañía en pleno, con más que justa indignación ante la clara muestra de manifiesta incultura, decidieron salir a escena y obsequiar a los asistentes con la rechifla más estentórea de que se tenga memoria en los teatros y...
Y como lo pensaron lo hicieron… el auditorio cerril, en la creencia de que aquel era el auténtico final de la obra, se retiró con tranquilidad y satisfechos…

Y…  PENSÁNDOLO BIEN.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN, la superación a la ignorancia solo se alcanza con el estudio; con la preparación; con el deseo de superación palpable y, por qué no, preguntando sin vergüenza ni temor…  Preguntando y…  Y preguntando ya que…
Ya que como diría mi muy estimado amigo sayulense don José Ojeda, artista non en la fabricación de cuchillería de la más alta calidad:  Vale más una pregunta tonteja que… que un tontejo que no pregunta.

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