‘‘De transportes’’

Resulta muy agradable la visita a una ciudad civilizada, porque resulta tan ajena a las nuestras, y así fue en mi breve estancia en Londres.

Lo que más llama la atención, es que se trata de una ciudad, que a pesar de ser inmensa, es una ciudad pensada para la gente.

Es una ciudad de lo más cosmopolita que se puede uno imaginar, gente de todas las razas, colores y sabores; yo cuando menos quedo impresionadísimo de la variedad de vestimentas que no me ha tocado ver en ninguna parte del mundo, incluido mi pueblo Almost wach castle ( por si usted no habla inglés, en español se dice Casimiro Castillo, vulgus la resolana), donde por si usted no lo sabe se ensillan toros y las mujeres no usan burka desde antes de que se prohibiera en Europa.

Pero en la capital del Reino Unido se llevan la palma, ahí se ve de todo y sin embargo es una ciudad pensada para las personas.

Una gran cantidad de amplias banquetas, iguales a las de aquí pero sin que se encuentre usted postes a media acera, porque en tanto aquí las hicieron para aparecer inaugurándolas —muchas veces antes de terminarlas, no lo digo por Vallarta—, allá son para que la gente camine por ellas, y qué decir de los típicos y maravillosos taxis londinenses, los más amables del mundo para los pasajeros.

Ciclovías no vi tan elegantes como las nuestras, allá sólo pintan una raya y se diferencian de las de aquí en que en las de ellos hay muchos ciclistas respetados por los automotores y respetando ellos a los verdaderos señores de la ciudad: las personas.

No sé si haya un sistema de transporte colectivo mejor que éste, pero yo soñaría con algo parecido para nuestra ciudad.

Aquí preferimos pelearnos que si el Macrobús, que si el tren ligero, que si el metro, que las ciclovías.

En Londres hay de todo coexistiendo, con decirles que teniendo el mejor metro del mundo, en mi viaje me subí a un tranvía jalado por un caballo.

Autobuses hay de todos, sobresaliendo los de dos pisos —que aquí no podrían andar porque se atorarían en los alambres—, los hay modernos, antiguos y antiquísimos, hay de un piso, cortos y largos coexisten con articulados, que como son de piso bajo, no requieren estaciones como las de nuestro agigantado Macrobús, allá circulan como todos los demás.

Lo que se ve poco es automóviles particulares, lo que es explicable con tan buen transporte.

Yo no sé si los que fueron a comprar el sistema visitaron toda Europa, donde circulan sólo autobuses de piso bajo: los fueron a comprar a Colombia, que es famosa por otros productos de exportación y necesitan estaciones.