México | Por Alicia Pérez Carreón Intolerancia a inmigrantes Aun antes de entrar en vigor la Ley SB1070, sus efectos se sienten en el día a día en miles de personas que vivimos en Arizona Por: SUN 10 de junio de 2010 - 05:12 hs Aun antes de entrar en vigor la Ley SB1070, sus efectos se sienten en el día a día en miles de personas que vivimos en Arizona. Las historias en torno a este complejo tema reflejan rostros de división, miedo, desesperanza, prejuicios, intolerancia, dolor. Debbie, una niña de siete años hija de padres mexicanos indocumentados que llevan viviendo más de 15 años en Arizona, me preguntó: “¿Y tú no tienes miedo de la nueva ley?”. Y enseguida me dijo “ah, pues no ¿verdad? Porque tú sí tienes papeles, si no, no podrías trabajar aquí”. Le dije que sí tenía papeles, y que conozco a muchos que no los tienen, y lo difícil que es que tantas familias tuvieran miedo. Me contó que en su familia sólo ella tiene papeles y que la noche anterior escuchó a sus papás decir que irán a Texas por miedo a la nueva ley, aunque dejarán todo de nuevo, y que ella estaba muy triste porque no quería dejar a sus amigos y le gusta mucho Arizona, pero que no quería quedarse porque le da miedo que el sheriff le quite a su familia. Aún trato de comprender el sinsentido de que a su edad deba vivir en medio del miedo. También hablé con Mike, oficial de Policía que ha trabajado por muchos años directamente con organizaciones civiles que dan servicio a personas inmigrantes. Preguntó qué pienso de la nueva ley, y él mismo dijo que es triste que la gente crea que esta ley es racista, cuando lo único que está ofreciendo es deportar a los delincuentes inmigrantes. En sus palabras, los únicos que deben preocuparse son quienes cometen delitos. Lo escuchaba preguntándome cómo este oficial que ha trabajado por años apoyando a familias hispanas, ahora está tan convencido de que esta ley no les va a afectar. Pero la ley no sólo afecta la vida de los hispanos, indocumentados o no, sino incluso el trabajo que la Policía y organizaciones civiles han venido haciendo por años para promover un ambiente positivo en la comunidad, por ejemplo para prevenir adicciones. En lugar de ello ahora hay un rostro anónimo, casi generalizado de quien teme denunciar cualquier sospecha o delito por miedo a poner en riesgo a otros —y a sí mismos aunque la denuncia sea anónima— de ser deportados. La cohesión social y el estado de derecho se debilita, y de pronto todos somos sospechosos. Me topé con el rostro de la intolerancia mientras tomábamos una capacitación. Éramos hispanos —a excepción de Traci mi compañera de trabajo— y sin ser el tema salió a relucir la nueva ley. Uno de los participantes le preguntó a Traci su opinión, y una mujer expresó que le daba gusto que Traci estuviera ahí para que “aprendiera” lo que se siente cuando son racistas con “nosotros”, porque “los gringos siempre nos han tratado mal por el color de nuestra piel y Traci puede ahora sentir lo mismo”. Utilizaba el racismo y los prejuicios de los que quejaba para agrandar la distancia entre “ellos” y “nosotros”. Otra persona me dijo que nadie debería opinar sobre la ley sin conocerla. Y defendió la ley expresando que su miedo más grande era que los “ilegales hagan uso de la fuerza para evitar ser deportados”. Su esposo, oficial hispano, teme que un indocumentado prefiera dispararle —y pasar el resto de su vida en la cárcel— con tal de no ser deportado. El rostro de la sinrazón. Estos rostros surgen cada día porque la ley se ha convertido en el centro de las vidas y del futuro de miles de personas, no sólo en Arizona, sino en cualquier otro sitio en donde la intolerancia se traduce en leyes, en normas sociales que son permitidas y aceptadas. Ninguno de los rostros que he visto en los últimos días ha sido de respeto o de esperanza. Y temo que pronto aparezca el rostro de la violencia, a diferencia de cuando se respiraba tranquilidad, no se sospechaba del otro, cuando sentíamos que la ley y el Estado nos protegía, cuando el miedo y el racismo no formaba parte de este lugar en el desierto, sino era una situación extraordinaria y ocasional. Igualdad y no discriminación, son el rostro que necesitamos ver. Pero no parece haber espacio para ello. Temas Ley antiinmigrantes Estados Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones