Los seres humanos: Naturaleza y cultura

El hombre y las personas somos entes naturales y culturales, nos agrupamos para satisfacer nuestras necesidades, por ello, el hombre es un zoón politikón = animal político o social.

De aquí que la vida en sociedad sea determinada por fuerzas naturales o materiales, de lo cual se deriva el principio aplicable de que el hombre es un ente natural y por tanto, debiera vivir conforme a los principios naturales o lema de los estoicos: secundum natura vivere = vive con arreglo a la naturaleza.

En el otro sentido, si las personas somos los únicos animales “racionales” y por tanto, dotados de capacidad de producir cultura: todo lo que el hombre ha agregado, modificado o transformado de la natura (Dilthey); el principio supone que creamos cultura, pero, bajo qué parámetros la creamos; es decir, todo lo que no sea naturaleza, en donde se encuentra la intervención de la mano humana, es cultura, nos parece que, grosso modo, todo lo que producimos las personas es cultura, pero no todo tiene el valor de la cultura, de aportar algo al desarrollo del alma, conciencia o desarrollo armónico e integral de las personas.

De lo anterior, se desprende que si el hombre es dual, natural y cultural, debe existir un equilibrio entre su naturaleza y lo que produce como ente racional único capaz de producir, transformar o modificar la naturaleza; una primera aproximación, es en el sentido de que si el hombre transforma la naturaleza, se transforma a sí mismo y en qué medida deja de ser un ente de manera absoluta, de la naturaleza: El hombre transforma la Naturaleza y su naturaleza, entonces en qué medida, al alterar su propia natura lo convierte en un ente cultural o lo aleja de su propia naturaleza y por tanto, esencia.

En el mismo orden de ideas, un segundo elemento lo es el hecho de que somos naturaleza y cultura, la naturaleza (instinto), debe ser superior, prioritaria y principal respecto de la cultura (alma, valores, principios) o viceversa, o lo que es todavía más complejo, cuál es el justo medio entre ambas.

Lo cierto es que en opinión de un servidor = nosotros (circunstancia, según Ortega y Gasset), es de que, en la historia del mundo, y en especial, en los últimos dos mil años, el hombre se ha manifestado más bien como un ente natural, material, depredador, belicoso, individualista, guerrero, egocéntrico e imperialista, que como un ente dotado de valores, alma, principios o intereses comunes, humanos o planetarios.

José de Jesús Covarrubias Dueñas/
Magistrado del TEPJF.