Jueves, 23 de Octubre 2025
México | AYER DECÍAMOS... POR CARLOS ENRIGUE

''Vida de perros''

Tiempo después, estando en la plaza de Sayula, lo vi venir, seguía estando muy bonito

Por: EL INFORMADOR

Carlos Enrigue.  /

Carlos Enrigue. /

Atribuyen a Lord Byron la frase de “Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”, lo que puede parecer exagerado si no fuera cierto que es muy fácil encariñarse con esos animales. No soy para nada un entusiasta de los perros, sencillamente me gustan con los que he convivido, pero tampoco creo que el quererlos garantice humanidad, los de la S.S. tenían veneración por sus pastores alemanes y eso no los hacía buenas personas.

Así, si usted va a tener un perro le sugiero adquiera uno bonito, porque bonito o feo lo que es muy probable es que usted se encariñe con el chucho, a mí así me ha pasado con muchos que he tenido.

Actualmente hay en casa una perra Springer Spaniel llamada Chata, es una perra sumamente chiqueada, tanto que cuando ella saca a pasear a algún miembro de la casa, porque hay que decirlo en una gran mayoría de los casos no son las personas las que llevan a pasear a los perros, sino los canes llevan a pasear a sus amos, pues cuando la Chata va al parque no pretende como muchos perros correr y juguetear —lo que de alguna manera prueba que las cosas, en este caso, los perros, se parecen a su dueño—, porque evidentemente si yo voy a un parque tampoco corro ni jugueteo. Pues la Chata en cuanto ve a un humano, porque parece ser insensible ante los otros chuchos, se le deja ir y en cuanto llega a él o ella, se pone panza para arriba para que la rasquen, evento que durará todo el tiempo que aguante el que rasca, porque por ella puede durar indefinidamente dejándose rascar. El hecho es que como en muchísimos casos los canes se vuelven parte de la vida en familia, sobre todo cuando el animal es entendido como es nuestro caso actual.

No en todos los casos resulta igual, ahora recuerdo otro perro de la misma raza y hasta debe haber sido pariente de la Chata, estaba muy bonito pero era pura carrocería, entendido no era, no se despierta uno de buen humor cuando un perro salvaje se sube a tu cama a lamerte la cara a las tres de la mañana, para educarlo me lo llevé a Tapalpa, por aquello de la vida sana; su debut en plaza fue meterse a una tienda de panelas y tragarse algunas, lo que provocó que saliera a palos del establecimiento. Algunas semanas después se perdió o se lo robaron, lo que entristeció a miembros de la familia.

Tiempo después, estando en la plaza de Sayula, lo vi venir, seguía estando muy bonito, lo miré, me miró y nos hicimos tarugos él y yo al voluntariamente no reconocernos.

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