Jueves, 13 de Noviembre 2025

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Ciudadanía contra autoridad

Por: EL INFORMADOR

El viernes pasado, regidores del Ayuntamiento de Cañadas de Obregón votaron en contra un dictamen de cambio de uso de suelo que hubiera permitido construir una cortina de 105 metros de altura para la Presa El Zapotillo. Con el rechazo edilicio se obstaculizó la edificación del embalse, que implica la inundación y desaparición de tres poblaciones: Acasico, Palmarejo y Temacapulín.

La negativa municipal se parece a la controversia que se desató hace unas semanas en Guadalajara, a propósito de un crédito multimillonario para la construcción de la Villa Panamericana en el Parque Morelos. Este proyecto ya está desechado.

En el caso de la Presa El Zapotillo, los gobiernos federal y estatal siguen determinados a construir el embalse, pues el nuevo rechazo sólo implica un retraso, a lo sumo de seis meses, antes de volver a presentar el dictamen.
Hay en estos dos casos una lección que las autoridades no acaban de aceptar.

Tanto la Villa Panamericana en el Parque Morelos como la Presa El Zapotillo contemplaron una serie de ventajas y beneficios que, sin embargo, se han enfrentado al repudio de muchos ciudadanos.

Son muchos los proyectos que en los últimos años han quedado en el papel. Eran provechosos para una mayoría, por más que perjudicaran a otras personas. Sin embargo, las autoridades promotoras fracasaron en un proceso que ya es indispensable: la socialización de los proyectos, que no es otra cosa que la consulta con la ciudadanía, para que pese a las complicaciones en negociaciones e intercambio de opiniones, se gane al final la aprobación generalizada.

No es sencillo, porque el quehacer político de años pasados no requería esto. Las decisiones se tomaban de manera vertical y no existía oposición. Ahora, el cuestionamiento a todas las resoluciones de la autoridad es de uso corriente; es una práctica que llegó para quedarse.

Cada vez que se polarizan las posturas y los ciudadanos ven en la autoridad un rival a vencer, se descompone el tejido social y se pierden oportunidades de desarrollo. No importa entonces si el proyecto se concreta o no; la sociedad dio otro paso en el camino de la discordia.

La responsabilidad de asumir la conciliación y la armonía es de la autoridad. Ya hubo muchas lecciones; es tiempo de reaccionar.

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