¿Cuál es la explicación?

Tras la caída, la semana pasada, de 17% del peso mexicano, a pesar de las inyecciones de dólares que hizo el Banco de México al mercado cambiario, han surgido algunas confusiones entre los motivos que causaron semejante descalabro.

Por un lado, a lo largo de la semana la fuerte demanda de dólares se explicó por la salida de inversión extranjera de cartera ante el nerviosismo de los inversionistas por la perspectiva de una recesión mundial, pero por otro, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, reveló que la volatilidad cambiaria tuvo relación con operaciones especulativas de un grupo de empresas nacionales para obtener utilidades.

Ante esto, la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores se dieron a la tarea de verificar si las empresas mexicanas que operaron con más volumen en el mercado revelaron sus operaciones en los informes a la Bolsa Mexicana de Valores, y si los bancos observaron todas las reglas vigentes.

Agustín Carstens asegura que se trata de un problema muy bien detectado que no refleja una debilidad macroeconómica, y que a pesar de que estamos frente a una crisis de mucha mayor magnitud de lo esperado y lo suficientemente compleja como para creer que no tendrá repercusiones en México, a diferencia de los países industrializados el nuestro tiene un sistema financiero sano y no existe preocupación por ninguna de las instituciones de crédito aquí asentadas.

Por todo lo anterior, el secretario de Hacienda reconoce que sería de esperarse que no hubiera tanta volatilidad esta semana y que al exigir firmemente que se cumplan las reglas de transparencia y de reporte por parte de los bancos y empresas públicas, la volatilidad sea pasajera y la especulación acabe siendo mal negocio.

Si las cosas son así, lo más sano y útil sería que a la brevedad posible exista transparencia en la información, y que tanto los actores financieros como la opinión pública conozcan en detalle lo sucedido, ya que tener dos explicaciones tan divergentes puede generar tal incertidumbre, que haga más profundo el entorno especulativo que hoy enferma a los mercados.