Negociar, el camino

La crisis financiera que ha puesto a la economía estadounidense contra la pared, y al resto del mundo en alerta por sus repercusiones, tendrá inevitablemente efectos sobre las realidades más cercanas que vive cada ciudadano, cada familia, cada empresa, en nuestro país.
Habrá menos dinero y menos crédito, dicen los especialistas. Lo anterior significa que hay que prepararse para afrontar situaciones difíciles, en donde cada quien tenga que hacer su parte para capotear el temporal que ya se vino encima.

Las discusiones sobre el presupuesto que ejercerá el Gobierno del Estado en 2009, que de hecho ya están en curso y corren paralelas a las que se realizan en la Ciudad de México para el caso del presupuesto federal, son una excelente oportunidad para ver si los representantes de los poderes, particularmente la representación del gabinete del gobernador Emilio González y los diputados, han aprendido de la experiencia y están tomando las cosas con seriedad.

Hay que recordar que en el camino del presupuesto del año en curso se fueron hasta el límite en 2008, porque de ambos lados se empecinaban en imponer cada uno su visión y su perspectiva de cómo gastar los recursos públicos. Las pugnas políticas (incluso entre militantes de un mismo partido) se hicieron evidentes y se estuvo muy cerca de no tener un presupuesto autorizado, o de contar con uno que vetaría el mandatario, lo cual habría significado un retroceso.

Las cosas se avizoran complicadas, porque la cobija no alcanzará para tapar a todos los que lo requieren, y es ahí donde se necesita que las autoridades hablen, discutan, negocien todo lo que sea necesario, para que los jaliscienses tengan las obras necesarias, el aparato de Gobierno indispensable y los proyectos que sean posibles para mantener al Estado en un buen lugar en materia de desarrollo.

En la visión del Ejecutivo, este año ese ánimo de diálogo no sólo es posible, sino indispensable, y anuncia que ya están trabajando con los diputados para que el presupuesto del próximo año salga sin contratiempos. Eso es lo más adecuado: que miren más allá de sus intereses.