Domingo, 12 de Octubre 2025

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Por: EL INFORMADOR

Trigo sin paja

Fue en 1960. Se celebraba la ceremonia de la independencia del Congo, que había sido hasta entonces colonia de Bélgica. Discurso tras discurso. El Congo prometía buena conducta, y Bélgica, maestra severa, advertía contra los peligros de la libertad, hasta que el discurso de Patricio Lumumba, recién salido de la cárcel, sacudió a una delirante multitud. Este aguafiestas rindió homenaje a los autores de la independencia, a los asesinados, a los presos, a los torturados y a los exiliados que a lo largo de tantos años se habían batido contra la humillante esclavitud del poder colonial. Sus palabras fueron recibidas por el silencio del hielo del estrado europeo. Ese discurso selló su destino. La prensa belga lo llamó delirante, ladrón y analfabeto.

El director de la C.I.A., Allen Dulles, se abocó a la destitución de Lumumba con carácter de urgente, y el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, dijo al canciller británico Lord Home: “Deseo que Lumumba caiga en un río lleno de cocodrilos”. A principios de 1961 lo fusilaron y su cadáver disuelto en un barril de ácido sulfúrico.

Su asesinato fue un acto de reconquista colonial. Las riquezas minerales, cobre cobalto, diamantes, oro, uranio y petróleo, hicieron valer su peso específico, y El Congo, como gran parte de África, ha vuelto a quedar en poder de la misma codicia y los mismos depredadores imperiales de siglos atrás. Mobutu, quien atrapó a Lumumba y lo mandó triturar, disfrutó del poder durante más de 30 años.

Cuando murió, su fortuna personal equivalía casi al total de la deuda externa del país al que había consagrado sus más nobles energías. Lumumba había anunciado: “Algún día la historia tendrá la palabra. No la historia enseñada por las Naciones Unidas, Washington, París o Bruselas. África escribirá su propia historia”.

Por cada lápiz que tenga el escritor, debe tener dos borradores. Un  buen escrito es lo que queda después de borrar. Más que saber escribir, es necesario saber borrar... De lo que hemos escrito nos arrepentiremos muchas veces; de lo que hemos borrado, nunca.

En todas revancha, los excesos se pagan con excesos.

Por lo atractivo que resulta la vida desparpajada y de lujos de los capos del narcotráfico contemporáneo, muchos jóvenes en las regiones donde florece esta redituable actividad, prefieren enrolarse en ella que resignarse a soportar su realidad de miserias y estrecheces sin esperanza.

Las vacaciones son una huelga de la mente y el cuerpo que nos sustrae del hastío de los deberes, compromisos y obligaciones de la vida diaria. Al inaugurar mis días de asueto, me apresto siempre en cuerpo y alma a descansar de ser yo, porque es cansadísimo ser uno mismo a toda hora.

La cortesía y la amable condescendencia, son las formas más aceptables de la hipocrecía.

Nadie está más vacío que el que está lleno de sí mismo.

FLAVIO ROMERO DE VELASCO / Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras.
Correo electrónico: r_develasco22hotmail.com

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