Viernes, 10 de Octubre 2025
Suplementos | San Miguel Allende revela nuevos tesoros en cada rincón que se explora

Barrio el Chorro

San Miguel Allende revela nuevos tesoros en cada rincón que se explora, y en cada personaje que se conoce

Por: EL INFORMADOR

Casa de la Cultura San Miguel Allende ofrece un atractivo portal unido por una balaustrada.  /

Casa de la Cultura San Miguel Allende ofrece un atractivo portal unido por una balaustrada. /

GUADALAJARA, JALISCO (10/AGO/2014).- San Miguel Allende atesora un encantador barrio salpicado por fresnos y álamos, allá por donde baja el arroyo del Valle del Maíz, denominado “El Chorro”, por su manantial, donde fue la segunda fundación, puesto que fray Bernardo, cambió la misión fundada por fray Juan de San Miguel, que le dejo encargada, llamada San Miguel de los Chichimecas. Miguel J. Malo y F. León de Vivero nos cuentan: fray Bernardo Cossín, quien traslada aquella misión cerca de los manantiales de Izcuinapan (río de perros: de izcuintli, perro y apan, río). Tales manantiales se conocen hoy con el nombre de “El Chorro”. 

Amanecimos en la sensacional posada Parque, de Casa de Sierra Nevada, que se ubica en la calle Santa Elena # 2 del referido barrio. Después de un delicioso almuerzo en la posada, optamos por iniciar el día conociendo los peculiares lavaderos públicos, dimos unos pasos y observamos una escuadra de lavaderos, nueve por lado, con un canal que los alimenta y unas volutas que los embellecen, en un costado se asoman tres bizarras ventanas con macetas y enredaderas, unas señoras lavaban y cantaban “Ventanita morada”, mientras sus hijos se bañaban en otros lavaderos con jícaras. Luego recorrimos la sombreada calle del Chorro, cuesta arriba, antes llamada, Cerro del Chorro. Súbitamente atisbamos la capilla de la Santa Cruz del Chorro y apretamos el paso para apreciarla. Subimos al atrio, delimitado por balaustradas y acompañado por árboles y bancas entre macetas. Los muros del recinto, de piedra aparente, reforzados por contrafuertes, seis peldaños ascienden a la puerta, en marco de medio punto con clave saliente, unas columnas redondas y estriadas se quedaron en espera de un friso, arriba, la ventana coral, vertical y arqueada. La puerta fue enmarcada por los campanarios, de planta cuadrada y de un solo cuerpo, con un vano arqueado por cara y cubiertos por un techo a dos aguas. El interior es de una nave, iluminado por ventanas verticales, en el altar, cuelga, la Santa Cruz y entre columnas corintias un crucifico. El padre salió a recibir a unos novios, que ratificaban su unión por cinco décadas.

De la capilla nos dirigimos a “El Chorro”, el sendero empedrado fue serpenteando una atractiva loma boscosa, donde se ocultaba la hermosa finca denominada, “El Chorro”, responsable de la dotación de agua. La familia De la Canal patrocinó el entubamiento, que fue inaugurado en 1750, tubos que saciaron varias pilas y fuentes, de las cuales prevalecen la de la calle Camino Real y la de La Quebrada, y por supuesto llenaron el canal de los lavaderos comunales . Entre unas escaleras vimos una pila con volutas y un medallón. La escalera izquierda nos llevó a un patio delimitado por puertas con respiradero circular, entre ellas se anunciaba: “Casa de la Cultura San Miguel Allende”. El patio nos invitó a un atractivo portal, conformado por siete arcos en medio punto, soportados por capiteles dóricos y columnas redondas, unidas por una balaustrada. Ocupamos una banca del portal para percibir la arquitectura y la vista. Atrás del portal se levantó una torre con cuatro columnas, en medio se lee: “Año de 1801”, arriba de la cornisa posa un reloj y por remate, una cruz.  Atrás de los cuartos del patio se construyó un bonito edificio, de dos pisos con ventanas verticales y tres balcones, que miran al esplendido follaje.

Después bajamos al bello Jardín Benito Juárez, fraccionado y alegrado por el arroyo del Valle del Maíz y unido por puentes arqueados, que ligan con agradables andadores, delimitados por setos o barbicanas, unas de ellas ocupadas por expresivas pinturas que exhibían sus creadores. Más que jardín es todo un bosquecito de sauces, palmas, fresnos, laureles y álamos. Miramos una glorieta con columnas almenadas y al centro una fuente de una copa, más adelante un kiosco y a un costado, el área infantil, enriquecida por esculturas donadas por estadounidenses, recuerdo un gato y una caguama.

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