Cultura
Biopsia cultural
Durante los sábados el Tianguis Cultural ha sido motor y convocatoria de agrupaciones sociales, políticas, artísticas y religiosas
GUADALAJARA, JALISCO.- La Plaza Juárez hoy por hoy representa para la Zona Metropolitana de Guadalajara, una biopsia en su acepción sinónima de extracción. Es un espacio en el que se muestra la coexistencia de distintas y distantes expresiones sociales. Aglomera tendencias de formas de vida que conviven en una misma ciudad.
Durante los sábados el Tianguis Cultural ha sido motor y convocatoria de agrupaciones sociales, políticas, artísticas y religiosas que, dentro de su sistema y método de encuentro han rebasado el límite del sábado y el límite del objetivo de tianguis. Cada vez es más común observarlos en las tareas de sus propósitos, durante más días de la semana y en el resto de la zona circundante, como son los jardines del Museo del Instituto de Antropología e Historia y de la Casa de la Cultura Jalisciense. Asimismo, algunas de estos “grupúsculos” han buscado, con éxito, instalarse de manera permanente, en locales de la redonda, que en su mayoría lucen vacíos y abandonados.
El fenómeno que deja ver la zona de la Plaza Juárez no es menor. Guarda, al menos a simple vista, tres aristas de suma importancia para la ciudad: por un lado, su diversidad de manifestaciones, su constante cambio y creciente fuerza por el número de simpatizantes, vuelve necesario repensar posturas gubernamentales que, sintetizadas en eslogan, pecan de simplistas e impositivas, como reza una de las más comercializadas: Jalisco es uno. Jalisco hace mucho que ya no es uno. En segundo término está la funcionalidad que, por cierto orden natural y social, recobra esa zona tan dada al descuido en los últimos años, pese a los intentos por revivirla con un supermercado, gasolinerías, autoservicios, galerías, parques, hoteles y teatros; lo fundamental de la zona se suma ahora, con el interés por habitarla y pasearla. Un tercer aspecto para repensar lo que ahí sucede es el perfil artístico-cultural de ese circuito: se trata de un espacio que contiene la infraestructura necesaria y ahora cuenta con el interés del ciudadano, elementos básicos para que se tome en cuenta y se considere como una zona detonante del comercio turístico y propiciadora del entretenimiento, con mayores y mejores variables de inversión que la propia zona de Chapultepec.
Y es aquí donde el ciudadano común se pregunta, ¿cuáles son los criterios para invertir en un área de la ciudad y no en otro? Por qué se decide gastar tanto en la avenida Chapultepec que garantiza paseos y comercios de comida, y no en esta zona de Plaza Juárez donde se impulsaría con menos dinero el desarrollo cultural y recreativo de por lo menos cinco veces más de tapatíos? Es necesario que toda decisión gubernamental o política pública aplicada, se fundamente, se justifique, con demandas de las mayorías, y no que responda a peticiones, caprichos o de plano al tráfico de influencias, de unos cuantos.
Durante los sábados el Tianguis Cultural ha sido motor y convocatoria de agrupaciones sociales, políticas, artísticas y religiosas que, dentro de su sistema y método de encuentro han rebasado el límite del sábado y el límite del objetivo de tianguis. Cada vez es más común observarlos en las tareas de sus propósitos, durante más días de la semana y en el resto de la zona circundante, como son los jardines del Museo del Instituto de Antropología e Historia y de la Casa de la Cultura Jalisciense. Asimismo, algunas de estos “grupúsculos” han buscado, con éxito, instalarse de manera permanente, en locales de la redonda, que en su mayoría lucen vacíos y abandonados.
El fenómeno que deja ver la zona de la Plaza Juárez no es menor. Guarda, al menos a simple vista, tres aristas de suma importancia para la ciudad: por un lado, su diversidad de manifestaciones, su constante cambio y creciente fuerza por el número de simpatizantes, vuelve necesario repensar posturas gubernamentales que, sintetizadas en eslogan, pecan de simplistas e impositivas, como reza una de las más comercializadas: Jalisco es uno. Jalisco hace mucho que ya no es uno. En segundo término está la funcionalidad que, por cierto orden natural y social, recobra esa zona tan dada al descuido en los últimos años, pese a los intentos por revivirla con un supermercado, gasolinerías, autoservicios, galerías, parques, hoteles y teatros; lo fundamental de la zona se suma ahora, con el interés por habitarla y pasearla. Un tercer aspecto para repensar lo que ahí sucede es el perfil artístico-cultural de ese circuito: se trata de un espacio que contiene la infraestructura necesaria y ahora cuenta con el interés del ciudadano, elementos básicos para que se tome en cuenta y se considere como una zona detonante del comercio turístico y propiciadora del entretenimiento, con mayores y mejores variables de inversión que la propia zona de Chapultepec.
Y es aquí donde el ciudadano común se pregunta, ¿cuáles son los criterios para invertir en un área de la ciudad y no en otro? Por qué se decide gastar tanto en la avenida Chapultepec que garantiza paseos y comercios de comida, y no en esta zona de Plaza Juárez donde se impulsaría con menos dinero el desarrollo cultural y recreativo de por lo menos cinco veces más de tapatíos? Es necesario que toda decisión gubernamental o política pública aplicada, se fundamente, se justifique, con demandas de las mayorías, y no que responda a peticiones, caprichos o de plano al tráfico de influencias, de unos cuantos.