Cultura
De ronda con Barragán
Acercamiento y recorrido por la herencia arquitectónica del único mexicano ganador del Premio Pritzker
GUADALAJARA, JALISCO (29/OCT/2013).- El
Museo de la Ciudad y el Grupo Imágenes Históricas de Guadalajara participaron en un recorrido por la ciudad para visitar parte de la obra del reconocido arquitecto tapatío Luis Barragán Morfín.
Como parte de un programa que se realiza desde hace tiempo, con el que se pretende dar a conocer diversos lugares, anécdotas y personajes que forman parte del legado histórico y artístico de la Perla Tapatía, se celebró el pasado domingo una charla en el Museo de la Ciudad a cargo de Eduardo Mario Rodríguez Díaz y posteriormente un recorrido guiado por la arquitecta y directora de dicho recinto, Mónica del Arenal.
Cerca de 60 personas, los asistentes al evento, se adentraron en la vida y obra de quien fuera el arquitecto mexicano más importante del siglo XX.
El conferencista Eduardo Rodríguez Díaz dio inicio a este recorrido. Brindó a los oyentes una plática amena y se refirió al legado de Barragán Morfín como un “descubrimiento asombroso”. Habló de la influencia que los viajes tuvieron en el trabajo del artista, específicamente cuando visitó Europa.
Allá, aseguró Rodríguez Díaz, el arquitecto observó detalles que lo inspiraron y, después, adaptó en sus construcciones, de esta forma nació su “arquitectura paisajista”. Otra de las anécdotas fue su encuentro con el libro Los Jardines Encantados, de Ferdinand Bac, que lo llevó a crear una arquitectura basada en la búsqueda de la luz para dar como resultado una combinación perfecta entre la intimidad, los exteriores y el color.
Barragán Morfín fue un maestro de la intuición, un ser imaginativo, que no diseñaba haciendo dibujos, sino que lo hacía basado en un entorno, un hombre sumamente religioso, amante de los libros, que reflejaba en cada una de sus obras su manera de vivir, el minimalismo, la elegancia y la distinción propias de las clases altas (a la que pertenecía).
El arquitecto, afirmó el especialista, fue sumamente social y disfrutaba de grandes amistades, entre ellos Rufino Tamayo y Octavio Paz, pero al mismo tiempo gozaba de sus momentos de soledad, donde aprovechaba para crear.
Sus influencias árabes y moriscas, además del recurrente minimalismo son elementos que se encuentran en la mayoría de sus creaciones, joyas arquitectónicas ubicadas por todo el país: Casa Chapala, las iglesias de Amatitán y El Arenal, las Torres de Satélite en la Ciudad de México, la Torre de Comercio de Nuevo León, entre otras.
SABER MÁS
Luis Barragán
Luis Barragán (1902-1988) es el arquitecto más reconocido que ha dado Guadalajara.
Saltó a la fama al recibir el Premio Pritzker de Arquitectura en 1980.
Su obra abarcó desde el regionalismo, hasta la modernidad.
Nunca obtuvo el título de arquitecto, sólo el de ingeniero civil.
Su primera obra en forma, fue la remodelación de la casa del Lic. Emiliano Robles León, en la esquina de Pavo y Madero.
Actualmente el Museo de Arte Moderno, en la Ciudad de México, acoge una muestra de su obra.
Casa Luis Barragán
Pavo y Madero. Fue un proyecto de restauración que trabajó en conjunto con Juan Palomar y Arias.
Casa José Clemente Orozco
López Cotilla 814. Construida en 1934 es de estilo purista, con planos en relieves y niveles varios.
Ornamentadas
Rayón 121 y 129. Pertenecen a la familia Harper Garibi. Una de ellas remodelada y la otra, abandonada y en venta.
Casas Robles Castillo
Avenida Vallarta. De su etapa Regionalista, estas dos viviendas están unidas por un arco, pero son dos construcciones independientes.
Casa Cristo (1929)
Pedro Moreno 1612. Ahí se ubica el Colegio de Arquitectos de Jalisco. Destaca por sus enjarres y texturas en los muros, arcos hiperbólicos y nichos sin imágenes religiosas.
Casa Franco
Avenida La Paz y Simón Bolívar. Construida en 1929 en la Colonia Lafayette, en la hoy Zona Rosa de Chapultepec.
Caminata cultural
La ruta “Barragán” estuvo a cargo de la arquitecta Mónica del Arenal, quien invitó a los presentes a iniciar un trayecto a pie, para conocer parte de las 20 casas hechas por Barragán y que se localizan en la Zona Metropolitana de Guadalajara, el camino tenía como fin presenciar el quehacer artístico de su autor y compartir con los asistentes detalles de las construcciones.
La audiencia se levantó, entusiasmada, de sus asientos y siguió a Del Arenal. La primera parada fue El Parque de la Revolución, conocido popularmente como “El parque rojo”, construido por Barragán.
Cerca de la mitad de los oyentes de la charla participaron en la caminata, dirigidos por la arquitecta, iban en caravana. Se detuvieron en una de las características bancas rojas del parque, con las que innovó Luis Barragán Morfín.
Las bancas conservan su color original, explicó Del Arenal, además hizo notorias las características de la luminaria sintética y describió las lámparas con forma de esfera, el Kiosco al centro del Parque de la Revolución. El paseo continuó con las casas construidas (alrededor del parque) entre el año 1935 y 1936 para después visitar otras construcciones emblemáticas.
Así concluyó el recorrido y la revisión por el trabajo del arquitecto Luis Barragán Morfín, uno de los personajes más influyentes en el concepto de modernidad mexicana.
EL INFORMADOR/ ERICA DONAJÍ
Como parte de un programa que se realiza desde hace tiempo, con el que se pretende dar a conocer diversos lugares, anécdotas y personajes que forman parte del legado histórico y artístico de la Perla Tapatía, se celebró el pasado domingo una charla en el Museo de la Ciudad a cargo de Eduardo Mario Rodríguez Díaz y posteriormente un recorrido guiado por la arquitecta y directora de dicho recinto, Mónica del Arenal.
Cerca de 60 personas, los asistentes al evento, se adentraron en la vida y obra de quien fuera el arquitecto mexicano más importante del siglo XX.
El conferencista Eduardo Rodríguez Díaz dio inicio a este recorrido. Brindó a los oyentes una plática amena y se refirió al legado de Barragán Morfín como un “descubrimiento asombroso”. Habló de la influencia que los viajes tuvieron en el trabajo del artista, específicamente cuando visitó Europa.
Allá, aseguró Rodríguez Díaz, el arquitecto observó detalles que lo inspiraron y, después, adaptó en sus construcciones, de esta forma nació su “arquitectura paisajista”. Otra de las anécdotas fue su encuentro con el libro Los Jardines Encantados, de Ferdinand Bac, que lo llevó a crear una arquitectura basada en la búsqueda de la luz para dar como resultado una combinación perfecta entre la intimidad, los exteriores y el color.
Barragán Morfín fue un maestro de la intuición, un ser imaginativo, que no diseñaba haciendo dibujos, sino que lo hacía basado en un entorno, un hombre sumamente religioso, amante de los libros, que reflejaba en cada una de sus obras su manera de vivir, el minimalismo, la elegancia y la distinción propias de las clases altas (a la que pertenecía).
El arquitecto, afirmó el especialista, fue sumamente social y disfrutaba de grandes amistades, entre ellos Rufino Tamayo y Octavio Paz, pero al mismo tiempo gozaba de sus momentos de soledad, donde aprovechaba para crear.
Sus influencias árabes y moriscas, además del recurrente minimalismo son elementos que se encuentran en la mayoría de sus creaciones, joyas arquitectónicas ubicadas por todo el país: Casa Chapala, las iglesias de Amatitán y El Arenal, las Torres de Satélite en la Ciudad de México, la Torre de Comercio de Nuevo León, entre otras.
SABER MÁS
Luis Barragán
Luis Barragán (1902-1988) es el arquitecto más reconocido que ha dado Guadalajara.
Saltó a la fama al recibir el Premio Pritzker de Arquitectura en 1980.
Su obra abarcó desde el regionalismo, hasta la modernidad.
Nunca obtuvo el título de arquitecto, sólo el de ingeniero civil.
Su primera obra en forma, fue la remodelación de la casa del Lic. Emiliano Robles León, en la esquina de Pavo y Madero.
Actualmente el Museo de Arte Moderno, en la Ciudad de México, acoge una muestra de su obra.
Casa Luis Barragán
Pavo y Madero. Fue un proyecto de restauración que trabajó en conjunto con Juan Palomar y Arias.
Casa José Clemente Orozco
López Cotilla 814. Construida en 1934 es de estilo purista, con planos en relieves y niveles varios.
Ornamentadas
Rayón 121 y 129. Pertenecen a la familia Harper Garibi. Una de ellas remodelada y la otra, abandonada y en venta.
Casas Robles Castillo
Avenida Vallarta. De su etapa Regionalista, estas dos viviendas están unidas por un arco, pero son dos construcciones independientes.
Casa Cristo (1929)
Pedro Moreno 1612. Ahí se ubica el Colegio de Arquitectos de Jalisco. Destaca por sus enjarres y texturas en los muros, arcos hiperbólicos y nichos sin imágenes religiosas.
Casa Franco
Avenida La Paz y Simón Bolívar. Construida en 1929 en la Colonia Lafayette, en la hoy Zona Rosa de Chapultepec.
Caminata cultural
La ruta “Barragán” estuvo a cargo de la arquitecta Mónica del Arenal, quien invitó a los presentes a iniciar un trayecto a pie, para conocer parte de las 20 casas hechas por Barragán y que se localizan en la Zona Metropolitana de Guadalajara, el camino tenía como fin presenciar el quehacer artístico de su autor y compartir con los asistentes detalles de las construcciones.
La audiencia se levantó, entusiasmada, de sus asientos y siguió a Del Arenal. La primera parada fue El Parque de la Revolución, conocido popularmente como “El parque rojo”, construido por Barragán.
Cerca de la mitad de los oyentes de la charla participaron en la caminata, dirigidos por la arquitecta, iban en caravana. Se detuvieron en una de las características bancas rojas del parque, con las que innovó Luis Barragán Morfín.
Las bancas conservan su color original, explicó Del Arenal, además hizo notorias las características de la luminaria sintética y describió las lámparas con forma de esfera, el Kiosco al centro del Parque de la Revolución. El paseo continuó con las casas construidas (alrededor del parque) entre el año 1935 y 1936 para después visitar otras construcciones emblemáticas.
Así concluyó el recorrido y la revisión por el trabajo del arquitecto Luis Barragán Morfín, uno de los personajes más influyentes en el concepto de modernidad mexicana.
EL INFORMADOR/ ERICA DONAJÍ