Cultura

El museo Nacional del Virreinato concluyó la restauración de cinco retablos

Las obras de 18 metros de alto son consideradas dentro de las obras más importantes del barroco mexicano

CIUDAD DE MÉXICO.- El Museo Nacional del Virreinato (MNV) concluyó la restauración de cinco retablos de la iglesia de San Francisco Javier, situados en el interior de este recinto, que constituye una importante muestra arquitectónica del barroco en México durante el siglo XVIII.  

    Las obras de 18 metros de alto por ocho de ancho, ubicadas en Tepotzotlán, Estado de México, son consideradas dentro de las obras más importantes del barroco mexicano y formaron parte de un proyecto de restauración integral que incluye en total 13 piezas.  

    De acuerdo con personal del área de Servicios Educativos de ese espacio museístico, las obras restauradas de la nave principal de dicha iglesia volvieron a recobrar su belleza tras siete años de trabajos.  

    Las cinco obras restauradas del oaxaqueño Miguel Cabrera y ejecutadas por el escultor Higinio de Chávez en el siglo XVIII, son las dedicadas a la "Virgen de Guadalupe", "San Ignacio de Loyola", "Virgen de la Luz", "San José" y "San Francisco Javier".  

    Las monumentales piezas integran una amplia gama de imágenes, esculturas y decoraciones talladas en madera de cedro blanco, recubiertas en hoja de oro de 23.5 kilates.  

    Al respecto, Cecilia Genel Velasco, directora del MNV, explicó que las 13 obras fueron sometidas a una minuciosa limpieza, sustitución y consolidación de elementos de yeso y reintegración de colores exfoliados, para que recobraran su belleza original.   

    Las piezas de arte, dijo, reflejan la forma de pensar y de actuar de quienes vivieron en los siglos XVI al XIX, no se restauraban "desde que se hizo el proyecto de adecuación y restauración del inmueble para abrirlo como museo nacional, en 1962".  

    Los trabajos de restauración, iniciados hace seis años y divididos en tres etapas, se hizo posible gracias a recursos provenientes de los gobiernos federal y estatal, así como de fundaciones e iniciativa privada.  

    La iglesia y el ex colegio jesuita se construyeron en honor de San Francisco Javier, misionero de la Compañía de Jesús del siglo XVI, que hizo labor de evangelización en la Nueva España, y quien murió en Asia.  

    Su construcción se inició en 1670 y fue concluida en la primera mitad del siglo XVIII. Es considerado uno de los más claros ejemplos del estilo churrigueresco en México, en cuyo interior se encuentran otras tallas del mismo estilo.

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