Cultura

Jorge Wilmot, revolucionario de la alfarería y el diseño en cerámica

Su indomable espíritu de investigación, lo llevó a conseguir gran calidad y finura en sus diseños

CIUDAD DE MÉXICO (12/ENE/2012).- Considerado uno de los artesanos más destacados de México, el regiomontano Jorge Wilmot Mason (1928-2012) revolucionó la alfarería y el diseño en la cerámica de alta temperatura desde hace más de cinco décadas, por lo que se convirtió en fuente de inspiración para muchos creadores.  

Dueño de una destreza inigualable, Wilmot importó su milenaria técnica de la cerámica de alta temperatura a Tonalá, Jalisco, lugar en el que hasta la fecha sobrevive un instituto fundado por él, en el cual se realizan diversos talleres.  

Su indomable espíritu de investigación, lo llevó a conseguir gran calidad y finura en sus diseños; técnica que jamás ha logrado ser igualada aunque las formas sean las mismas.  

En declaraciones a la prensa, Wilmont comentó en alguna ocasión que sus numerosos viajes por diversas regiones del mundo, tales como el Oriente y Europa, además de amplios recorridos por el interior de la República Mexicana, le permitieron conocer múltiples procesos y corrientes artísticas en la elaboración de piezas artesanales, que posteriormente le sirvieron de inspiración.  

Sus principales contribuciones a la cerámica mexicana fueron: su introducción de altos hornos, tal y como la cerámica de gres, y la mezcla de diseños mexicanos con motivos modernos y de influencia extranjera.  

Oriundo de Monterrey, Wilmot Mason realizó estudios de Cerámica en la Academia de San Carlos y en el Instituto Franco-Italiano de París (1953) y trabajó en Suecia con el ceramista Limberg Koge Londgren, en tanto que en Basilea, Suiza, cursó estudios Diseño en la Escuela de Oficios (1953-1957).  

A lo largo de su trayectoria ha expuesto individual y colectivamente desde 1972 en México, Francia y Canadá; además ha sido merecedor de diversas distinciones por su obra, entre las que destaca el Galardón Presidencial del IV Premio Nacional de la Cerámica de Tlaquepaque (1982) y el Premio Nacional de Ciencias y Artes, categoría Artes y Tradiciones Populares (1995).

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