Cultura

Martín Solares traduce a Le Clézio

La novela corta El día que Beaumont conoció a su dolor ya está disponible en español en las librerías de Guadalajara

GUADALAJARA,JALISCO.- Las obsesiones conducen a diversos caminos. El escritor Martín Solares tomó un sendero que ahora le permite tener en sus manos un libro, pero no cualquiera, se trata de la edición en español de la novela corta El día que Beaumont conoció a su dolor, de J. M. G. Le Clézio.

Obra traducida por Solares y editada por el sello Almadía, ya se encuentra a la venta en las principales librerías de la ciudad.

Fueron varios años, casi seis, de insistencia, trabajo y dedicación invertidos en la tarea de conseguir los derechos de autor del título escrito por Le Clézio, quien ganó el Premio Nobel de Literatura en 2008.

La reciente entrega cuenta con las ilustraciones del artista mexicano Alejandro Magallanes. Esta novela no sólo es significativa para Solares, sino para Almadía, que con este volumen inaugura la colección “Mar Abierto Narrativa Contemporánea en Gran Formato”.

Almadía, la casa de publicaciones asentada en la ciudad de Oaxaca, ya prepara para 2010 la edición de otro libro de cuentos del autor francés.

- ¿Cómo fue que llegó El día que Beaumont conoció a su dolor a sus manos?

- “Llegué al libro por azar en 2003, es decir, cinco años antes de que Le Clézio ganara el Premio Nobel. Yo todavía ni siquiera trabajaba en Almadía”.

- Señala que fue el azar, pero ¿cómo se dio el juego de la probabilidad para que usted leyera esta obra?

- “La historia es muy ridícula. Cuando viajé a París, mi vuelo duró casi 14 horas y un momento antes de subirme al avión me estalló un dolor de muelas. Fue un viaje horrible. Dos días después, me regalaron esta novela de Le Clézio, un poco para reírse de lo que yo había atravesado, ya que es una historia de un dolor de muelas”.

- ¿Fue una tarea difícil traducir a un autor premio Nobel?

- “Por fortuna, yo traduje sin la angustia de que este hombre fuera un Nobel. Me tardé cuatro años y terminé aproximadamente unos 12 meses antes de que le dieran el galardón”.

- En la traducción, ¿cuáles fueron los elementos que cuidó para mantener la esencia de la obra original?

- “Hay varios rasgos que respeté. Primero, el don que tiene Le Clézio para meterse en seres tan diversos como un niño africano huérfano o un estudiante que se despierta por el peor dolor de muelas de su vida.

Otro rasgo fue un respeto absoluto hacia el texto y hacia el estilo del autor, hacia su manera de hacer literatura y su capacidad para crear belleza con muy pocas palabras, y al mismo tiempo, tomar el hecho más insignificante y con eso hacer un texto enorme, devastador, universal. Yo digo en broma que a Le Clézio le bastó un dolor de muelas para demostrarnos lo mal que están construidas las sociedades contemporáneas”.

- En este libro, ¿qué busca dejar Le Clézio en el lector?

- “Nos demuestra que todas las sociedades están construidas sobre una aspirina. Que las ciudades más grandes educan a la gente para que en cuanto vea a un sujeto que muestra los primeros síntomas de vejez o dolor desvíe su mirada a otra parte. Le Clézio lleva a vivir la experiencia del personaje, uno que se siente solo y desamparado, como un náufrago en una isla abandonado por sus congéneres.

El texto funciona como una especie de submarino, que toma al lector, y lo sumerge, y lo lleva a conocer un continente absolutamente insospechado, el continente del dolor. Aunque parece que habla del dolor, en realidad habla de la soledad, de la felicidad y de las sociedades contemporáneas”.
 
- ¿Cuál es la función del traductor?

- “Como traductor traté de ser invisible. Yo creo que un traductor y un editor tienen que ser absolutamente transparentes, poner todo de su parte para que su trabajo no se note y a la vez que sea el soporte que permita disfrutar palabra por palabra.

Cuando leí este texto me di cuenta que cada palabra y cada coma tienen una gran importancia. Yo aspiro a que este libro se lea como si hubiese sido escrito originalmente en español”.

- ¿Cree que le gustará este trabajo de Almadía a Le Clézio? 


- “Lo conocí hace dos meses. Me formé en una fila, él estaba dedicando unos cuantos libros, cuando fue mi turno, le entregué el primer ejemplar, aún la tinta manchaba y me di cuenta porque él tenía los dedos pulgares verdes. Le Clézio no entendía qué estaba pasando; me imagino que pensó que se trataba de un objeto hecho a mano, el regalo de algún lector.

Estaba sonriendo y me preguntó: ‘¿Qué es esto?’. Le dije: ‘Somos sus editores de Oaxaca’. Le Clézio expresó: ‘¡Ah, son ustedes! Es la edición más bella que hayan hecho jamás de uno de mis libros’. Fue un caballero y la persona más generosa; Alejandro Magallanes y yo estábamos pensando en tatuarnos esa frase.

Mayra Torres de la O 

“A Le Clézio le bastó un dolor de muelas para demostrarnos lo mal que están construidas las sociedades contemporáneas”

Martín Solares, traductor y director editorial de Almadía.


La obra

El día que Beaumont conoció a su dolor, de J.M. G. Le Clézio, es una novela corta que pertenece a un libro de cuentos y relatos titulado La fiebre.
La historia tiene como protagonista a Beaumont, un joven estudiante que se despierta una madrugada por culpa de un dolor de muelas que nubla su mente. Solo en su cama, en posición fetal, espera a que el dolor disminuya mientras se da cuenta de lo alejado que está de la sociedad.  


El autor

Jean Marie Gustave Le Clézio firma sus libros con menos palabras que las existentes en su nombre: J. M. G. Le Clézio. Nació en Niza en 1940. Es doctor en letras y un viajero: alguna temporada de su vida la ha pasado en México y otras por diferentes lugares de África, Asia, América y Europa.

En Francia es una de las voces literarias más importantes. Su obra se compone por más de 50 títulos, entre los que destacan El pez dorado, Desierto, La música del hambre y El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido.

En 2008, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura.






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