Internacional
Acusan de negligencia al capitán del ferry
Cinco cargos caen sobre Lee Joon-Seok detenido ya por las autoridades
JINDO, COREA DEL SUR (18/ABR/2014).- Las autoridades surcoreanas arrestaron a Lee Joon-Seok, capitán del ferry naufragado frente a las costas de ese país con cientos de estudiantes a bordo.
Lee Joon-Seok enfrenta cinco cargos, incluyendo negligencia y violación del derecho marítimo.
El capitán y la mayoría de los 28 miembros de la tripulación abandonaron la embarcación antes del naufragio cuando cientos de pasajeros se encontraban atrapados. Además, se asegura que el capitán entregó el timón a la tercera oficial, de 26 años y con apenas dos años de experiencia, antes de que el barco comenzara a hundirse.
Al desatarse el incidente Lee no se encontraba en la cabina de mando.
Veintiocho cuerpos han sido hallados, según el balance facilitado por los guardacostas. De las 475 personas que se encontraban a bordo, incluyendo más de 300 estudiantes de secundaria, 179 personas se encuentran a salvo y otras 268 continúan desaparecidas.
El operador del ferry “Sewol”, Chonghaejin Marine Co, indicó que el capitán, de 69 años, tiene muchos años de experiencia y cubría desde hace ocho años el trayecto Incheon-Jeju, en el que se produjo el accidente.
La cólera de las familias de las víctimas se amplifica día a día. Lamentan con amargura que los pasajeros recibieran la consigna de no moverse de sus asientos o camarotes cuando el ferry se inmovilizó.
Treinta o cuarenta minutos más tarde, el barco se empezó a hundir por la proa y fue demasiado tarde para muchos ocupantes, incapaces de trepar a lo largo de los pasillos casi a la vertical mientras el agua entraba a chorros.
“El Gobierno mintió”, declaró un hombre que dijo hablar en nombre de todos los padres, en directo por la televisión surcoreana. “¿Así son las cosas en Corea del Sur? Les volvemos a suplicar una vez más, por favor, que salven a nuestros hijos”.
El hombre afirmó que en el lugar del drama sólo vio unas cuantas embarcaciones y unos buceadores, muy lejos de los 500 buzos, 169 barcos y 29 aeronaves que las autoridades afirman haber mandado.
Tres días después del naufragio los buzos lograron por primera vez penetrar en el interior del ferry, que reposa volcado sobre el suelo marino a 30 metros de profundidad, en busca de posibles supervivientes que hubieran quedado atrapados dentro en bolsas de aire.
Sin embargo, las esperanzas de avanzar en el rescate se vieron truncadas por las grandes olas, las fuertes corrientes y la nula visibilidad bajo el agua, factores que unidos a la lluvia y el viento en el exterior dificultaron extremadamente las operaciones de rescate.
Algunos expertos creen que la embarcación realizó un giro brusco en lugar de cambiar de dirección de forma gradual, lo que pudo desplazar parte de la carga hacia un solo lado y finalmente volcarlo, aunque también se maneja la hipótesis de que fue la colisión con una roca lo que provocó el hundimiento, ya que numerosos pasajeros dicen que oyeron un fuerte ruido y el ferry se detuvo súbitamente, lo que podría significar que el barco tocó el fondo o golpeó un objeto sumergido.
Tanto la Fiscalía como la policía surcoreana siguen investigando las causas del naufragio del buque, de más de seis mil 800 toneladas de peso y con una capacidad máxima de 921 pasajeros.
• La culpa lo empuja
Sobrevivió al accidente, pero no pudo con la culpa. Kang Min-Kyu, vicedirector del instituto de Danwon, al sur de Seúl, del que eran alumnos los escolares que se encontraban a bordo del ferry “Sewol”, fue hallado sin vida.
El diario Korea Herald. aseguró que su cuerpo estaba colgado con un cinturón de un árbol, y la agencia Yonhap citó una nota de suicidio encontrada por la policía: “Sobrevivir solo es demasiado doloroso... Asumo la plena responsabilidad”.
“Como encargado de la seguridad de los estudiantes, sufría de graves sentimientos de culpa”, dijo uno de los profesores a los medios, que no quiso ser identificado. “Las familias de las víctimas expresaron su ira contra él y su corazón quedó destrozado”.
Mientras tanto, en el gimnasio de Jindo, la isla vecina del lugar del drama, que acoge a cientos de allegados de los desaparecidos, una pantalla retransmite los esfuerzos de los socorristas.
La magnitud del drama ha causado estupefacción en Corea del Sur, un país rico y moderno que pensaba que este tipo de catástrofes eran cosa del pasado.
“Haremos que los responsables (del accidente) tengan que rendir cuentas”, dijo el fiscal Lee Seong-Yoon.
Lee Joon-Seok enfrenta cinco cargos, incluyendo negligencia y violación del derecho marítimo.
El capitán y la mayoría de los 28 miembros de la tripulación abandonaron la embarcación antes del naufragio cuando cientos de pasajeros se encontraban atrapados. Además, se asegura que el capitán entregó el timón a la tercera oficial, de 26 años y con apenas dos años de experiencia, antes de que el barco comenzara a hundirse.
Al desatarse el incidente Lee no se encontraba en la cabina de mando.
Veintiocho cuerpos han sido hallados, según el balance facilitado por los guardacostas. De las 475 personas que se encontraban a bordo, incluyendo más de 300 estudiantes de secundaria, 179 personas se encuentran a salvo y otras 268 continúan desaparecidas.
El operador del ferry “Sewol”, Chonghaejin Marine Co, indicó que el capitán, de 69 años, tiene muchos años de experiencia y cubría desde hace ocho años el trayecto Incheon-Jeju, en el que se produjo el accidente.
La cólera de las familias de las víctimas se amplifica día a día. Lamentan con amargura que los pasajeros recibieran la consigna de no moverse de sus asientos o camarotes cuando el ferry se inmovilizó.
Treinta o cuarenta minutos más tarde, el barco se empezó a hundir por la proa y fue demasiado tarde para muchos ocupantes, incapaces de trepar a lo largo de los pasillos casi a la vertical mientras el agua entraba a chorros.
“El Gobierno mintió”, declaró un hombre que dijo hablar en nombre de todos los padres, en directo por la televisión surcoreana. “¿Así son las cosas en Corea del Sur? Les volvemos a suplicar una vez más, por favor, que salven a nuestros hijos”.
El hombre afirmó que en el lugar del drama sólo vio unas cuantas embarcaciones y unos buceadores, muy lejos de los 500 buzos, 169 barcos y 29 aeronaves que las autoridades afirman haber mandado.
Tres días después del naufragio los buzos lograron por primera vez penetrar en el interior del ferry, que reposa volcado sobre el suelo marino a 30 metros de profundidad, en busca de posibles supervivientes que hubieran quedado atrapados dentro en bolsas de aire.
Sin embargo, las esperanzas de avanzar en el rescate se vieron truncadas por las grandes olas, las fuertes corrientes y la nula visibilidad bajo el agua, factores que unidos a la lluvia y el viento en el exterior dificultaron extremadamente las operaciones de rescate.
Algunos expertos creen que la embarcación realizó un giro brusco en lugar de cambiar de dirección de forma gradual, lo que pudo desplazar parte de la carga hacia un solo lado y finalmente volcarlo, aunque también se maneja la hipótesis de que fue la colisión con una roca lo que provocó el hundimiento, ya que numerosos pasajeros dicen que oyeron un fuerte ruido y el ferry se detuvo súbitamente, lo que podría significar que el barco tocó el fondo o golpeó un objeto sumergido.
Tanto la Fiscalía como la policía surcoreana siguen investigando las causas del naufragio del buque, de más de seis mil 800 toneladas de peso y con una capacidad máxima de 921 pasajeros.
• La culpa lo empuja
Sobrevivió al accidente, pero no pudo con la culpa. Kang Min-Kyu, vicedirector del instituto de Danwon, al sur de Seúl, del que eran alumnos los escolares que se encontraban a bordo del ferry “Sewol”, fue hallado sin vida.
El diario Korea Herald. aseguró que su cuerpo estaba colgado con un cinturón de un árbol, y la agencia Yonhap citó una nota de suicidio encontrada por la policía: “Sobrevivir solo es demasiado doloroso... Asumo la plena responsabilidad”.
“Como encargado de la seguridad de los estudiantes, sufría de graves sentimientos de culpa”, dijo uno de los profesores a los medios, que no quiso ser identificado. “Las familias de las víctimas expresaron su ira contra él y su corazón quedó destrozado”.
Mientras tanto, en el gimnasio de Jindo, la isla vecina del lugar del drama, que acoge a cientos de allegados de los desaparecidos, una pantalla retransmite los esfuerzos de los socorristas.
La magnitud del drama ha causado estupefacción en Corea del Sur, un país rico y moderno que pensaba que este tipo de catástrofes eran cosa del pasado.
“Haremos que los responsables (del accidente) tengan que rendir cuentas”, dijo el fiscal Lee Seong-Yoon.