Internacional
Economía y equidad social, retos de Rajoy
La Unión Europea ocupa un lugar central y prioritario en la agenda del próximo presidente de España
GUADALAJARA, JALISCO (19/DIC/2011).- A dos días de que Mariano Rajoy tome la presidencia de España, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero se despidió de su gobierno. En cambio, Rajoy está a punto de tomar un país con muchos retos tanto económicos, sociales y políticos. A principios de diciembre Rajoy destacó la necesidad de que la Unión Europea (UE) ocupe un lugar “central y prioritario” en la agenda política española, al ser en gran medida una “prolongación” de la actividad nacional en áreas como la economía, la justicia, la agricultura o el medio ambiente.
La recuperación del euro es otra de las prioridades de Rajoy y sobre todo recuperar la confianza de la sociedad que, por medio de macro manifestaciones, ha dado a entender su disgusto con el actual Gobierno. Sara Núñez de Prado, profesora titular de Historia del Mundo Actual de la Universidad Rey Juan Carlos no augura un buen panorama a corto plazo para el país y su situación económica.
—¿Cómo califica la situación económica y social en la que se encuentra España?
—Siendo sinceros solo hay una manera de calificar la situación económica, con su consecuencia social añadida, y es como pésima. Distinguiendo entre dos planos distintos: el de la administración, que está en muy mala situación, que tiene que emitir deuda cada poco tiempo para mantenerse y que se está viendo obligada a poner en marcha unos ajustes, en algunos casos, muy considerables. Y por otra, la de los ciudadanos, la de la España real, que está sufriendo directamente todo lo anterior y que además se ve afectada en una buena parte por los dramas personales que supone perder el puesto de trabajo, no llegar a fin de mes con el salario que se recibe, no poder pagar los compromisos adquiridos —incluso cuando no se adquirieron alegremente—, etcétera. No olviden que como siempre, los países acaban saliendo adelante de una u otra manera, pero quien sufre las consecuencias y no siempre consigue superar el problema es cada uno de los ciudadanos que conforman el país real. Cuando un ciudadano está casi en bancarrota, ¿qué hace? ¿Qué recurso le queda? El país emite deuda, acuden sus socios a su rescate… pero ¿el pobre ciudadano? Suena muy simple así dicho y no obedece a ninguna teoría económica o política, pero es la pura realidad.
—¿Cuál es la medida más urgente que Mariano Rajoy debe implementar?
—Está claro que todo aquello que se encamine a la recuperación económica, la dinamización de la economía y del consumo. Y eso no se hace sólo con una medida, sino que es un conjunto de todas ellas que a la larga convergen y van dando sus frutos. Por ejemplo, una de las primeras cuestiones que se está afrontando es la reforma laboral, ya que hay registrados casi cinco millones de desempleados, pero esa reforma laboral, por sí sola, no será suficiente.
—¿Tiene Mariano Rajoy la fuerza política y el respaldo social para lograr los acuerdos necesarios que saquen, con el tiempo, de la profunda crisis en la que se encuentra el país?
—Tiene la legitimidad de los votos que le han otorgado los ciudadanos en las recientes elecciones. Necesitará también el apoyo de otras fuerzas políticas, agentes sociales, etcétera y eso está por ver si lo consigue. Si tiene a la oposición en la calle, a los agentes sociales en pie de guerra… realmente el respaldo electoral le va a servir de poco. Estamos en una situación en la que o todo el mundo trabaja en la misma dirección o no se logra nada.
—¿Qué lectura le da al hecho de la tardanza de Rajoy en revelar su programa de Gobierno y señalar el equipo que lo llevará a cabo?
—No creo que exista dicha tardanza… tuvo un programa electoral extenso (que seguro que salvo Rubalcaba y alguno más nadie se leyó) y públicamente en campaña expresó sólo ideas clave: lucha contra el desempleo, reactivación económica y presencia real en Europa. Desde el día siguiente de las elecciones da la impresión de que se ha puesto a trabajar y de que lo hace en serio… el resto de las cuestiones tienen unos plazos que hay que cumplir y que no dependen de él ni de su partido. Y en cuanto al equipo de Gobierno, no tiene ninguna obligación de decirlo hasta que no tenga que formarlo. Es más una preocupación de los medios de comunicación y de la curiosidad ciudadana que una cuestión de importancia real. Me refiero no a quien designe, sino a cuando haga pública la designación.
— Habrá que implementar medidas duras para frenar la crisis interna, ¿qué tan rápido podría venir el deterioro del capital político que le han concedido a Rajoy los electores?
—Claro que habrá que implementar medidas duras, muy duras… y claro que a la ciudadanía no le va a gustar… pero la pérdida del capital político tendrá mucho que ver con dos cuestiones. Por un lado, tendrá más que ver con el alcance general de dichas medidas que con las medidas en sí. Me explico: si esas medidas abarcan a todo el mundo: políticos, administraciones, etcétera entonces los ciudadanos lo entenderán mejor. Pero si solo les afecta a ellos, entonces nadie lo entenderá. Por ejemplo, no puede ser que los diputados que no sólo ganan un buen sueldo, sino que tienen unas dietas más que considerables, sigan manteniéndose en el mismo nivel mientras que a los funcionarios les bajaron el sueldo y a los pensionistas les congelaron las pensiones. Y es cierto que muchas veces es más una cuestión de imagen que un ahorro realmente efectivo, pero es que de la imagen también se vive. Y por otro, al margen del capital político hay otro factor que ya apuntamos: la acción de otras fuerzas, ya sean políticas, sindicales o sin adscripción clara y aparentemente espontáneas (que personalmente dudo que lo sean). Si todos esos colectivos se dedican en lugar de arrimar el hombro a agitar a la opinión pública y a sacarla a la calle, como por ejemplo ya ha amenazado en un claro (y yo diría que irresponsable) guiño a sus votantes el líder de Izquierda Unida, pues entonces los problemas se le van a multiplicar al Gobierno del Partido Popular (PP).
—Rajoy ya deja en un “veremos” una de sus promesas de campaña que era dar cinco años (hasta 10) a las autonomías para que éstas regresen 24 mil millones de euros al Estado. ¿Sería ésta la primera medida dura?
—No creo que haya que establecer cronologías… da igual que sea la primera o la quinta… Rajoy tiene unos compromisos que cumplir si quiere recuperar la confianza de los mercados y de sus socios europeos, imprescindible todo ello para encarar adecuadamente la crisis interna y superarla, por lo que no tiene más remedio que hacer lo que le corresponda. Pero téngase en cuenta que estamos hablando de medidas que se realizan desde dentro y para dentro, no de hipotéticos apoyos exteriores. Y además, ojalá lo haga, porque si no, está difícil que consigamos salir adelante. La época de los parches políticos y de la demagogia ha tenido una fecha de caducidad.
—¿Qué expectativas existen a la reforma a la ley laboral que impulsa Rajoy? ¿Podrá revertir el paro?
—Si viene sola, no valdrá para nada, tendrá que acompañarse de otra serie de medidas para que sea efectiva. No obstante, no hay que olvidar que al tema del paro está muy unido el de la economía sumergida, otra cuestión que también debería abordarse para evitar un fraude, quizás diminuto a nivel individual, pero enorme globalmente hablando. El problema es que ¿cómo se acomete algo de tal magnitud en momentos de crisis? Eso había que haberlo hecho en las épocas de bonanza económica.
— La problemática española está envuelta por una crisis mayor en la Eurozona. ¿Qué apoyos requiere España del exterior para evitar un eventual rescate financiero?
—Hablar de apoyos resulta un poco eufemístico, la verdad. Lo que del exterior estamos recibiendo, más que apoyos, son recomendaciones de obligado cumplimiento si queremos no ya mejorar, sino mantener el status que en estos momentos tenemos. Es decir, aún no somos un país económicamente rescatado ni parece que en vías de rescate inmediatas, por lo que esa ayuda económica ni la hemos recibido ni está previsto que se reciba. Pero aun poniéndonos en lo peor, no dejaría de ser una ayuda envenenada, en el sentido de que las exigencias que hay que cumplir son un precio, normalmente muy alto, incluso excesivo, para el ciudadano. La venta periódica de deuda que hemos estado realizando, no dudo que a corto plazo nos ha sido útil, pero al precio que hemos pagado, nos ha hipotecado para el futuro a medio y largo plazo, con lo que vuelvo a la idea inicial ¿eso es realmente una ayuda o apoyo exterior?
—¿Políticamente, qué tan fuerte está Mariano Rajoy ante la Unión Europea?
—Eso hay que verlo. El Gobierno Zapatero ha dejado a España en muy mala posición. Pero aún es pronto para saber la capacidad que tendrá el nuevo presidente para desandar el mal camino andado. Tiene la ventaja de la proximidad ideológica de otros gobiernos de la UE (Alemania, Gran Bretaña o Francia por citar los más cercanos) pero en una situación como la actual en la que las alianzas se hacen con otros parámetros que no son los ideológicos, no parece que ese factor sea determinante. Hay que esperar.
— ¿Dónde queda España en esta refundación que proponen Alemania y Francia de la Unión Europea?
—Hay que ser muy claro en este punto y no engañar a nadie, En primer lugar, y aprovecho para decirlo. Lo de la refundación me parece más una palabra o frase mediática que una realidad. Como la historia de, primero la CEE y luego la UE, ha demostrado, no hace falta ninguna refundación. La versatilidad de esta entidad es tal que tiene capacidad de adaptarse a las diferentes situaciones sin necesidad de refundarse. Ahora bien, si en la mente del señor Sarkozy cuando habló de refundación estaba la idea de acabar con lo que tenemos para crear otra cosa diferente en la que domine el eje franco-alemán, entonces estamos hablando de cambio de parámetros, de nuevas reglas de juego, es decir de una especie de liquidación para que emerja algo diferente. Como su nombre indica la Unión Europea ha sido y debe ser siendo, unión, colaboración, toma de decisiones conjuntas, puesta de los intereses europeos por encima de los nacionales o personales… todo ello es lo que ha hecho grande a la UE. Si abandonamos eso en beneficio de otros intereses, pues…
— ¿Defenderá Rajoy la continuidad del euro en España, o podría llegar a un mediano plazo la “europeseta”?
—Mire, en épocas de crisis todo el mundo habla mucho, de lo que sabe y de lo que no. Eso lleva a todo tipo de opiniones, como que estaríamos mejor sin el euro porque podríamos devaluar, si hay que ser como Gran Bretaña (a la que siempre se ha criticado por su posición antieuropeista) u otras cosas similares. Nadie puede negar los beneficios del euro, no sólo para España, sino también para Alemania, es decir, para todos. Como todo en esta vida, tiene un precio, que no siempre es el que queremos pagar. Esperemos que en la mente del señor Rajoy pesen los beneficios generales por encima de las alucinaciones políticas. Pero, no se olvide, si esto no sale adelante, que sigamos en el euro o no, no va a depender ya de nosotros, porque entonces, lo que pasará es que simplemente nos echarán.
FRASE
''Nadie puede negar los beneficios del euro para España y Alemania; como todo en esta vida tiene costos que no siempre nos alegra cumplir ''
''La venta periódica de deuda no dudo que a corto plazo nos ha sido útil, pero al precio que hemos pagado, nos ha hipotecado para el futuro ''
Sara Núñez de Prado, profesora titular de Historia del Mundo Actual de la Universidad Rey Juan Carlos.
TESTIMONIO
Bajo la lupa
A su llegada al Gobierno español, Mariano Rajoy encontrará una sociedad en crisis y afrontará retos principalmente de índole económica; su principal fortaleza: el pueblo, que con el voto de la esperanza vigilará de cerca sus movimientos, dijo el periodista español Jaime Mor.
La crisis que azota a España —económica y de valores—, mantiene a España en una encrucijada, y ello implicará que el votante le pase factura a Rajoy, que en su condición política no tiene nada fácil sacar el país adelante, lo que no se atribuye a un mal trabajo de Zapatero, sino a la situación que persiste en toda Europa, que no le deja demasiado margen de maniobra y no será menos difícil para él que para el anterior presidente.
La banca española, una de las más dañadas del mundo, enfrenta serias dificultades de financiamiento, y Rajoy deberá encontrar la forma para que la banca apoye los cambios significativos en la política.
En los temas que involucran a los jóvenes, podría haber mayor espacio de apertura, puesto que movimientos como el de “los inconformes” no van en contra de un Gobierno en específico si no de un sistema.
Incluso en el esperado fin de la ETA, que ha lanzado el mensaje de “ni rendición ni entrega de armas ni arrepentimiento”, si Rajoy es inteligente invitará a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha sido negociador por parte del Gobierno, y si Rajoy juega bien el papel de mandatario y estadista, podrá invitar a Rubalcaba a seguir las negociaciones del alto al fuego total y cerrarlas; probablemente la última medalla se la pueda poner el Partido Popular.
De este modo, ante un panorama complicado, Rajoy encuentra su fortaleza en el pueblo, en la gente que dio su voto por una necesidad de cambio y la voluntad de que se arreglen las cosas, lo que pondrá bajo la lupa sus movimientos. “Rajoy, como personaje, no tiene una fortaleza definida. Su barco ganó la carrera pero no creo que tenga una fórmula para poder ganar esa otra carrera que le queda”.
La recuperación del euro es otra de las prioridades de Rajoy y sobre todo recuperar la confianza de la sociedad que, por medio de macro manifestaciones, ha dado a entender su disgusto con el actual Gobierno. Sara Núñez de Prado, profesora titular de Historia del Mundo Actual de la Universidad Rey Juan Carlos no augura un buen panorama a corto plazo para el país y su situación económica.
—¿Cómo califica la situación económica y social en la que se encuentra España?
—Siendo sinceros solo hay una manera de calificar la situación económica, con su consecuencia social añadida, y es como pésima. Distinguiendo entre dos planos distintos: el de la administración, que está en muy mala situación, que tiene que emitir deuda cada poco tiempo para mantenerse y que se está viendo obligada a poner en marcha unos ajustes, en algunos casos, muy considerables. Y por otra, la de los ciudadanos, la de la España real, que está sufriendo directamente todo lo anterior y que además se ve afectada en una buena parte por los dramas personales que supone perder el puesto de trabajo, no llegar a fin de mes con el salario que se recibe, no poder pagar los compromisos adquiridos —incluso cuando no se adquirieron alegremente—, etcétera. No olviden que como siempre, los países acaban saliendo adelante de una u otra manera, pero quien sufre las consecuencias y no siempre consigue superar el problema es cada uno de los ciudadanos que conforman el país real. Cuando un ciudadano está casi en bancarrota, ¿qué hace? ¿Qué recurso le queda? El país emite deuda, acuden sus socios a su rescate… pero ¿el pobre ciudadano? Suena muy simple así dicho y no obedece a ninguna teoría económica o política, pero es la pura realidad.
—¿Cuál es la medida más urgente que Mariano Rajoy debe implementar?
—Está claro que todo aquello que se encamine a la recuperación económica, la dinamización de la economía y del consumo. Y eso no se hace sólo con una medida, sino que es un conjunto de todas ellas que a la larga convergen y van dando sus frutos. Por ejemplo, una de las primeras cuestiones que se está afrontando es la reforma laboral, ya que hay registrados casi cinco millones de desempleados, pero esa reforma laboral, por sí sola, no será suficiente.
—¿Tiene Mariano Rajoy la fuerza política y el respaldo social para lograr los acuerdos necesarios que saquen, con el tiempo, de la profunda crisis en la que se encuentra el país?
—Tiene la legitimidad de los votos que le han otorgado los ciudadanos en las recientes elecciones. Necesitará también el apoyo de otras fuerzas políticas, agentes sociales, etcétera y eso está por ver si lo consigue. Si tiene a la oposición en la calle, a los agentes sociales en pie de guerra… realmente el respaldo electoral le va a servir de poco. Estamos en una situación en la que o todo el mundo trabaja en la misma dirección o no se logra nada.
—¿Qué lectura le da al hecho de la tardanza de Rajoy en revelar su programa de Gobierno y señalar el equipo que lo llevará a cabo?
—No creo que exista dicha tardanza… tuvo un programa electoral extenso (que seguro que salvo Rubalcaba y alguno más nadie se leyó) y públicamente en campaña expresó sólo ideas clave: lucha contra el desempleo, reactivación económica y presencia real en Europa. Desde el día siguiente de las elecciones da la impresión de que se ha puesto a trabajar y de que lo hace en serio… el resto de las cuestiones tienen unos plazos que hay que cumplir y que no dependen de él ni de su partido. Y en cuanto al equipo de Gobierno, no tiene ninguna obligación de decirlo hasta que no tenga que formarlo. Es más una preocupación de los medios de comunicación y de la curiosidad ciudadana que una cuestión de importancia real. Me refiero no a quien designe, sino a cuando haga pública la designación.
— Habrá que implementar medidas duras para frenar la crisis interna, ¿qué tan rápido podría venir el deterioro del capital político que le han concedido a Rajoy los electores?
—Claro que habrá que implementar medidas duras, muy duras… y claro que a la ciudadanía no le va a gustar… pero la pérdida del capital político tendrá mucho que ver con dos cuestiones. Por un lado, tendrá más que ver con el alcance general de dichas medidas que con las medidas en sí. Me explico: si esas medidas abarcan a todo el mundo: políticos, administraciones, etcétera entonces los ciudadanos lo entenderán mejor. Pero si solo les afecta a ellos, entonces nadie lo entenderá. Por ejemplo, no puede ser que los diputados que no sólo ganan un buen sueldo, sino que tienen unas dietas más que considerables, sigan manteniéndose en el mismo nivel mientras que a los funcionarios les bajaron el sueldo y a los pensionistas les congelaron las pensiones. Y es cierto que muchas veces es más una cuestión de imagen que un ahorro realmente efectivo, pero es que de la imagen también se vive. Y por otro, al margen del capital político hay otro factor que ya apuntamos: la acción de otras fuerzas, ya sean políticas, sindicales o sin adscripción clara y aparentemente espontáneas (que personalmente dudo que lo sean). Si todos esos colectivos se dedican en lugar de arrimar el hombro a agitar a la opinión pública y a sacarla a la calle, como por ejemplo ya ha amenazado en un claro (y yo diría que irresponsable) guiño a sus votantes el líder de Izquierda Unida, pues entonces los problemas se le van a multiplicar al Gobierno del Partido Popular (PP).
—Rajoy ya deja en un “veremos” una de sus promesas de campaña que era dar cinco años (hasta 10) a las autonomías para que éstas regresen 24 mil millones de euros al Estado. ¿Sería ésta la primera medida dura?
—No creo que haya que establecer cronologías… da igual que sea la primera o la quinta… Rajoy tiene unos compromisos que cumplir si quiere recuperar la confianza de los mercados y de sus socios europeos, imprescindible todo ello para encarar adecuadamente la crisis interna y superarla, por lo que no tiene más remedio que hacer lo que le corresponda. Pero téngase en cuenta que estamos hablando de medidas que se realizan desde dentro y para dentro, no de hipotéticos apoyos exteriores. Y además, ojalá lo haga, porque si no, está difícil que consigamos salir adelante. La época de los parches políticos y de la demagogia ha tenido una fecha de caducidad.
—¿Qué expectativas existen a la reforma a la ley laboral que impulsa Rajoy? ¿Podrá revertir el paro?
—Si viene sola, no valdrá para nada, tendrá que acompañarse de otra serie de medidas para que sea efectiva. No obstante, no hay que olvidar que al tema del paro está muy unido el de la economía sumergida, otra cuestión que también debería abordarse para evitar un fraude, quizás diminuto a nivel individual, pero enorme globalmente hablando. El problema es que ¿cómo se acomete algo de tal magnitud en momentos de crisis? Eso había que haberlo hecho en las épocas de bonanza económica.
— La problemática española está envuelta por una crisis mayor en la Eurozona. ¿Qué apoyos requiere España del exterior para evitar un eventual rescate financiero?
—Hablar de apoyos resulta un poco eufemístico, la verdad. Lo que del exterior estamos recibiendo, más que apoyos, son recomendaciones de obligado cumplimiento si queremos no ya mejorar, sino mantener el status que en estos momentos tenemos. Es decir, aún no somos un país económicamente rescatado ni parece que en vías de rescate inmediatas, por lo que esa ayuda económica ni la hemos recibido ni está previsto que se reciba. Pero aun poniéndonos en lo peor, no dejaría de ser una ayuda envenenada, en el sentido de que las exigencias que hay que cumplir son un precio, normalmente muy alto, incluso excesivo, para el ciudadano. La venta periódica de deuda que hemos estado realizando, no dudo que a corto plazo nos ha sido útil, pero al precio que hemos pagado, nos ha hipotecado para el futuro a medio y largo plazo, con lo que vuelvo a la idea inicial ¿eso es realmente una ayuda o apoyo exterior?
—¿Políticamente, qué tan fuerte está Mariano Rajoy ante la Unión Europea?
—Eso hay que verlo. El Gobierno Zapatero ha dejado a España en muy mala posición. Pero aún es pronto para saber la capacidad que tendrá el nuevo presidente para desandar el mal camino andado. Tiene la ventaja de la proximidad ideológica de otros gobiernos de la UE (Alemania, Gran Bretaña o Francia por citar los más cercanos) pero en una situación como la actual en la que las alianzas se hacen con otros parámetros que no son los ideológicos, no parece que ese factor sea determinante. Hay que esperar.
— ¿Dónde queda España en esta refundación que proponen Alemania y Francia de la Unión Europea?
—Hay que ser muy claro en este punto y no engañar a nadie, En primer lugar, y aprovecho para decirlo. Lo de la refundación me parece más una palabra o frase mediática que una realidad. Como la historia de, primero la CEE y luego la UE, ha demostrado, no hace falta ninguna refundación. La versatilidad de esta entidad es tal que tiene capacidad de adaptarse a las diferentes situaciones sin necesidad de refundarse. Ahora bien, si en la mente del señor Sarkozy cuando habló de refundación estaba la idea de acabar con lo que tenemos para crear otra cosa diferente en la que domine el eje franco-alemán, entonces estamos hablando de cambio de parámetros, de nuevas reglas de juego, es decir de una especie de liquidación para que emerja algo diferente. Como su nombre indica la Unión Europea ha sido y debe ser siendo, unión, colaboración, toma de decisiones conjuntas, puesta de los intereses europeos por encima de los nacionales o personales… todo ello es lo que ha hecho grande a la UE. Si abandonamos eso en beneficio de otros intereses, pues…
— ¿Defenderá Rajoy la continuidad del euro en España, o podría llegar a un mediano plazo la “europeseta”?
—Mire, en épocas de crisis todo el mundo habla mucho, de lo que sabe y de lo que no. Eso lleva a todo tipo de opiniones, como que estaríamos mejor sin el euro porque podríamos devaluar, si hay que ser como Gran Bretaña (a la que siempre se ha criticado por su posición antieuropeista) u otras cosas similares. Nadie puede negar los beneficios del euro, no sólo para España, sino también para Alemania, es decir, para todos. Como todo en esta vida, tiene un precio, que no siempre es el que queremos pagar. Esperemos que en la mente del señor Rajoy pesen los beneficios generales por encima de las alucinaciones políticas. Pero, no se olvide, si esto no sale adelante, que sigamos en el euro o no, no va a depender ya de nosotros, porque entonces, lo que pasará es que simplemente nos echarán.
FRASE
''Nadie puede negar los beneficios del euro para España y Alemania; como todo en esta vida tiene costos que no siempre nos alegra cumplir ''
''La venta periódica de deuda no dudo que a corto plazo nos ha sido útil, pero al precio que hemos pagado, nos ha hipotecado para el futuro ''
Sara Núñez de Prado, profesora titular de Historia del Mundo Actual de la Universidad Rey Juan Carlos.
TESTIMONIO
Bajo la lupa
A su llegada al Gobierno español, Mariano Rajoy encontrará una sociedad en crisis y afrontará retos principalmente de índole económica; su principal fortaleza: el pueblo, que con el voto de la esperanza vigilará de cerca sus movimientos, dijo el periodista español Jaime Mor.
La crisis que azota a España —económica y de valores—, mantiene a España en una encrucijada, y ello implicará que el votante le pase factura a Rajoy, que en su condición política no tiene nada fácil sacar el país adelante, lo que no se atribuye a un mal trabajo de Zapatero, sino a la situación que persiste en toda Europa, que no le deja demasiado margen de maniobra y no será menos difícil para él que para el anterior presidente.
La banca española, una de las más dañadas del mundo, enfrenta serias dificultades de financiamiento, y Rajoy deberá encontrar la forma para que la banca apoye los cambios significativos en la política.
En los temas que involucran a los jóvenes, podría haber mayor espacio de apertura, puesto que movimientos como el de “los inconformes” no van en contra de un Gobierno en específico si no de un sistema.
Incluso en el esperado fin de la ETA, que ha lanzado el mensaje de “ni rendición ni entrega de armas ni arrepentimiento”, si Rajoy es inteligente invitará a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha sido negociador por parte del Gobierno, y si Rajoy juega bien el papel de mandatario y estadista, podrá invitar a Rubalcaba a seguir las negociaciones del alto al fuego total y cerrarlas; probablemente la última medalla se la pueda poner el Partido Popular.
De este modo, ante un panorama complicado, Rajoy encuentra su fortaleza en el pueblo, en la gente que dio su voto por una necesidad de cambio y la voluntad de que se arreglen las cosas, lo que pondrá bajo la lupa sus movimientos. “Rajoy, como personaje, no tiene una fortaleza definida. Su barco ganó la carrera pero no creo que tenga una fórmula para poder ganar esa otra carrera que le queda”.