Internacional

Españoles, hartos del ''golpe de Estado financiero''

Los ciudadanos del país europeo consideran que el Gobierno, bancos y empresas atentan contra el pueblo

MADRID, ESPAÑA (27/FEB/2012).- El 23F era la combinación alfanumérica con la que se convocó, a través de Twitter, a reunirse el pasado 23 de febrero en la Puerta del Sol, en el Centro de Madrid, para recordar que el 23 de febrero de 1981 Antonio Tajero comandó un golpe de Estado en contra del Gobierno español de Leopoldo Calvo Sotelo, y así decir que, con este hecho como referente, se sigue viviendo un golpe, pero ahora por parte de los gobiernos, empresas y bancos contra el propio pueblo.

Carmen, de 30 años, es una de las organizadoras de la concentración a pie del monumento al Rey Carlos III, montado en un caballo. Sonriente pide que no se revele su nombre completo ni su profesión, pues una declaración de su información personal pudiera causarle conflictos en su trabajo. Ella no es una de las más de cinco millones de personas en España que están “paradas”, que no tienen empleo. Estudió una licenciatura y la ejerce. Vive a un lado de la Puerta del Sol, por lo que dice nunca acampó ahí, pero tampoco nunca se ha ido de esa plaza. Para ella lo importante es sentirse comprometida con un movimiento que busca concientizar a la población de las malas acciones del Gobierno que afectan a los españoles. “El movimiento 15M se ha extendido, ya no estamos todos en Sol, pero hay  más de 400 asambleas en muchísimos barrios donde la gente se sigue organizando. Para nada el movimiento ha disminuido, simplemente tiene otro aspecto visual”.

Ignacio es otro de los presentes en Sol, donde ya no pega ni un rayo que apacigüe el frío: el termómetro ha bajado a cuatro grados centígrados. Tiene 29 años, se dedica al diseño en escenografías para televisión y cine. En Twitter se enteró de la concentración. Dice que la crisis no le ha afectado tanto como a muchos de sus familiares o amigos, “yo realmente estoy aquí por ir más al fondo de la cuestión y tratar de modificar el ritmo que de vida global”.

Aunque no tiene un empleo fijo, los mil 200 euros que gana en promedio los administra para que le alcancen durante dos meses, tiempo que tarda en volver a encontrar otro proyecto. En comparación con hace dos o tres años, ahora hay menos trabajos en los que se puede involucrar porque las producciones audiovisuales han disminuido en el país.  “Tengo amigos que después de haber trabajado en una empresa los han echado. Los contratos fijos laborales como que ya no existen, da igual el tiempo que llevas, te pueden correr en cualquier momento con la reforma laboral”. A diferencia de muchos jóvenes españoles que entre sus planes está migrar a países de Latinoamérica como Brasil o México, o a otros europeos como Inglaterra o Alemania para buscar mejores oportunidades de empleo, y de vida en general, Ignacio dice que prefiere quedarse en España y “luchar por ello. Si hoy me voy de aquí luego tendré que irme de otro (país), y así no puede ser”.

La simpatía italiana


El día y el lugar eran claves. El jueves pasado, a pocas horas de conocer las malas previsiones de la Unión Europea, en Bruselas —caída del 1% del PIB—, y frente a Mario Monti, el primer ministro italiano, campeón de los recortes, Mariano Rajoy, el jefe del Gobierno español, se presentó a sí mismo como un líder dispuesto a hacer durísimas reformas y ajustes. Sobre todo en los presupuestos, que serán presentados en poco más de un mes. “Estoy impresionado por la reformas españolas”, le dijo Monti a Rajoy, ofreciéndole así un clarísimo respaldo. “Tenemos muchas cosas que aprender el uno del otro, sobre todo de su reforma laboral”, subrayó Monti.

Y mientras, el presidente español, encantado de compartir con el primer ministro italiano esa imagen de líder dispuesto a tomar medidas duras diga lo que diga la calle, ha dejado saber que los presupuestos serán durísimos. “Es un momento difícil, creo que la gente entiende las decisiones y las cosas que tenemos que hacer. Con los presupuestos habrá mayores recortes del gasto público. Menos las pensiones, todas las demás partidas las hemos bajado o las podemos bajar. Este año va ser difícil para España, es bueno que todos seamos conscientes. El resultado de las reformas no se verá en el corto plazo, pero a los que tengan dudas hay que decirles que estamos poniendo las bases para el futuro”.

Rajoy sabe que las medidas serán criticadas, pero —a semejanza de Monti— no parece temer a la calle. “Nosotros hemos tomado decisiones que afectan a mucha gente. España necesita moderación y sensatez. Si las medidas que tomamos son percibidas como justas, como equitativas, se entenderán. No tomamos decisiones para fastidiar a nadie. No tengo temor a una situación fuera de lo normal, creo en la sensatez del pueblo español”, remató el presidente. En la misma línea, cada vez que se le preguntaba a Monti si tiene alguna intención de cambiar el rumbo ahora que el resultado de los recortes conduce a la recesión tanto en Italia como en España, la respuesta ha sido clara: no. Italia no va a cambiar, España tampoco. Los dos países harán reformas similares con o sin el respaldo de la calle.

Desempleo para todos

Los jóvenes no son los únicos afectados ni sólo los que alzan la voz. Hace casi 11 meses que a Miguel lo despidieron de su trabajo porque la empresa tuvo que cerrar debido a la los efectos de la crisis económica, y hasta ahora no ha encontrado otro empleo. Con 59 años sobrevive con algunos ahorros que tenía guardados en una caja popular y con los fondos de su seguro de desempleo. Su hija trabaja una jornada de cinco horas al día como intérprete de lengua de signos, por las que gana 800 euros al mes, cuando el salario mínimo es de 645 euros en España. Miguel dice que el sueldo de ella es muy poco si se toma en cuenta que estudió dos licenciaturas, una maestría en mediación familiar y además habla francés e italiano. Explica que el sueldo de su hija debería de rondar entre mil 800 y dos mil euros mensuales.

Como estas historias son las que se escuchan a diario en la calle al caminar, cuando se viaja en el metro o en autobús; las similitud de vidas las hicieron coincidir hace unos días en Puerta del Sol. El 4 de abril se convoca a una huelga general en toda España.

Fabián Ramírez Flores, corresponsal/El País


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