Internacional
Rajoy, un año en tinieblas
El jefe del Ejecutivo está convencido de que la austeridad es el camino para vencer a la crisis
MADRID, ESPAÑA (19/DIC/2012).- Desde que tomó posesión de su cargo el 21 de diciembre de 2011, el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, vive obsesionado con el déficit público (diferencia entre ingresos y gastos); la prima de riesgo, el número de desempleados (camino ya de los seis millones) y la evolución del Producto Interno Bruto (PIB). El jefe del Ejecutivo español sabe que sin crecimiento no hay creación de empleo; sin empleo no hay consumo, sin consumo no hay ingresos; sin ingresos hay más déficit; con más déficit se encarece la financiación.
Pese a estas marcas que deja la crisis, Rajoy hoy, un año después, sigue convencido de que sólo hay una política posible: la austeridad en el gasto público. “No hay otra alternativa. El año que viene tenemos que refinanciar 230 mil millones de euros”.
Los sindicalistas escuchan sus argumentos, pero no los comparten, y le recuerdan que, pese a todos los sacrificios hechos en los últimos meses y a la sobredosis de austeridad en los presupuestos de todas las administraciones regionales, las previsiones para 2013 son más desocupación y recesión.
Tampoco la vía del rescate parece transitable. Rajoy sostiene que Alemania, primer poder de la Unión Europea, no quiere que España pida el rescate porque Angela Merkel teme someterse al veredicto del Parlamento alemán. Además, existe la posibilidad de que algún país diga que no y como se necesita unanimidad, después de hacer el gasto no habría ningún rédito.
Los sindicatos entienden esas explicaciones, pero piensan que hay otra razón política de más peso: si España pide el rescate, el presidente del Gobierno sentirá que ha fracasado.
Rajoy encuentra alivio en algunos datos macroeconómicos; habla de que ha mejorado la balanza de pagos y que ha bajado la prima de riesgo casi 200 puntos desde que Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, anunciara en septiembre su disposición a comprar deuda soberana de forma ilimitada.
Rajoy, a un año de ajustes y más ajustes, aún cree que el ajuste en el sector privado ha terminado, pero los sindicatos responden que el ajuste duro continúa en el sector público que empuja el empleo en el sector privado.
Mariano Rajoy ha llegado hasta diciembre 2012 sin oxígeno. En su primer aniversario como presidente, hay 500 mil desocupados más, un déficit imparable, una recesión firme, y un empobrecimiento general. Su imagen pública está llena de arañazos; los españoles desconfían de su capacidad para gestionar la salida de la crisis, según diferentes encuestas.
Las protestas en la calle no cesan desde que el Gobierno del PP manda en España; los servicios públicos esenciales se deterioran por la reducción de gasto público que ha impuesto; ha rebajado el salario a todos los trabajadores con una subida del impuesto al consumo, y a los tres millones de funcionarios les ha quitado, además, la paga extra de Navidad, trabajan más horas y tienen menos días libres.
Mariano Rajoy es el primer presidente de la democracia que ha sufrido dos huelgas generales en menos de 12 meses; y tiene en pie de guerra a médicos, profesores, jueces, abogados y artistas.
EL PAÍS
BUENAS INTENCIONES
Promesas, sólo promesas
QUÉ DIJO Y QUE HIZO
> Lo dicho. Rajoy, en marzo de 2010: “La subida del IVA afecta fundamentalmente a pensionistas y parados, que dedican la totalidad de sus ingresos al consumo. Subir el IVA es un sablazo de mal gobernante. Es un disparate en tiempos de crisis subir los impuestos, y sobre todo subir los impuestos al consumo”.
> Rajoy, en el discurso de investidura: “Mi intención es no subir impuestos, en un momento como este no me parece lo más razonable” (diciembre de 2011).
> Y lo hecho. El Gobierno aprobó el 30 de diciembre de 2011 la subida del IRPF entre 0.75% y 7% y del Impuesto de Bienes Inmuebles. El Ejecutivo también dio el visto bueno en julio de 2012 a la subida del IVA (de 18% a 21% para la tasa general y de 8% a 10% para la tasa reducida). Entró en vigor el 1 de septiembre de 2012.
SANIDAD Y EDUCACIÓN
> Lo dicho. Rajoy (noviembre de 2011). “Yo le voy a meter la tijera a todo salvo a las pensiones públicas, y luego, aunque sea competencia de las comunidades autónomas, la sanidad y la educación donde no quiero recortar los derechos de los ciudadanos”.
> Ruiz-Gallardón, en el debate de la campaña electoral (noviembre de 2011). “El Partido Popular se compromete a que ni Educación ni Sanidad jamás sean afectadas por la crisis económica”.
> Y lo hecho. El Gobierno aprueba en abril de 2012 medidas para recortar 10 mil millones de euros en el gasto público educativo y sanitario.
PENSIONISTAS
> Lo dicho. Rajoy (20 de diciembre de 2012, debate de investidura). “Nuestro objetivo es garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas”.
> Y lo hecho. El Gobierno decide no actualizar las pensiones de acuerdo con la inflación; los pensionistas pierden 1.9 puntos de poder adquisitivo en 2012, más que en los siete años anteriores de Gobierno socialista.
VIVIENDA
> Lo dicho. Rajoy, en el debate de investidura: “Se mantendrá el tipo súper reducido en la adquisición de vivienda, pero únicamente si se trata de la vivienda habitual y con un límite en el precio de su adquisición”.
> Y lo hecho. El Gobierno sube de 4% a 10% el IVA por la compra de una vivienda el 14 de julio de 2012.
COMPLICADAS EXPECTATIVAS
Ni hablar del rescate bancario
MADRID, ESPAÑA.- Hoy, el entorno del presidente del Gobierno, a la hora de buscar elementos positivos de un año durísimo, siempre llegan al mismo punto: la resistencia de Mariano Rajoy.
Consideran un éxito que el presidente pueda llegar a fin de año sin pedir un nuevo rescate. Una prueba de resistencia, sobre todo a las presiones de banqueros y empresarios, que sufren unos enormes costes de financiación y le exigen que pida ayuda al BCE para bajarlos.
El presidente llega a su primer aniversario sin haber hecho crisis de Gobierno a pesar de que varios ministros y otros dirigentes del PP admiten que algunos miembros del Ejecutivo están muy quemados.
Lo que otros ven como una muestra de la inacción de Rajoy, que deja que se pudran los problemas, en su entorno lo ven como una prueba más de resistencia.
EL PAÍS
SOMBRÍO PANORAMA
“Al pan, pan, y al vino, vino”
MADRID, ESPAÑA.- Sin medias tintas. El líder del PP asumió hace casi un año la dirección suprema de un país enredado en la crisis, con un desempleo insoportable (más de cinco millones de parados), un déficit fuera de control (900 mil millones de euros en 2011) y un clima social endiablado.
Vive desde entonces atrapado en un dilema: su palabra o la realidad. Un año después, ha conseguido incumplir casi todas sus promesas y tomar decisiones contrarias a sus principios irrenunciables con el único afán de buscar una salida al túnel.
Para desenredar este embrollo, Rajoy tiene las manos atadas. Le ha tocado dirigir un Ejecutivo monitoreado por Bruselas, que impone la política económica y condiciona su ayuda a más sacrificios.
El líder del PP ya lo sabía cuando llegó al cargo. Días antes de su investidura, contaba resignado en reuniones discretas celebradas en su despacho el futuro que le esperaba: “No tengo mucho margen de maniobra. Tengo que hacer lo que me dice Europa. He leído la carta del BCE que le mandaron a José Luis Zapatero y tengo que cumplirla”.
Aquella misiva, que sólo atendió en parte, recomendaba aprobar una reforma laboral “con indemnizaciones bajas por despido durante un espacio de tiempo limitado” y eliminar la normativa que daba prioridad a los acuerdos sectoriales sobre los acuerdos de empresa. Además, el BCE pedía más recortes presupuestarios y modificaciones legales para impulsar la competitividad en “energía, alquiler de viviendas y servicios profesionales”.
Con ese guión impuesto desde fuera, anunció solemne en su investidura que se disponía a escribir “una página nueva en la historia de la democracia española” donde diría “la verdad, aunque duela, sin adornos y sin excusas’ y llamaría ‘al pan, pan, y al vino, vino”.
EL PAÍS
CONSEJO DE MINISTROS, LAS BARRERAS
El radar de Bruselas
BRUSELAS, BÉLGICA.- Límites infranqueables. “Se asume cualquier desgaste para conseguir el objetivo prioritario de reducir el déficit como exige la Unión Europea. Todas las decisiones se subordinan a los acuerdos con Bruselas”, cuenta un alto cargo. Bruselas se sienta cada viernes en el Consejo de Ministros y marca las líneas rojas que Mariano Rajoy y su Gobierno no deben traspasar.
Los resultados económicos, de momento, han sido catastróficos. Todos los parámetros importantes están mucho peor que hace un año. La depresión continúa. El empleo se desploma. La prima de riesgo está estable por encima de los 400, una cifra que en agosto de 2011 llevó nada menos que a una reforma constitucional apresurada.
En el aspecto político, las cosas no están mucho mejor. Antes de llegar al Gobierno, aunque nunca anunció sus intenciones —el ejemplo de David Cameron le hizo ocultar sus planes más duros, según su entorno—, contaba con que tendría una gran contestación social. Incluso calculaba que podría sufrir dos huelgas generales. Es lo que les trasladaba a los suyos en privado. Pero lo que no esperaba es que también la derecha se le volviera en contra tan pronto, explican varios dirigentes.
La decepción de las elecciones andaluzas, donde el PSOE mantuvo el Gobierno con el apoyo de IU, asustó al PP. Las encuestas muestran una enorme desconfianza en Rajoy y en el Gobierno entre los votantes populares por las subidas de impuestos y la sensación de improvisación constante. o que más castiga, es la pérdida de ocho millones de pensiones.
EL PAÍS
Pese a estas marcas que deja la crisis, Rajoy hoy, un año después, sigue convencido de que sólo hay una política posible: la austeridad en el gasto público. “No hay otra alternativa. El año que viene tenemos que refinanciar 230 mil millones de euros”.
Los sindicalistas escuchan sus argumentos, pero no los comparten, y le recuerdan que, pese a todos los sacrificios hechos en los últimos meses y a la sobredosis de austeridad en los presupuestos de todas las administraciones regionales, las previsiones para 2013 son más desocupación y recesión.
Tampoco la vía del rescate parece transitable. Rajoy sostiene que Alemania, primer poder de la Unión Europea, no quiere que España pida el rescate porque Angela Merkel teme someterse al veredicto del Parlamento alemán. Además, existe la posibilidad de que algún país diga que no y como se necesita unanimidad, después de hacer el gasto no habría ningún rédito.
Los sindicatos entienden esas explicaciones, pero piensan que hay otra razón política de más peso: si España pide el rescate, el presidente del Gobierno sentirá que ha fracasado.
Rajoy encuentra alivio en algunos datos macroeconómicos; habla de que ha mejorado la balanza de pagos y que ha bajado la prima de riesgo casi 200 puntos desde que Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, anunciara en septiembre su disposición a comprar deuda soberana de forma ilimitada.
Rajoy, a un año de ajustes y más ajustes, aún cree que el ajuste en el sector privado ha terminado, pero los sindicatos responden que el ajuste duro continúa en el sector público que empuja el empleo en el sector privado.
Mariano Rajoy ha llegado hasta diciembre 2012 sin oxígeno. En su primer aniversario como presidente, hay 500 mil desocupados más, un déficit imparable, una recesión firme, y un empobrecimiento general. Su imagen pública está llena de arañazos; los españoles desconfían de su capacidad para gestionar la salida de la crisis, según diferentes encuestas.
Las protestas en la calle no cesan desde que el Gobierno del PP manda en España; los servicios públicos esenciales se deterioran por la reducción de gasto público que ha impuesto; ha rebajado el salario a todos los trabajadores con una subida del impuesto al consumo, y a los tres millones de funcionarios les ha quitado, además, la paga extra de Navidad, trabajan más horas y tienen menos días libres.
Mariano Rajoy es el primer presidente de la democracia que ha sufrido dos huelgas generales en menos de 12 meses; y tiene en pie de guerra a médicos, profesores, jueces, abogados y artistas.
EL PAÍS
BUENAS INTENCIONES
Promesas, sólo promesas
QUÉ DIJO Y QUE HIZO
> Lo dicho. Rajoy, en marzo de 2010: “La subida del IVA afecta fundamentalmente a pensionistas y parados, que dedican la totalidad de sus ingresos al consumo. Subir el IVA es un sablazo de mal gobernante. Es un disparate en tiempos de crisis subir los impuestos, y sobre todo subir los impuestos al consumo”.
> Rajoy, en el discurso de investidura: “Mi intención es no subir impuestos, en un momento como este no me parece lo más razonable” (diciembre de 2011).
> Y lo hecho. El Gobierno aprobó el 30 de diciembre de 2011 la subida del IRPF entre 0.75% y 7% y del Impuesto de Bienes Inmuebles. El Ejecutivo también dio el visto bueno en julio de 2012 a la subida del IVA (de 18% a 21% para la tasa general y de 8% a 10% para la tasa reducida). Entró en vigor el 1 de septiembre de 2012.
SANIDAD Y EDUCACIÓN
> Lo dicho. Rajoy (noviembre de 2011). “Yo le voy a meter la tijera a todo salvo a las pensiones públicas, y luego, aunque sea competencia de las comunidades autónomas, la sanidad y la educación donde no quiero recortar los derechos de los ciudadanos”.
> Ruiz-Gallardón, en el debate de la campaña electoral (noviembre de 2011). “El Partido Popular se compromete a que ni Educación ni Sanidad jamás sean afectadas por la crisis económica”.
> Y lo hecho. El Gobierno aprueba en abril de 2012 medidas para recortar 10 mil millones de euros en el gasto público educativo y sanitario.
PENSIONISTAS
> Lo dicho. Rajoy (20 de diciembre de 2012, debate de investidura). “Nuestro objetivo es garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas”.
> Y lo hecho. El Gobierno decide no actualizar las pensiones de acuerdo con la inflación; los pensionistas pierden 1.9 puntos de poder adquisitivo en 2012, más que en los siete años anteriores de Gobierno socialista.
VIVIENDA
> Lo dicho. Rajoy, en el debate de investidura: “Se mantendrá el tipo súper reducido en la adquisición de vivienda, pero únicamente si se trata de la vivienda habitual y con un límite en el precio de su adquisición”.
> Y lo hecho. El Gobierno sube de 4% a 10% el IVA por la compra de una vivienda el 14 de julio de 2012.
COMPLICADAS EXPECTATIVAS
Ni hablar del rescate bancario
MADRID, ESPAÑA.- Hoy, el entorno del presidente del Gobierno, a la hora de buscar elementos positivos de un año durísimo, siempre llegan al mismo punto: la resistencia de Mariano Rajoy.
Consideran un éxito que el presidente pueda llegar a fin de año sin pedir un nuevo rescate. Una prueba de resistencia, sobre todo a las presiones de banqueros y empresarios, que sufren unos enormes costes de financiación y le exigen que pida ayuda al BCE para bajarlos.
El presidente llega a su primer aniversario sin haber hecho crisis de Gobierno a pesar de que varios ministros y otros dirigentes del PP admiten que algunos miembros del Ejecutivo están muy quemados.
Lo que otros ven como una muestra de la inacción de Rajoy, que deja que se pudran los problemas, en su entorno lo ven como una prueba más de resistencia.
EL PAÍS
SOMBRÍO PANORAMA
“Al pan, pan, y al vino, vino”
MADRID, ESPAÑA.- Sin medias tintas. El líder del PP asumió hace casi un año la dirección suprema de un país enredado en la crisis, con un desempleo insoportable (más de cinco millones de parados), un déficit fuera de control (900 mil millones de euros en 2011) y un clima social endiablado.
Vive desde entonces atrapado en un dilema: su palabra o la realidad. Un año después, ha conseguido incumplir casi todas sus promesas y tomar decisiones contrarias a sus principios irrenunciables con el único afán de buscar una salida al túnel.
Para desenredar este embrollo, Rajoy tiene las manos atadas. Le ha tocado dirigir un Ejecutivo monitoreado por Bruselas, que impone la política económica y condiciona su ayuda a más sacrificios.
El líder del PP ya lo sabía cuando llegó al cargo. Días antes de su investidura, contaba resignado en reuniones discretas celebradas en su despacho el futuro que le esperaba: “No tengo mucho margen de maniobra. Tengo que hacer lo que me dice Europa. He leído la carta del BCE que le mandaron a José Luis Zapatero y tengo que cumplirla”.
Aquella misiva, que sólo atendió en parte, recomendaba aprobar una reforma laboral “con indemnizaciones bajas por despido durante un espacio de tiempo limitado” y eliminar la normativa que daba prioridad a los acuerdos sectoriales sobre los acuerdos de empresa. Además, el BCE pedía más recortes presupuestarios y modificaciones legales para impulsar la competitividad en “energía, alquiler de viviendas y servicios profesionales”.
Con ese guión impuesto desde fuera, anunció solemne en su investidura que se disponía a escribir “una página nueva en la historia de la democracia española” donde diría “la verdad, aunque duela, sin adornos y sin excusas’ y llamaría ‘al pan, pan, y al vino, vino”.
EL PAÍS
CONSEJO DE MINISTROS, LAS BARRERAS
El radar de Bruselas
BRUSELAS, BÉLGICA.- Límites infranqueables. “Se asume cualquier desgaste para conseguir el objetivo prioritario de reducir el déficit como exige la Unión Europea. Todas las decisiones se subordinan a los acuerdos con Bruselas”, cuenta un alto cargo. Bruselas se sienta cada viernes en el Consejo de Ministros y marca las líneas rojas que Mariano Rajoy y su Gobierno no deben traspasar.
Los resultados económicos, de momento, han sido catastróficos. Todos los parámetros importantes están mucho peor que hace un año. La depresión continúa. El empleo se desploma. La prima de riesgo está estable por encima de los 400, una cifra que en agosto de 2011 llevó nada menos que a una reforma constitucional apresurada.
En el aspecto político, las cosas no están mucho mejor. Antes de llegar al Gobierno, aunque nunca anunció sus intenciones —el ejemplo de David Cameron le hizo ocultar sus planes más duros, según su entorno—, contaba con que tendría una gran contestación social. Incluso calculaba que podría sufrir dos huelgas generales. Es lo que les trasladaba a los suyos en privado. Pero lo que no esperaba es que también la derecha se le volviera en contra tan pronto, explican varios dirigentes.
La decepción de las elecciones andaluzas, donde el PSOE mantuvo el Gobierno con el apoyo de IU, asustó al PP. Las encuestas muestran una enorme desconfianza en Rajoy y en el Gobierno entre los votantes populares por las subidas de impuestos y la sensación de improvisación constante. o que más castiga, es la pérdida de ocho millones de pensiones.
EL PAÍS