Internacional
Rousseff gobernará con 40% del equipo de Lula
La mandataria toma protesta a los 37 ministros que conforman su equipo, 15 de los cuales trabajaron con su antecesor
SAO PAULO, BRASIL (02/ENE/2011).- La nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, apuesta por la continuidad, y prueba de ello es que gobernará con 40% del equipo de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva.
“Hoy es la primera vez que la banda presidencial pasa de un hombre a una mujer; me siento inmensamente honrada”, dijo Rousseff cuando recibió la banda de su mentor y amigo.
Tras ofrecer un discurso en la Plaza de los Tres poderes, ingresó al Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, para tomar protesta a los 37 ministros que encabezan su equipo de trabajo, 15 de los cuales también pertenecieron a Lula da Silva.
La mandataria fue llamando uno a uno a sus ministros para darles posesión de sus cargos, tras lo cual posó junto a su gabinete en pleno para la fotografía oficial.
Entre los 37 ministros, nueve de los cuales son mujeres, se encuentra Guido Mantega, hombre de la mayor confianza de Lula y que seguirá al frente de la cartera de Hacienda.
En el área política destaca el regreso de Antonio Palocci, ex titular de Hacienda, quien vuelve al Gobierno como ministro de la Presidencia, cargo que la propia Rousseff ejerció con Lula da Silva.
En su discurso, Rousseff prometió profundizar el esfuerzo de integración en América Latina y afirmó que buscará dar una “consistencia cada vez mayor al Mercosur”. Además dijo: “Profundizaremos las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea”.
Dilma es una economista de 63 años de edad que fue parte del movimiento de resistencia contra la dictadura brasileña en los años 60, perteneció a la izquierdista Política Operaria y después al grupo guerrillero Vanguardia Armada Revolucionarias Palmares, además estuvo en prisión entre 1970 y 1973.
Rousseff no olvidó esa época en su discurso de ayer y rindió un homenaje a sus compañeros de generación caídos en la lucha contra la dictadura militar (1964-1985), aunque aseguró que asume el poder sin resentimientos ni rencores.“Muchos de mi generación, que cayeron en la lucha contra la arbitrariedad, no pueden compartir la alegría de este momento. Comparto con ellos este momento, y les rindo mi homenaje”.
El analista político de la Fundación Getulio Vargas (FGV), Claudio Couto, considera que Rousseff eligió a una gran cantidad de ministros del Gobierno de Lula “porque ella no goza de la misma influencia dentro del Partido de los Trabajadores (PT) que su antecesor”.
Couto sin embargo descartó que Lula, a quien calificó como un “político nato”, vaya a inmiscuirse en la gestión de Rousseff. “No creo que vaya a ser un ex presidente entrometido. Por el propio perfil de ella (Rousseff) va a ser difícil que acepte injerencias”.
El profesor Ricardo Caldas, de la Universidad de Brasilia, considera por su parte que el nivel de exigencia al que se someterá Dilma será elevado, debido a que “Lula colocaba encima de la mesa un carisma que ella no tiene”.
La firma Datafolha publicó un sondeo en el que revela que 83% de los brasileños cree que el Gobierno de Rousseff será mejor o igual que el de su predecesor.
PERFIL
Dilma Vana Rousseff
Nació en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947. Es una economista de carácter fuerte y con fama de autoritaria. Hasta 2002 era una desconocida en la política nacional, año en que Luiz Inácio Lula da Silva la nombró ministra de Minas y Energía.
Ahí comenzó su meteórica carrera en el Gobierno nacional que en sólo ocho años la llevó también al Ministerio de la Presidencia, la cartera más influyente del Gabinete de Lula, y luego a su debut electoral nada menos que como candidata presidencial.
Lula, que por impedimento constitucional no pudo aspirar a un tercer mandato seguido, porfió a finales de 2009 ante sus correligionarios del Partido de los Trabajadores (PT) para imponer la candidatura presidencial de Rousseff, entonces una funcionaria sin grandes ambiciones políticas.
De perfil más técnico que político, Rousseff se ganó fama de funcionaria eficiente y, por su carácter fuerte se le conoció como “La Dama de Hierro”, apodo que nunca le ha gustado.
En los dos ministerios que ocupó en el Gobierno de Lula mostró el mismo temple que cuando luchó contra un cáncer del sistema linfático justo cuando empezaba a despuntar su candidatura presidencial y del cual se ha curado, según los médicos.
Dilma Vana Rousseff, la primera presidenta de Brasil, es hija del inmigrante búlgaro Pedro Rousseff, naturalizado brasileño, y de la ama de casa Dilma Jane Coimbra Silva.
Parte de su personalidad firme fue construida cuando era estudiante universitaria en MInaas Geiras, tiempo en el que ingresó a organizaciones que se oonían a la dictadura militar brasileña.
Dilma está divorciada y tiene una hija, Paula, que este año le dio su primer nieto, Gabriel, nacido en plena campaña electoral.
Quienes la conocen y han trabajado con ella la describen como una persona de carácter duro y autoritario, aunque también como una mujer eficiente, pragmática y con capacidad de liderazgo.
Brasileños vitorean al ex presidente
Luiz Inácio dice adiós con alta popularidad
BRASILIA.- El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, vivió una emocional despedida de la presidencia, cuando millares de personas, muchas de ellas con lágrimas en los ojos, corearon su nombre al verlo abandonar la sede del Gobierno.
El líder, quien concluyó su mandato con una aprobación de 87%, rompió el protocolo al bajar la rampa del Palacio de Planalto y, esquivando la seguridad, se acercó a la multitud que gritaba “Lula, Lula”.
Acompañado de su esposa Mariza Leticia, Lula estrechó manos, repartió besos y abrazos a un público que deliraba con la presencia del primer obrero en presidir el país más grande de América Latina, horas después de que entregó el mando a Dilma Rousseff, la primera mujer presidenta del país.
En medio de la multitud, un joven se manifestó con un cartel en forma de una mano a la que le falta el dedo meñique, un homenaje a Lula, que perdió el dedo en un accidente laboral. El cartel decía “Gracias Lula”.
En otro punto, Clesio Moreira, de 29 años, se presentó al homenaje vestido de Santa Claus, con un cartel que decía “Lula fue el mejor Papá Noel que Brasil ha tenido... y Dilma también lo será”.
Uno de los momentos más emocionantes del traspaso de poderes fue cuando Lula entregó la cinta presidencial a Rousseff en una ceremonia pública frente a la sede del gobierno. Una multitud de unas 20 mil personas aplaudió y coreó los nombres de los dos líderes entre un mar de banderas rojas del PTPartido de los Trabajadores, fundado por Lula.
El mandatario saliente, de 65 años, después de saludar al público, se trasladó al aeropuerto, desde donde viajó a Sao Paulo. De ahí iba a la ciudad aledaña de Sao Bernardo do Campo, donde tiene un apartamento en el que vive a partir de ayer.
CRONOLOGÍA
2003
Luiz Inácio Lula da Silva asume la presidencia el primero de enero. En febrero eleva la meta de superávit de 3.75% a 4.25% del PIB.
2004
En febrero explota el caso de Waldomiro Diniz, quien fue sorprendido negociando un soborno.
2005
En junio cae el jefe de Gabinete, José Dirceu, por otro caso de corrupción.
2006
En marzo Guido Mantega asume la cartera de Hacienda. En octubre, Lula gana las elecciones para un segundo mandato.
2007
En Julio un avión de TAM se estrella en el aeropuerto de Congonhas, mueren 199 pasajeros.
2008
En mayo Marina Silva abandona el Ministerio de Medioambiente. En diciembre Hacienda anuncia la reducción de impuestos tras la crisis internacional.
2009
En octubre la ciudad de Río de Janeiro es electa sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
2010
Dilma Rousseff gana las elecciones presidenciales en octubre a José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña.
ANÁLISIS
Dilma traza objetivos
José Vales
“Acabar con la pobreza extrema”. Ése es el gran compromiso que contrajo la recién estrenada presidenta Dilma Rousseff, en su primer discurso tras asumir “el desafío de superar al mayor líder popular de la historia del país”, como definió a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Fue un discurso más bien pretencioso, pero siempre profundizando en lo que se comenzó a hacer hace ocho años y con una frase constante, repetida en 15 oportunidades: “Mis queridos brasileños y brasileñas”.
Combatir la pobreza y la marginalidad, llevar adelante una reforma sanitaria, que tiene como meta un plan único de salud “con la sociedad del sector privado”, un plan educativo “con educación de calidad” y “no dejar” que la inflación, a la que definió como “una plaga”, acabe con el ingreso de los que menos tienen, fueron los ejes de la su primera alocución de quien desde ayer es la primera presidencia de Brasil.
Rousseff le imprimió a su discurso el sesgo de una persona que no para hasta conseguir lo que se propone. Y lo que ella se propone se parece mucho a una propuesta elaborada por un equipo de gente que “comenzó la mayor transformación de la historia”.
Un desafío colectivo que la mandataria definió con suma claridad. “Brasil está ante la gran posibilidad de convertirse en un país desarrollado”, algo que, aclaró “no logrará si no termina con la pobreza y la pobreza extrema”. Es una demostración cabal de sentido común y un reconocimiento de espacio y el lugar.
El Brasil de hoy muestra tasas de crecimiento envidiables, con decenas de millones de personas saliendo de la pobreza, pero sigue allí, en el primer lugar, en una suerte de campeón regional de la desigualdad social.
“Para cumplir con todo lo que dijo Dilma se necesitan ocho años de Gobierno, pero reafirmó su propuesta de campaña. Lula llegó con la idea del Hambre Cero y hoy casi 30 millones de personas abandonaron la pobreza. Ella se propone acabar con la pobreza extrema, en una misma línea”, opinó el analista Paulo Furnari, de la Universidad de Campinhas.
“Dilma es una workholic (adicta al trabajo)”, recordó un miembro del anterior y del actual gabinete, al inicio de un Gobierno lulista sin Lula, como para relativizar la hipótesis de la necesidad de ocho años de Dilma.
Como buscando que le crean que esas metas que se impuso pueden ser posibles, Dilma recordó su vida política. Su pasado de guerrillera del que dijo no arrepentirse y del que asegura no guardar rencores, porque “dediqué mi vida a la ‘Causa Brasil’”.
Una causa, que a partir de ahora necesitará de toda su experiencia pasada y de su pasión desmedida por el trabajo para cumplir lo que se propuso, ya sea en cuatro o en ocho años, si es que el mito viviente que es Lula —quien emocionado ayer se instaló en su casa Sao Bernardo do Campo— no decide volver a intentarlo.
JOSÉ VALES / Periodista.
“Hoy es la primera vez que la banda presidencial pasa de un hombre a una mujer; me siento inmensamente honrada”, dijo Rousseff cuando recibió la banda de su mentor y amigo.
Tras ofrecer un discurso en la Plaza de los Tres poderes, ingresó al Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, para tomar protesta a los 37 ministros que encabezan su equipo de trabajo, 15 de los cuales también pertenecieron a Lula da Silva.
La mandataria fue llamando uno a uno a sus ministros para darles posesión de sus cargos, tras lo cual posó junto a su gabinete en pleno para la fotografía oficial.
Entre los 37 ministros, nueve de los cuales son mujeres, se encuentra Guido Mantega, hombre de la mayor confianza de Lula y que seguirá al frente de la cartera de Hacienda.
En el área política destaca el regreso de Antonio Palocci, ex titular de Hacienda, quien vuelve al Gobierno como ministro de la Presidencia, cargo que la propia Rousseff ejerció con Lula da Silva.
En su discurso, Rousseff prometió profundizar el esfuerzo de integración en América Latina y afirmó que buscará dar una “consistencia cada vez mayor al Mercosur”. Además dijo: “Profundizaremos las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea”.
Dilma es una economista de 63 años de edad que fue parte del movimiento de resistencia contra la dictadura brasileña en los años 60, perteneció a la izquierdista Política Operaria y después al grupo guerrillero Vanguardia Armada Revolucionarias Palmares, además estuvo en prisión entre 1970 y 1973.
Rousseff no olvidó esa época en su discurso de ayer y rindió un homenaje a sus compañeros de generación caídos en la lucha contra la dictadura militar (1964-1985), aunque aseguró que asume el poder sin resentimientos ni rencores.“Muchos de mi generación, que cayeron en la lucha contra la arbitrariedad, no pueden compartir la alegría de este momento. Comparto con ellos este momento, y les rindo mi homenaje”.
El analista político de la Fundación Getulio Vargas (FGV), Claudio Couto, considera que Rousseff eligió a una gran cantidad de ministros del Gobierno de Lula “porque ella no goza de la misma influencia dentro del Partido de los Trabajadores (PT) que su antecesor”.
Couto sin embargo descartó que Lula, a quien calificó como un “político nato”, vaya a inmiscuirse en la gestión de Rousseff. “No creo que vaya a ser un ex presidente entrometido. Por el propio perfil de ella (Rousseff) va a ser difícil que acepte injerencias”.
El profesor Ricardo Caldas, de la Universidad de Brasilia, considera por su parte que el nivel de exigencia al que se someterá Dilma será elevado, debido a que “Lula colocaba encima de la mesa un carisma que ella no tiene”.
La firma Datafolha publicó un sondeo en el que revela que 83% de los brasileños cree que el Gobierno de Rousseff será mejor o igual que el de su predecesor.
PERFIL
Dilma Vana Rousseff
Nació en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947. Es una economista de carácter fuerte y con fama de autoritaria. Hasta 2002 era una desconocida en la política nacional, año en que Luiz Inácio Lula da Silva la nombró ministra de Minas y Energía.
Ahí comenzó su meteórica carrera en el Gobierno nacional que en sólo ocho años la llevó también al Ministerio de la Presidencia, la cartera más influyente del Gabinete de Lula, y luego a su debut electoral nada menos que como candidata presidencial.
Lula, que por impedimento constitucional no pudo aspirar a un tercer mandato seguido, porfió a finales de 2009 ante sus correligionarios del Partido de los Trabajadores (PT) para imponer la candidatura presidencial de Rousseff, entonces una funcionaria sin grandes ambiciones políticas.
De perfil más técnico que político, Rousseff se ganó fama de funcionaria eficiente y, por su carácter fuerte se le conoció como “La Dama de Hierro”, apodo que nunca le ha gustado.
En los dos ministerios que ocupó en el Gobierno de Lula mostró el mismo temple que cuando luchó contra un cáncer del sistema linfático justo cuando empezaba a despuntar su candidatura presidencial y del cual se ha curado, según los médicos.
Dilma Vana Rousseff, la primera presidenta de Brasil, es hija del inmigrante búlgaro Pedro Rousseff, naturalizado brasileño, y de la ama de casa Dilma Jane Coimbra Silva.
Parte de su personalidad firme fue construida cuando era estudiante universitaria en MInaas Geiras, tiempo en el que ingresó a organizaciones que se oonían a la dictadura militar brasileña.
Dilma está divorciada y tiene una hija, Paula, que este año le dio su primer nieto, Gabriel, nacido en plena campaña electoral.
Quienes la conocen y han trabajado con ella la describen como una persona de carácter duro y autoritario, aunque también como una mujer eficiente, pragmática y con capacidad de liderazgo.
Brasileños vitorean al ex presidente
Luiz Inácio dice adiós con alta popularidad
BRASILIA.- El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, vivió una emocional despedida de la presidencia, cuando millares de personas, muchas de ellas con lágrimas en los ojos, corearon su nombre al verlo abandonar la sede del Gobierno.
El líder, quien concluyó su mandato con una aprobación de 87%, rompió el protocolo al bajar la rampa del Palacio de Planalto y, esquivando la seguridad, se acercó a la multitud que gritaba “Lula, Lula”.
Acompañado de su esposa Mariza Leticia, Lula estrechó manos, repartió besos y abrazos a un público que deliraba con la presencia del primer obrero en presidir el país más grande de América Latina, horas después de que entregó el mando a Dilma Rousseff, la primera mujer presidenta del país.
En medio de la multitud, un joven se manifestó con un cartel en forma de una mano a la que le falta el dedo meñique, un homenaje a Lula, que perdió el dedo en un accidente laboral. El cartel decía “Gracias Lula”.
En otro punto, Clesio Moreira, de 29 años, se presentó al homenaje vestido de Santa Claus, con un cartel que decía “Lula fue el mejor Papá Noel que Brasil ha tenido... y Dilma también lo será”.
Uno de los momentos más emocionantes del traspaso de poderes fue cuando Lula entregó la cinta presidencial a Rousseff en una ceremonia pública frente a la sede del gobierno. Una multitud de unas 20 mil personas aplaudió y coreó los nombres de los dos líderes entre un mar de banderas rojas del PTPartido de los Trabajadores, fundado por Lula.
El mandatario saliente, de 65 años, después de saludar al público, se trasladó al aeropuerto, desde donde viajó a Sao Paulo. De ahí iba a la ciudad aledaña de Sao Bernardo do Campo, donde tiene un apartamento en el que vive a partir de ayer.
CRONOLOGÍA
2003
Luiz Inácio Lula da Silva asume la presidencia el primero de enero. En febrero eleva la meta de superávit de 3.75% a 4.25% del PIB.
2004
En febrero explota el caso de Waldomiro Diniz, quien fue sorprendido negociando un soborno.
2005
En junio cae el jefe de Gabinete, José Dirceu, por otro caso de corrupción.
2006
En marzo Guido Mantega asume la cartera de Hacienda. En octubre, Lula gana las elecciones para un segundo mandato.
2007
En Julio un avión de TAM se estrella en el aeropuerto de Congonhas, mueren 199 pasajeros.
2008
En mayo Marina Silva abandona el Ministerio de Medioambiente. En diciembre Hacienda anuncia la reducción de impuestos tras la crisis internacional.
2009
En octubre la ciudad de Río de Janeiro es electa sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
2010
Dilma Rousseff gana las elecciones presidenciales en octubre a José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña.
ANÁLISIS
Dilma traza objetivos
José Vales
“Acabar con la pobreza extrema”. Ése es el gran compromiso que contrajo la recién estrenada presidenta Dilma Rousseff, en su primer discurso tras asumir “el desafío de superar al mayor líder popular de la historia del país”, como definió a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Fue un discurso más bien pretencioso, pero siempre profundizando en lo que se comenzó a hacer hace ocho años y con una frase constante, repetida en 15 oportunidades: “Mis queridos brasileños y brasileñas”.
Combatir la pobreza y la marginalidad, llevar adelante una reforma sanitaria, que tiene como meta un plan único de salud “con la sociedad del sector privado”, un plan educativo “con educación de calidad” y “no dejar” que la inflación, a la que definió como “una plaga”, acabe con el ingreso de los que menos tienen, fueron los ejes de la su primera alocución de quien desde ayer es la primera presidencia de Brasil.
Rousseff le imprimió a su discurso el sesgo de una persona que no para hasta conseguir lo que se propone. Y lo que ella se propone se parece mucho a una propuesta elaborada por un equipo de gente que “comenzó la mayor transformación de la historia”.
Un desafío colectivo que la mandataria definió con suma claridad. “Brasil está ante la gran posibilidad de convertirse en un país desarrollado”, algo que, aclaró “no logrará si no termina con la pobreza y la pobreza extrema”. Es una demostración cabal de sentido común y un reconocimiento de espacio y el lugar.
El Brasil de hoy muestra tasas de crecimiento envidiables, con decenas de millones de personas saliendo de la pobreza, pero sigue allí, en el primer lugar, en una suerte de campeón regional de la desigualdad social.
“Para cumplir con todo lo que dijo Dilma se necesitan ocho años de Gobierno, pero reafirmó su propuesta de campaña. Lula llegó con la idea del Hambre Cero y hoy casi 30 millones de personas abandonaron la pobreza. Ella se propone acabar con la pobreza extrema, en una misma línea”, opinó el analista Paulo Furnari, de la Universidad de Campinhas.
“Dilma es una workholic (adicta al trabajo)”, recordó un miembro del anterior y del actual gabinete, al inicio de un Gobierno lulista sin Lula, como para relativizar la hipótesis de la necesidad de ocho años de Dilma.
Como buscando que le crean que esas metas que se impuso pueden ser posibles, Dilma recordó su vida política. Su pasado de guerrillera del que dijo no arrepentirse y del que asegura no guardar rencores, porque “dediqué mi vida a la ‘Causa Brasil’”.
Una causa, que a partir de ahora necesitará de toda su experiencia pasada y de su pasión desmedida por el trabajo para cumplir lo que se propuso, ya sea en cuatro o en ocho años, si es que el mito viviente que es Lula —quien emocionado ayer se instaló en su casa Sao Bernardo do Campo— no decide volver a intentarlo.
JOSÉ VALES / Periodista.