Jalisco

Comunicación política: ¿efectiva?

Una buena estrategia de comunicación gubernamental facilita el diálogo con la ciudadanía en general; es una manera indirecta de rendición de cuentas

Desde la perspectiva del Estado, la comunicación gubernamental es una herramienta vital para fortalecer la democracia, promover el respeto de los derechos humanos e incentivar la transparencia.

Tradicionalmente, el Estado informaba únicamente cuando había una solicitud externa, actitud de la comunicación gubernamental que puede ser considerada como una conducta reactiva. Es decir, la autoridad proporcionaba la información solamente cuando ésta era requerida.  

Actualmente en nuestro país los medios de comunicación y la sociedad civil demandan a todos los órdenes de Gobierno una actitud proactiva en materia de comunicación. La autoridad debe servir al público con información relevante y pertinente. Para poder hacerlo, nuestros gobiernos deben poseer una estructura comunicacional dinámica, profesional y, sobre todo, con un gran manejo estratégico de la información acorde con las necesidades e intereses de los gobiernos, en cuanto a las políticas públicas que se desean posicionar o simplemente difundir, tanto a los medios de comunicación, como a la sociedad civil, quienes a la larga son los destinatarios de los servicios públicos.

Una buena estrategia de comunicación gubernamental facilita el diálogo con la ciudadanía en general, legitima las acciones y los procesos de políticas públicas y es una manera indirecta de rendición de cuentas, algo tan necesario en nuestro tiempo. Asimismo, actuar con un plan orgánico de comunicación gubernamental permitiría reforzar adecuadamente la imagen de la autoridad, mostrando al Gobierno en turno como una administración abierta, transparente y proactiva.

El aparato gubernamental en su totalidad debe ser consciente de cómo y para qué debe comunicarse internamente y con el ciudadano. Como la comunicación es parte de cualquier proceso, es importante aclarar cómo se debe hacer. Lamentablemente muchos gobiernos aún cuentan con un ejercicio comunicacional inadecuado e ineficaz. Ya es tiempo de mostrar que no todo lo que hace el Gobierno es malo, pero para ello, se requiere de una acertada estrategia de comunicación gubernamental.

Erick Lobo Duarte, especialista en gestión pública.


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Consultor internacional para partidos políticos y gobiernos

Mario Riorda



—¿Quién es Mario Riorda según Mario Riorda?
—Alguien con una dualidad laboral constante. Tengo una vida académica, he sido decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba durante mucho tiempo, he estado involucrado en cuestiones de comunicación política impartiendo cursos y conferencias en cerca de 30 universidades en más de 10 países. Además, escribo constantemente sobre comunicación política y soy asesor para gobiernos y partidos políticos especialmente en Latinoamérica.

—Cuando pequeño, ¿qué soñaba ser?
—Lo que soy, con la diferencia de que soñaba ser político para transformar y llegué a ser consultor político, estando muy cerca de quienes toman las decisiones. Igualmente, tengo ganas de transformar, pero con una visión dirigida hacia el impacto de la comunicación gubernamental, transformar a través del consenso.

—¿Cómo nace su interés por las Ciencias Políticas?
—Las ganas de hacer, la convicción y el compromiso, son los elementos más importantes; en general éstos suelen ser típicos en quienes se inclinan por las Ciencias Políticas. Tuve esta vocación desde muy joven y posteriormente entré en la vida política desde una visión diferente: la consultoría. Es una actividad tan mediática que suele mitificarse, además, tiene altos niveles de polémica. Sin embargo, yo siempre trato de agregar un valor extra a mi actividad profesional y personal: discutir desde parámetros éticos.

—¿Cómo se establece la relación entre las Ciencias Políticas y la Comunicación Social?
—La comunicación política es un híbrido, si hablamos desde la concepción epistemológica, pues es una composición sui géneris donde, si bien el sustantivo es la comunicación, no se le entiende sino a través del objeto, que es lo político. Esto es un aspecto importante, porque en realidad obliga a teorizar sobre el objeto de la política, que para muchos es el poder. Sin embargo, hay un factor más: un ambiente híper mediatizado en donde cada vez que aparece la política, aparece un hecho comunicable. Aunque este fenómeno siempre existió, en esta época mediatizada se hace mucho más evidente.

—¿Considera usted que México está listo para implementar candidaturas independientes?
—Ningún país está o no está preparado, lo que sí creo es que son muy complejos los escenarios presidencialistas con candidaturas independientes. Los partidos políticos son una herramienta principal de la democracia, esto no implica que por ser tan importantes funcionen bien. La primera lectura es que cada vez que aparece la posibilidad de candidaturas independientes es porque el sistema está crujiendo. La segunda, es que nuestro sistema presidencialista se vuelve muy costoso en términos de tiempo, recursos económicos y de negociación. Puedo entender que el sistema que cruje tenga una válvula de escape, pero creo en general que la democracia debe sustentarse sobre partidos políticos. Si funcionan mal, hay que ver cómo se dinamizan, pero no veo buena señal que se avance indefinidamente hacia candidaturas independientes.

—Si pudiera lograr que todos los mexicanos leyeran el mismo libro, ¿cuál sería y por qué?

—Yo tengo dos libros de cabecera. El primero es La construcción del espectáculo político, de Murray Edelman, un libro que en realidad es una gran parte de la cultura política respecto a que muchos de los problemas no son reales, sino construcciones políticas. Éste es un modo de entender el comportamiento y los elementos que justifican muchas acciones. El segundo libro es Democracia y sistema de mercado, de Charles E. Lindblom, éste me interesa porque plantea que cuando la política se vuelve muy demagógica, fracasa. Me parece que estos escritos son lecturas obligatorias especialmente para los futuros gobernantes.

—¿Qué persona, viva o muerta, es su inspiración?
—La inspiración para mí es un conjunto de actores que me han forjado una escala de valores. Tengo una formación ecléctica, diría que hubo personas como mi padre, maestros y profesores universitarios, que me han formado; sin embargo, mis inspiradores también fueron lecturas infinitas. Además soy un enamorado de América Latina, me impacta el sincretismo cultural de la región, el cual motiva, enorgullece y duele, pero también llena de ganas para generar un cambio. Quizá mi inspiración tiene que ver, más que con personas, con situaciones, con hechos y con recorrer nuestro continente.

—¿Cómo considera que es posible encontrar la trascendencia?

—Yo vivo por y para la comunicación política, mi objetivo trascendental es, más que ser un gran consultor, ser un aportante académico de bases teóricas para que futuros consultores, docentes políticos y ciudadanos, trabajen y piensen en la comunicación política con mucha más entidad que la que actualmente se realiza.

—¿Qué es más peligroso, la ignorancia o la indiferencia?
—La ignorancia es dañina porque produce voluntarismo peligroso, representando un riesgo constante en la toma de decisiones. La indiferencia es no estar atento del riesgo que puedan producir las malas decisiones ni preocuparse por solucionar problemas. Ambas cosas son igual de peligrosas, en la vida en general y en la política en particular.

—¿Qué desea que entienda la juventud?
—Cada día me sorprendo más de cómo ha mutado el pensamiento de la juventud. A diferencia de la época de posguerra, donde los jóvenes tenían una posición idealista y querían transformar a través de un pensamiento asistémico, la juventud hoy está pidiendo otras cosas, su principal reclamo es la inclusión. Me gustaría que los jóvenes comprendan que parte de esta inclusión la hace uno mismo, que en realidad, más que pensar en procesos de participación macro, entiendan que hay procesos de participación micro.

—¿Qué debate y entre quiénes le gustaría presenciar?

—Me gustaría estar presente en debates que tienen que ver con líderes emergentes, como Keiko Fujimori y Ollanta Humala, que no representan a partidos políticos tradicionales, sino que más bien son emergentes sociales que representan a masas no contenidas, no escuchadas, no incluidas…

—¿Qué mensaje puede dar a los jóvenes de Mar Adentro?

—Que nunca pierdan la capacidad de creer ni esa cuota de irreverencia hacia el poder, pero que también entiendan que no se construye únicamente con irreverencia, sino también con pasión, ideas, ganas, voluntad, firmeza… y que apuesten ellos mismos por su propia inclusión.


10 notas positivas

1.- La Marina mexicana rescata náufragos en la isla San Luis, Baja California.
2.- Inicia programa de focos ahorradores.
3.- Calderón firma alianza para protección de Derechos Humanos.
4.- Firman acuerdo que permitirá a transportistas de México y EU circular permanentemente en ambos países.
5.- Asume Christine Lagarde la dirección del Fondo Monetario Internacional.
6.- Se crea el Centro Cultural Elena Garro.
7.- El escritor mexicano Carlos Fuentes es galardonado con el Premio Cristóbal Gabarrón de las Letras en   España.
8.- Recibe John Edwards el premio de Periodismo de Fundación Mapfre.
9.- Musuk Nolte obtuvo el primer premio del Concurso de Fotografía Humanitaria Juan Bartolomé.
10.- Reconocerán a Miriam Kaiser como promotora cultural.



Voluntades

Historias de éxito que trascienden


La importancia del debate


Herramienta imprescindible



El debate se entiende como un intercambio ordenado de ideas en el cual los puntos de vista se enriquecen y las opiniones se profundizan. El arte de debatir permite fortalecer cavilaciones mientras cuestionamos críticamente juicios y aseveraciones. Lo debates son herramientas efectivas dentro de la comunicación política y, por lo tanto, se pueden considerar como un elemento imprescindible para las democracias contemporáneas.

Los beneficios del debate no se limitan a aquellos que conducen este diálogo, sino que alcanzan también a los espectadores, quienes desde su posición participan en este ejercicio reflexivo.

El primer debate electoral emitido por televisión se dio al margen de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1960. Para dicha contienda se presentaban dos candidatos jóvenes y carismáticos: John F. Kennedy, por el Partido Demócrata, y Richard Nixon, por el Republicano. El debate, organizado por tres grandes cadenas de televisión, contó con una audiencia de más de 77 millones de ciudadanos, es decir, 60% de la población adulta de la nación.

El ejercicio retórico entre Kennedy y Nixon a lo largo de la campaña electoral se repitió en tres ocasiones más, fundando así la concepción de la televisión como un importante instrumento para la comunicación política. Estos cuatro debates permitieron que los ciudadanos conocieran por primera vez a los candidatos en un ambiente de diálogo en el cual sus ideas y propuestas eran cuestionadas y analizadas. El efecto de este ejercicio dialéctico tuvo una fuerte incidencia en los resultados electorales, los cuales anunciaron la victoria de John F. Kennedy.

El debate sentó las bases para una nueva metodología comunicativa, en la cual el lenguaje no verbal del candidato desempeñaba un papel de gran alcance. Además de ser un importante antecedente en la política estadounidense, estos debates motivaron a que países como Alemania, Suecia, Finlandia, Japón e Italia implementaran la técnica como herramienta política.  

El arte de debatir es capaz de transformar la mente de quien vive este intercambio de ideas y, a su vez, transfigura la estructura de una nación. En un siglo que avanza vertiginosamente hacia la era de las comunicaciones, debemos concebir el debate como un propulsor de comunicación, diálogo y consenso.


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