Jalisco

Francisco Robles anticipa su misión como futuro arzobispo de Guadalajara

Antes de su llegada, el todavía arzobispo de Monterrey habla de sus convicciones y valores al frente de la Iglesia

GUADALAJARA, JALISCO (15/ENE/2012).- Junto a la sede de la Arquidiócesis de Monterrey, a un costado del Museo de Arte Moderno, hay un toque muy tapatío: una enorme paloma. Es una escultura de Juan Soriano, el gran artista jalisciense.

¿Hecho premonitorio o concesión involuntaria de los regiomontanos a su arzobispo y cardenal, José Francisco Robles Ortega, nacido en Mascota, Jalisco, en marzo de 1949?

Dentro de las oficinas del arzobispado, casi a media voz y entre las profusas pinturas de arte sacro que adornan las paredes, se desarrolla un trabajo intenso. Sacerdotes, religiosas y colaboradores de la Iglesia neoleonesa salen al paso de los innumerables compromisos del cardenal que, agobiado por el paso de los días, trata de concluir todos sus compromisos antes de dejar la sede episcopal que ha ocupado desde enero de 2003, porque en la primera semana de febrero, deberá estar en Guadalajara para hacerse cargo de la Arquidiócesis tapatía, en sustitución del cardenal Juan Sandoval Íñiguez.

Cortés, el cardenal Robles recibió a EL INFORMADOR en sus oficina de Monterrey donde se desarrolló una entrevista que lo describe de pies a cabeza y que anticipa el sello que marcará a la Iglesia de Guadalajara a partir de su llegada.

—En Guadalajara la voz de la Iglesia no sólo merece respeto, sino que es importante para ámbitos económicos y políticos. ¿Qué piensa de la Arquidiócesis que va a encabezar, con más sacerdotes, el Seminario más grande del mundo?

—Tengo la convicción de que Guadalajara, como Arquidiócesis, es una comunidad bastante bien dotada, de valores cristiano-católicos, bien arraigados en generaciones, en familias, en instituciones. Esos valores prevalecen y tengo la plena convicción —insistió— de que la de Guadalajara es una Iglesia sumamente dotada y rica, y no únicamente por los números, porque tiene más de mil sacerdotes, por su seminario que es el más numeroso de América Latina y quizá del mundo, por el número de parroquias. En fin, no sólo por eso, sino por lo que significa en el arraigo de muchas personas y el apego, todavía, de la Religión Católica.

Lo que yo llevo como inquietud es que toda esa riqueza de dones que la Iglesia de Guadalajara tiene, cómo deben acumularse y unirse para lanzarlos hacia una presencia verdaderamente transformadora, no solamente de inercia, en sacramentos, en celebraciones, en tradiciones, en fiestas, no. La cuestión es cómo, toda esa riqueza, capitalizarla para dar un impulso de verdadera transformación a la vida humana y la sociedad en general, pero sobre todo, cómo hacer que todo ese potencial trascienda en la toma de conciencia de la dignidad de todos.

Creo que la evangelización no tiene sentido ni valor cuando no transforma la conciencia para darse cuenta de su dignidad.

Todas las grandes ciudades, todas las grandes concentraciones de población llevan un lastre de gran parte de la comunidad que no percibe, que no disfruta y que no proyecta su dignidad de seres humanos y personas. Todo ese potencial hay que capitalizarlo en una transformación general.

Para hacer esto —precisa— hay que tomar conciencia de lo que somos como Iglesia, del don que hemos recibido, renovarlo y luego hacer comunión y proyectarlo en una visión.

Debe hacerse comunión. No es lo mismo tener riqueza pero cada cual apunte para distinto lado o para su propio interés o visión particular, a todos mirar, respetando la variedad y la identidad de cada grupo, mirar hacia un fin, un objetivo. Es un reto, la Iglesia de Guadalajara es muy plural y viva.

—Clérigos de Guadalajara anticipan que una de sus tareas apenas al llegar será la de encarar una crisis de creencias, ¿la hay?

—No es en sí una crisis de creencias. Lo voy a plantear así: si nos hacemos la pregunta, ¿el ateísmo es un fenómeno palpable, sentido, en la comunidad de la Iglesia de Guadalajara? Yo diría que no. No. El tema es ¿en qué dios se cree? Si no hay ateísmo, quiere decir que hay creencia en Dios, pero ¿en qué dios cree este grupo, qué dios concibe aquel otro, qué imagen de dios tienen ellos? Ahí está la diversidad. Entonces puede ser que muchos estén viviendo esta crisis: “Yo soy creyente, yo creo en Dios, pero no creo en la religión”; entonces al no creer en una religión en concreto, yo me doy a escoger de esta religión tomo esto, de aquella tomo lo otro. En ese sentido creo yo que las sociedades están pasando por este fenómeno.

Entonces para la Iglesia el reto es: ¿Qué Dios predicamos, qué Dios anunciamos, qué Dios damos a conocer en nuestro trabajo pastoral, y cómo ese Dios es asumido y es transformador de la vida? De otra manera, pues vamos haciendo religiones o vamos haciendo grupos que cada quien acomoda a sus intereses y a su visión, y entonces cada quien hace su religión de bolsillo y se la lleva a vivir a su casa. Ése es también el aspecto de crear comunión.

Eso es lo que a mí me inquieta aquí (en Monterrey), pero también en Guadalajara, y creo que en México también.

Principios morales

El cardenal Robles Ortega abunda sobre este tema: “También tenemos los temas tan delicados de moral. Por ejemplo, el tema del divorcio o de la no celebración del sacramento del matrimonio, es decir, la unión libre, las madres solteras; muchas veces nosotros comenzamos con recordar el precepto moral, sin tomar en cuenta que la gente, aunque sea católica, no está para asumir un precepto, ¿por qué? Porque está pendiente el catequizarlos, el evangelizarlos, el que entiendan a la postre por qué ser testigo de la vida cristiana conlleva un precepto, conlleva un estilo de vida y un comportamiento.

“Nosotros (los clérigos) comenzamos con exigir un comportamiento, pero no hemos hecho el ejercicio de catequizar, formar y evangelizar.

“Prevaleciendo válido el ejercicio de los principios morales de la Iglesia, prevaleciendo su validez, su importancia, nos queda la tarea de ponerle la plataforma de una verdadera concientización, catequización y formación de la gente para que los asuma con mayor libertad y conciencia”.

—¿Cómo es el cardenal Francisco Robles, qué podemos esperar del nuevo arzobispo? ¿Cómo se define usted? ¿Es un pastor conservador, liberal en el contexto clerical?

—Yo no me defino en esos términos. Me defino en los términos de mi identidad. Soy un cristiano, discípulo de Cristo, llamado a seguirlo como sucesor de los apóstoles, como obispo con un papel específico de hacer cabeza, de ser guía, impulsor. Ahí me defino.

Ya que si soy conservador, que si soy de avanzada, bueno esos calificativos los ponen los de fuera bajo ciertos esquemas, de tal manera que yo en la identidad de esa misión, yo tengo también la grandísima convicción de la Iglesia, que es una comunidad que nos precede. O sea, voy a llegar a Guadalajara no a inventar la Iglesia de Guadalajara, esa realidad ya está y me trasciende, porque cuando yo deje de ser arzobispo de Guadalajara no se va a acabar la Iglesia y va a seguir adelante. Y así percibo el momento del cardenal Juan (Sandoval), es decir, que él llegó a Guadalajara con una conciencia de que existía la Iglesia, él desde su muy particular, única e irrepetible identidad, le dio el impulso que él creyó más oportuno, que creyó el mejor, y ahora que concluye (su labor), sabe que la Iglesia no concluye con él porque sabe que llegará otro y va a seguir.

Ya los epítetos, los calificativos o las evaluaciones, se pueden hacer, pero creo que uno parte de la conciencia de su identidad, y la verdad es que a mí nunca me ha preocupado si soy conservador o de avanzada, yo trato de profundizar cada vez más en lo que es mi identidad cristiana, sacerdotal y episcopal.

—¿Su opinión sobre el Santuario de los Santos Mártires?

—Entiendo que el Santuario es una obra muy importante de la Arquidiócesis; el avance es muy significativo. Lo que puedo decir hasta este momento es que la obra y todo el proyecto está en manos del cardenal Juan Sandoval. Yo no he tenido ni siquiera la oportunidad de asomarme a este tema, cómo va, cómo está, qué etapas se contemplan. No tengo conocimiento ni me he apurado por eso, porque está en manos del cardenal Juan.

Yo llevo como criterio esto: no voy a cortar, no voy a reprimir, no voy a descontar nada de lo que está en el proceso de la vitalidad de la Iglesia (tapatía); mi responsabilidad es asumirlo y en todo caso, si compete el caso, orientarlo. Yo llevo ese ánimo.

—¿La permanencia del cardenal Juan Sandoval influirá en su labor como arzobispo, porque no es común tener dos cardenales al mismo tiempo en una sede, aunque uno de ellos sea obispo emérito?


—Depende de las personas. Yo tuve la dicha de que al llegar (a Monterrey), mi antecesor, el cardenal Adolfo Suárez Rivera, él era cardenal mientras que yo no lo era, permaneció aquí; y yo quedé edificadísimo de su postura, retirarse a su casa. Le dije: “Eminencia, todo lo que usted quiera atender de invitaciones a confirmar, celebrar misas, acudir a las parroquias… todo lo que usted guste, es su casa”. Él se redujo al mínimo, era un hombre sumamente discreto; nunca me cuestionó los cambios que yo empecé a hacer; lo que yo consideré oportuno se lo consulté y de lo que no, él sólo veía el resultado del cambio. Nunca me reprochó o me cuestionó, sino que por el contrario, si alguna vez yo daba una indicación al presbiterio que un poquito les incomodaba, él la reforzaba; si alguien iba a contarle o a decirle, él reforzaba el apoyo. Virtuosísimo el hombre.

Con mucha frecuencia lo visitaba y si iba yo con media hora o una hora, se convertía aquello en tres horas… porque era un hombre ávido de conversar y era gran conversador.

Entonces, todo depende de las personas. Si él hubiera, por ejemplo, cuestionado que yo cambié de rector o que le di otro giro al trabajo pastoral y lo hubiera hecho público, pues nos hubiéramos enfrascado en una situación que incomodaba a la Iglesia y que la dañara al fin y al cabo. No, él tomó su lugar: aquí vivió y aquí murió.

Coincidieron de 2003 a 2008.

Reservas en torno a la política

Durante la entrevista, se le menciona al arzobispo que tomará posesión de la Iglesia tapatía el próximo 7 de febrero, sobre cómo la clase política local acostumbra acercarse al máximo jerarca de la Arquidiócesis, y que además, su llegada coincidirá con el proceso electoral de este año. ¿Estará cerca o lejos de los políticos?

“Creo que uno tiene que estar abierto completamente a toda persona que quiera acercarse. Uno debe entender que los políticos perciben que el obispo en una diócesis tiene un significado, un liderazgo natural, y es lógico que se acerquen a uno, yo recibo a todo el que se acerque.

“Pero también sé distinguir entre quién está buscando un puesto de elección popular y la autoridad ya constituida. Yo eso lo he mantenido desde que estaba en el Estado de México (mientras fue obispo de Toluca), que en este sentido es muy intenso, porque la intensidad de la vida política acercándose a la Iglesia es muy fuerte.

“Aprendí a ser abierto a todos los que son candidatos; los recibo a todos, dialogo con todos, pero no mando ninguna señal, busco no mandar ninguna señal a la sociedad de que de todos esos candidatos el que a mí me parece, es éste; busco no dar esa señal. Y una vez que está constituida la autoridad por la elección, pues la relación es institucional.

“Tengo por norma definir esa sana distancia, no mandar mensajes equivocados a la comunidad.

“También en Monterrey (como sucederá en Guadalajara) llegué en año de elecciones; tomé posesión en abril y en junio fue electo el nuevo gobernador; pero nada de mandar un mensaje de que estoy a favor de este o aquel candidato”.

Precisa que sí habla en público sobre el tema: “En este campo (el político) sí,  para hacer tomar conciencia. Porque no olvidemos, ¿quiénes son los electores? Son los ciudadanos, y los ciudadanos o son católicos o son evangélicos o son mormones. Entonces yo como pastor, le tengo que normar en cierta manera a mis católicos que es un deber ciudadano participar, pero no nada más ir a depositar el voto, hay que hacer criterios: ¿quién es el candidato?, ¿cuál es su plataforma? Nórmense un criterio para elegir, pero no le voy a decir a mis católicos ‘ustedes van por aquí’ o ‘tenemos que ir por aquí’”.

—En Guadalajara, diferentes temas han polarizado a la ciudad. Existe la práctica de consultar al arzobispo sobre todo ello. ¿Usted tomará parte en esa dinámica?


—Si es el caso de dar una palabra, la doy. Si yo no veo que tenga una palabra o no es oportuna, pues no es mi materia y no la doy. Yo no soy de buscar los medios (de comunicación) para que me echen los reflectores y estar siempre en la noticia, no. Francamente no. Pero no rehúyo; si los medios vienen y es oportuno que yo dé una palabra, la doy.

Si los medios tergiversan algo que yo dije, eso hay que asumirlo también.

FRASES

"La tarea de la Iglesia parte de la dignificación de cada uno, de la dignificación de todos; de relaciones más justas y oportunidades más equitativas "

"
No puedo pretender ir al exterior y transformar, si no tengo la comunión de todas las fuerzas, respetando cada centro de espiritualidad "
José Francisco Robles Ortega,

futuro arzobispo de Guadalajara.

OPINIÓN
El cardenal Robles en su propia voz


Sobre la división de la Arquidiócesis de Guadalajara, dice: “La verdad es que no me pronuncio todavía sobre eso. Necesito imbuirme de la realidad y ver lo que más convenga. No es urgente”.

Sobre la Arquidiócesis de Monterrey, cuando él la deje, se nombrará a un administrador que, seguramente, será el obispo auxiliar Jorge Alberto Cavazos Arizpe.

De su relación con el cardenal Juan Sandoval, afirma: “Es un hombre disciplinado, constante, tesonero. Lo aprecio mucho porque fue mi maestro y la relación es afectiva. Me distinguió con invitarme a predicar a sus bodas de oro sacerdotales. Creo que voy a aprender mucho de él teniéndolo ahí cerca, y él me va a ayudar a introducirme a la realidad de Guadalajara”.

Es aficionado al futbol. Resultado de su estancia de más de 10 años en la Diócesis de Toluca, acabó por convertirse en aficionado del equipo de la ciudad, y él mismo relata un chiste: “¿Cuál es el colmo del obispo? Pedir a Dios por los Diablos Rojos”.

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