Jalisco
Pescadores de Presa de Valencia lamentan pérdida del 80% de peces
Los 300 habitantes que viven de la presa perdieron su fuente de trabajo tras el derrame de melaza
TLAJOMULCO DE ZÚÑIGA, JALISCO (02/JUL/2013).- Rafael Ortiz Cabrera es pescador. Heredó el oficio de su padre y su abuelo, éste último fundador de la cooperativa de la Presa del Hurtado, quien murió hace ocho años en el poblado de San Pedro Valencia, del municipio de Acatlán de Juárez; donde los 300 habitantes que viven de la presa perdieron su fuente de trabajo tras el derrame de melaza en las aguas.
Cada uno de los 32 trabajadores del grupo sacaba 100 kilos de pescado; ahora, Rafael menciona que cerca del 80% de los peces murieron. "Todo el pescado que íbamos a sacar se perdió. Van 500 toneladas recolectadas, más los que se asentaron en las profundidades de la presa; y la colecta aún no termina". El balance total de recursos acuícolas alcanzaba las 900 toneladas.
Asunción también es pescador, y hermano de Rafael, lamenta que precisamente en el periodo del derrame la pesca estaba vedada "y ya íbamos a empezar a trabajarle y sacar a la mojarra bonita".
La cooperativa tiene un control de explotación para tener pesca todo el año, y ahora estaba en cuarentena para aprovechar la máxima cantidad posible, el 25 de julio iban a aprovechar la abundancia, y sucedió el ecocidio, explica Rafael, "nos echaron un balde de agua fría (...) Nuestras familias se ponían a arreglar pescado. Era una sola cadena, y nos pegó macizo".
Los pescadores recuerdan el día que comenzó a invadir la melaza por el río San Antonio, "desde hace 12 o 13 días veía el chorro, era un río pura melaza (...) Salía para vivir y poquito más, vivíamos a gusto (...) y ahora de dónde vamos a ganar", menciona Rafael.
Los hermanos y colegas calculan que los daños se resarcirán en dos años cuando se limpien las aguas de la presa, y los peces se críen. "Todos dependemos de la presa: el restaurantero, el de las tiendas, los pescadores", dice Asunción, al ver cómo avanza el camión de carga, con cientos de pescados inmóviles a cuestas.
Sepultan los daños entre tierra y cal
Las toneladas de pescados muertos se entierran en una fosa dentro de los terrenos de José Ortiz, padre de uno de los 18 dueños de restaurantes de San Pedro Valencia, que fueron afectados. El pescador Rafael Ortiz Cabrera señala que prefirieron enterrarlos "para no contaminar".
El predio se localiza a poco menos de un kilómetro de la Presa de Valencia. La excavadora y el camión de carga que intervienen en los trabajos llegaron de parte de la Secretaría de Desarrollo Rural. Hasta el mediodía de hoy (2 de julio) se tienen enterradas 500 toneladas. La fosa mide cerca de 30 metros de largo por dos de ancho; y se extenderá según se necesite.
EL INFORMADOR / SAÚL PRIETO
Cada uno de los 32 trabajadores del grupo sacaba 100 kilos de pescado; ahora, Rafael menciona que cerca del 80% de los peces murieron. "Todo el pescado que íbamos a sacar se perdió. Van 500 toneladas recolectadas, más los que se asentaron en las profundidades de la presa; y la colecta aún no termina". El balance total de recursos acuícolas alcanzaba las 900 toneladas.
Asunción también es pescador, y hermano de Rafael, lamenta que precisamente en el periodo del derrame la pesca estaba vedada "y ya íbamos a empezar a trabajarle y sacar a la mojarra bonita".
La cooperativa tiene un control de explotación para tener pesca todo el año, y ahora estaba en cuarentena para aprovechar la máxima cantidad posible, el 25 de julio iban a aprovechar la abundancia, y sucedió el ecocidio, explica Rafael, "nos echaron un balde de agua fría (...) Nuestras familias se ponían a arreglar pescado. Era una sola cadena, y nos pegó macizo".
Los pescadores recuerdan el día que comenzó a invadir la melaza por el río San Antonio, "desde hace 12 o 13 días veía el chorro, era un río pura melaza (...) Salía para vivir y poquito más, vivíamos a gusto (...) y ahora de dónde vamos a ganar", menciona Rafael.
Los hermanos y colegas calculan que los daños se resarcirán en dos años cuando se limpien las aguas de la presa, y los peces se críen. "Todos dependemos de la presa: el restaurantero, el de las tiendas, los pescadores", dice Asunción, al ver cómo avanza el camión de carga, con cientos de pescados inmóviles a cuestas.
Sepultan los daños entre tierra y cal
Las toneladas de pescados muertos se entierran en una fosa dentro de los terrenos de José Ortiz, padre de uno de los 18 dueños de restaurantes de San Pedro Valencia, que fueron afectados. El pescador Rafael Ortiz Cabrera señala que prefirieron enterrarlos "para no contaminar".
El predio se localiza a poco menos de un kilómetro de la Presa de Valencia. La excavadora y el camión de carga que intervienen en los trabajos llegaron de parte de la Secretaría de Desarrollo Rural. Hasta el mediodía de hoy (2 de julio) se tienen enterradas 500 toneladas. La fosa mide cerca de 30 metros de largo por dos de ancho; y se extenderá según se necesite.
EL INFORMADOR / SAÚL PRIETO