Jalisco

Regresan las misas en latín a Guadalajara

Los templos de la Virgen del Pilar y San Pedro Apóstol celebran la homilía en este idioma

GUADALAJARA, JALISCO (13/NOV/2011).- Las misas católicas en el idioma latín, con el aval de la jerarquía oficial, ya forman parte de las alternativas de los fieles tapatíos. El templo de San Pedro Apóstol, en la colonia Vallarta Norte, las celebra desde hace varios años, y ahora también se realizan en la capellanía de la Virgen del Pilar, de la calle Madero, en el Centro Histórico.

Con ello, se restaura una práctica litúrgica que se había suspendido hace más de 40 años al interior de la Iglesia Católica, a raíz de los cambios del Concilio Vaticano II (realizado en Roma de 1962 a 1965) que establecieron que las misas y la liturgia católica se celebraran en el idioma de cada país. Esta disposición trajo resistencia al interior del catolicismo, particularmente en la corriente encabezada por el obispo francés Marcel Lefebvre, quien incluso fue excomulgado por tal motivo por el Papa Juan Pablo II en 1988, por ordenar clérigos sin permiso de Roma.

En el ámbito local, el regreso de las misas en latín genera una situación polémica, dado que hay quienes consideran la medida como una determinación que permite valorar más la liturgia católica, pero también hay quienes consideran esta disposición como la expresión del ultraconservadurismo católico en ciertos sectores de su feligresía y jerarquía.

Al respecto, el profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Juan Real Ledezma, expresó que el regreso de las misas en latín supone darle más realce a la liturgia católica, la que, en su punto de vista, “se ha banalizado” en las celebraciones desde que se llevan a cabo en las lenguas vernáculas.

Refirió que las eucaristías en el llamado rito latino significa regresar a la forma litúrgica de los primeros tiempos del cristianismo (puesto que este rito se remonta a los tiempos de los apóstoles Pedro y Pablo), además de que se enriquecen las celebraciones con el canto gregoriano “y el uso de la lengua oficial de la Iglesia Católica”.

Recordó que desde 1988, el entonces pontífice romano Juan Pablo II autorizó la fundación de la Fraternidad de Sacerdotes de San Pedro, los que promueven las misas en latín, “las que ponen de manifiesto que el centro de la eucaristía es la víctima (Jesucristo)” y no la figura del ministro que preside la asamblea.

Ante quienes cuestionan que el idioma latín no es entendido por el pueblo, señala que hay un misal bilingüe que pone al alcance el significado de los textos, además de que las lecturas bíblicas y la homilía (sermón) del celebrante se realizan en español.

Expuso que en el templo de San Pedro Apóstol (cerca de la Glorieta Minerva) se inició la realización de misas en latín desde 2008, y si bien al principio parte de la comunidad no las aceptó, ahora ya se tiene consenso de quienes voluntariamente las han aceptado.

En su condición de docente de Derecho Romano, dijo que el contacto con el latín le ha permitido cierta retroalimentación de sus actividades en el magisterio.

En contraparte, el investigador de la Universidad de Guadalajara, Víctor Ramos Cortés, opinó que, si bien la liturgia en latín tiene su parte estética al recurrir al canto gregoriano y la música de órgano, “es la expresión del ultraconservadurismo dentro de la Iglesia Católica que no aceptó los cambios de apertura establecidos en el Concilio Vaticano II, lo que implica un retroceso y resistencia en el llamado aggiornamento (puesta al día) de esta institución”.

Ramos Cortés resaltó que “en el regreso a las misas en latín, además de una postura en la parte de la liturgia, también hay unas posiciones filosófico-teológicas que se remiten a las doctrinas de los pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI, en establecer una sola manera de entender a la Iglesia “como único espacio de salvación y no como un instrumento de salvación”. Abundó que esta postura es cerrarse al pluralismo dentro de la Iglesia Católica.

La postura de Lefebvre

En el ámbito internacional, el arzobispo francés Marcel Lefebvre (1905-1991) encabezó el movimiento de oponerse a que las misas dejaran de celebrarse en latín, además de otros cambios surgidos del Concilio Vaticano II. Este jerarca fue excomulgado en 1988 por Juan Pablo II. En 2009, el actual pontífice Benedicto XVI levantó la excomunión dentro de un propósito de reconciliación de El Vaticano con el movimiento lefebvrista, cuya sede se estableció en Econe, Suiza.

En Guadalajara, los seguidores de Lefebvre han tenido su expresión en la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, la que ha establecido un centro de culto en la colonia Santa Teresita.

A varias generaciones de egresados de la Universidad Autónoma de Guadalajara les tocó asistir a las celebraciones católicas en latín, según la costumbre que un tiempo privó en esta institución. Al respecto, figura una anécdota de que en una ocasión, como invitado el fallecido cardenal José Salazar López, fue avisado de que la misa que presidiría sería en latín. El purpurado aceptó y les dirigió a los asistentes una homilía de 45 minutos en un latín del tiempo de Cicerón, lo que no cayó en gracia de los organizadores.

PARA SABER
Las nuevas generaciones


Desde los años 70 del siglo pasado se diluyó la enseñanza del latín en el Seminario de Guadalajara, por lo que las nuevas generaciones de ministros católicos ya no dominan esta lengua.

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