México
Plan federal contra la sequía está en riesgo, dicen expertos
Especialistas y productores acusan falta de recursos para generar maíz resistente al clima adverso
CIUDAD DE MÉXICO (12/MAR/2012).- La estrategia para prevenir mayores efectos de la sequía en el maíz está en riesgo.
En el Norte de la República, donde la escasez de agua, recursos económicos y humanos es más grave, el plan gubernamental está detenido. Así lo advierten científicos que tienen en sus manos el desarrollo de investigaciones enfocadas a salvar la producción de uno de los alimentos de mayor importancia y consumo para los habitantes del país.
La Secretaría de Agricultura reporta que la sequía ha provocado en el último año pérdidas económicas cercanas a nueve mil millones de pesos, y que sólo en Sinaloa —principal productor de este grano— la mitad de las cosechas se perdieron, con un total de 100 mil hectáreas devastadas.
Esto ha obligado al Gobierno mexicano a establecer un plan emergente para el que se han destinado 33 mil 827 millones de pesos.
“Un programa nacional enfocado exclusivamente a encontrar una semilla de maíz resistente a las sequías necesita de unos 100 millones de pesos, dinero que hasta ahora no nos han otorgado las autoridades. Además, encontrar una semilla resistente a la sequía y empezar a comercializarla nos podría llevar de ocho a 10 años, pero a veces nada más nos dan recursos para dos o tres años y después tengo que parar porque no hay apoyo y esto requiere de constancia, de continuidad, no se puede parar”, dice el experto Noel Gómez.
El científico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), perteneciente a la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), encabeza una investigación en un campo experimental de Iguala, Guerrero, que tiene como finalidad encontrar una semilla de maíz resistente a la sequía.
Desde los 80 lleva a cabo sus experimentos, pero éstos han tenido que suspenderse en varias ocasiones por la falta de dinero.
“Ahorita en Iguala somos los únicos que estamos trabajando, porque en el Norte del país también se hicieron experimentos pero están detenidos porque no hay personal”.
Científicos, académicos y organizaciones agrícolas alertan que la situación empeorará si no se toman medidas como apoyar a pequeños y medianos productores, mejorar el manejo de los sistemas de riego y el uso de tecnologías.
Habrá menos zonas para el cultivo
Proyecciones hechas por el Instituto Nacional de Ecología (INE), el Instituto de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el propio INIFAP —sobre las afectaciones que provocará el cambio climático en el cultivo de maíz— alertan que para 2020 se reducirán las zonas aptas para su cultivo, principalmente en Sonora. Para 2050 advierten daños en 29% de la superficie apta.
Esto obedece a que 80% de la siembra de maíz en el país es de temporal, es decir, que depende del comportamiento de las lluvias, y el otro 20% ocupa agua de riego, que está en creciente desabasto, comenta Josefina Vázquez, investigadora del Grupo de Estudios sobre el Cambio Climático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Algunas instituciones académicas como el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) y empresas extranjeras realizan esfuerzos aislados para dar al clavo en esta materia, pero hoy, casi 25 años después de que iniciaran las investigaciones, no hay en el mercado nacional una semilla de maíz que sea resistente a la sequía.
Quienes al parecer están adelantadas en la generación de una semilla tolerante a la falta de agua son las empresas transnacionales.
Monsanto, una compañía que también se dedica a la fabricación de maíz transgénico, es la que más ha invertido en la materia.
Pero el proyecto de los científicos mexicanos del INIFAP no tiene nada que ver con los polémicos granos transgénicos, pues las pruebas para fortalecer las semillas se realizan en campo con maíz nativo y de la manera tradicional, sin ninguna manipulación genética en laboratorio.
Héctor Mayagoitia, químico bacteriólogo y coordinador del Programa Ambiental del Instituto Politécnico Nacional (IPN), destaca que este tipo de estrategias como la que desarrolla el INIFAP podrían salvar al país de una eventual crisis alimentaria porque, de acuerdo con las proyecciones internacionales sobre cambio climático, para 2050 podría aumentar dos grados la temperatura del planeta, y si esto ocurre, grandes extensiones de tierra que todavía son cultivables, desaparecerán.
La cuenta regresiva
En dos hectáreas del campo de experimentación de Iguala hay sembrados unos 10 mil tipos distintos de maíz. A simple vista resaltan más algunas mazorcas que otras. Unas son más frondosas y verdes; otras son chicas y un poco amarillentas y con hojas enroscadas. “Este es un mecanismo de protección de la planta para no perder agua”, explica el doctor Noel Gómez.
Su equipo de trabajo ha hecho experimentos cruzando los distintos tipos de semilla y formando híbridos que son observados durante su crecimiento.
“En un mes, cuando comiencen a florear, empezaremos a simular sequías para ver cuáles sobreviven, y esas mismas se tienen que exponer nuevamente a distintas pruebas hasta obtener unas que verdaderamente sean resistentes, porque sacar al mercado una semilla que no haya pasado todas las pruebas podría poner en entredicho el prestigio del instituto y de la Sagarpa”.
La cuenta regresiva en esta carrera por encontrar la mejor solución para la preservación del maíz en condiciones cada vez más adversas comenzó desde 1985.
“En ese año se trabajó a nivel nacional un programa contra la sequía y se obtuvieron algunas semillas resistentes, pero por falta de recursos se tuvo que suspender y el producto se perdió. En los 90 se abandonó el tema de la sequía y el Gobierno prefirió apoyar las investigaciones enfocadas a fortalecer los granos de mayor potencial productivo”.
El 5 de abril de 2011, el Gobierno mexicano presentó el programa Masacro, para apoyar el desarrollo de semillas no transgénicas de maíz y trigo resistentes a sequía y plagas.
El descubrimiento de la Diversidad Genética de las Semillas está a cargo del INIFAP y del Cinvestav, y para ello el Gobierno federal aportaría 71.9 millones de dólares durante 10 años.
Por ahora, los científicos del INIFAP no disponen de esos recursos y por ello tampoco están en condiciones de avanzar de manera acelerada.
NUMERALIA
Falta de agua provoca pérdidas millonarias
9 mil millones de pesos se han perdido por la sequía en el último año, según la Sagarpa.
100 mil hectáreas de cultivo quedaron devastadas en ese lapso.
33,827 millones de pesos se invirtieron en un fondo emergente.
80% de siembra de maíz es de temporal.
20% de sembradíos usa agua de riego.
30% menos de campos de cultivo habrá en 2050.
En el Norte de la República, donde la escasez de agua, recursos económicos y humanos es más grave, el plan gubernamental está detenido. Así lo advierten científicos que tienen en sus manos el desarrollo de investigaciones enfocadas a salvar la producción de uno de los alimentos de mayor importancia y consumo para los habitantes del país.
La Secretaría de Agricultura reporta que la sequía ha provocado en el último año pérdidas económicas cercanas a nueve mil millones de pesos, y que sólo en Sinaloa —principal productor de este grano— la mitad de las cosechas se perdieron, con un total de 100 mil hectáreas devastadas.
Esto ha obligado al Gobierno mexicano a establecer un plan emergente para el que se han destinado 33 mil 827 millones de pesos.
“Un programa nacional enfocado exclusivamente a encontrar una semilla de maíz resistente a las sequías necesita de unos 100 millones de pesos, dinero que hasta ahora no nos han otorgado las autoridades. Además, encontrar una semilla resistente a la sequía y empezar a comercializarla nos podría llevar de ocho a 10 años, pero a veces nada más nos dan recursos para dos o tres años y después tengo que parar porque no hay apoyo y esto requiere de constancia, de continuidad, no se puede parar”, dice el experto Noel Gómez.
El científico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), perteneciente a la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), encabeza una investigación en un campo experimental de Iguala, Guerrero, que tiene como finalidad encontrar una semilla de maíz resistente a la sequía.
Desde los 80 lleva a cabo sus experimentos, pero éstos han tenido que suspenderse en varias ocasiones por la falta de dinero.
“Ahorita en Iguala somos los únicos que estamos trabajando, porque en el Norte del país también se hicieron experimentos pero están detenidos porque no hay personal”.
Científicos, académicos y organizaciones agrícolas alertan que la situación empeorará si no se toman medidas como apoyar a pequeños y medianos productores, mejorar el manejo de los sistemas de riego y el uso de tecnologías.
Habrá menos zonas para el cultivo
Proyecciones hechas por el Instituto Nacional de Ecología (INE), el Instituto de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el propio INIFAP —sobre las afectaciones que provocará el cambio climático en el cultivo de maíz— alertan que para 2020 se reducirán las zonas aptas para su cultivo, principalmente en Sonora. Para 2050 advierten daños en 29% de la superficie apta.
Esto obedece a que 80% de la siembra de maíz en el país es de temporal, es decir, que depende del comportamiento de las lluvias, y el otro 20% ocupa agua de riego, que está en creciente desabasto, comenta Josefina Vázquez, investigadora del Grupo de Estudios sobre el Cambio Climático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Algunas instituciones académicas como el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) y empresas extranjeras realizan esfuerzos aislados para dar al clavo en esta materia, pero hoy, casi 25 años después de que iniciaran las investigaciones, no hay en el mercado nacional una semilla de maíz que sea resistente a la sequía.
Quienes al parecer están adelantadas en la generación de una semilla tolerante a la falta de agua son las empresas transnacionales.
Monsanto, una compañía que también se dedica a la fabricación de maíz transgénico, es la que más ha invertido en la materia.
Pero el proyecto de los científicos mexicanos del INIFAP no tiene nada que ver con los polémicos granos transgénicos, pues las pruebas para fortalecer las semillas se realizan en campo con maíz nativo y de la manera tradicional, sin ninguna manipulación genética en laboratorio.
Héctor Mayagoitia, químico bacteriólogo y coordinador del Programa Ambiental del Instituto Politécnico Nacional (IPN), destaca que este tipo de estrategias como la que desarrolla el INIFAP podrían salvar al país de una eventual crisis alimentaria porque, de acuerdo con las proyecciones internacionales sobre cambio climático, para 2050 podría aumentar dos grados la temperatura del planeta, y si esto ocurre, grandes extensiones de tierra que todavía son cultivables, desaparecerán.
La cuenta regresiva
En dos hectáreas del campo de experimentación de Iguala hay sembrados unos 10 mil tipos distintos de maíz. A simple vista resaltan más algunas mazorcas que otras. Unas son más frondosas y verdes; otras son chicas y un poco amarillentas y con hojas enroscadas. “Este es un mecanismo de protección de la planta para no perder agua”, explica el doctor Noel Gómez.
Su equipo de trabajo ha hecho experimentos cruzando los distintos tipos de semilla y formando híbridos que son observados durante su crecimiento.
“En un mes, cuando comiencen a florear, empezaremos a simular sequías para ver cuáles sobreviven, y esas mismas se tienen que exponer nuevamente a distintas pruebas hasta obtener unas que verdaderamente sean resistentes, porque sacar al mercado una semilla que no haya pasado todas las pruebas podría poner en entredicho el prestigio del instituto y de la Sagarpa”.
La cuenta regresiva en esta carrera por encontrar la mejor solución para la preservación del maíz en condiciones cada vez más adversas comenzó desde 1985.
“En ese año se trabajó a nivel nacional un programa contra la sequía y se obtuvieron algunas semillas resistentes, pero por falta de recursos se tuvo que suspender y el producto se perdió. En los 90 se abandonó el tema de la sequía y el Gobierno prefirió apoyar las investigaciones enfocadas a fortalecer los granos de mayor potencial productivo”.
El 5 de abril de 2011, el Gobierno mexicano presentó el programa Masacro, para apoyar el desarrollo de semillas no transgénicas de maíz y trigo resistentes a sequía y plagas.
El descubrimiento de la Diversidad Genética de las Semillas está a cargo del INIFAP y del Cinvestav, y para ello el Gobierno federal aportaría 71.9 millones de dólares durante 10 años.
Por ahora, los científicos del INIFAP no disponen de esos recursos y por ello tampoco están en condiciones de avanzar de manera acelerada.
NUMERALIA
Falta de agua provoca pérdidas millonarias
9 mil millones de pesos se han perdido por la sequía en el último año, según la Sagarpa.
100 mil hectáreas de cultivo quedaron devastadas en ese lapso.
33,827 millones de pesos se invirtieron en un fondo emergente.
80% de siembra de maíz es de temporal.
20% de sembradíos usa agua de riego.
30% menos de campos de cultivo habrá en 2050.