Cuentas alegres

La escalada de violencia que se ha registrado en las últimas semanas en todo el país, con mayor fuerza en los estados de Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Baja California, alcanza ya niveles de alarma; los medios dan cuenta, día con día, de enfrentamientos entre grupos delictivos, y entre éstos con las fuerzas federales, así como el aumento en las cifras de ejecuciones, decapitados, desaparecidos... El país está viviendo ahora momentos difíciles, y aun cuando el Gobierno federal repite una y otra vez que la lucha se está ganando, que constantemente se asestan fuertes golpes al narcotráfico y a la delincuencia organizada, la realidad que se muestra a diario contradice esas afirmaciones.

El miércoles, el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Eduardo Medina Mora, aseguró que “aunque no parezca”, México va ganando la lucha, y la estrategia del Gobierno federal contra el crimen organizado va por buen camino, es evidente que cuando se le quitan recursos al narcotráfico y bajan sus ingresos se genera una descomposición que se expresa con violencia, “porque tienen que competir por un pastel más pequeño”.

Ese mismo día, el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, rechazó que la estrategia contra la inseguridad esté fallando y, por el contrario, está dando resultados “todos los días. Le estamos dando y duro en esta lucha contra el crimen organizado, a las estructuras logísticas y financieras de los grupos criminales, y esto no puede detenerse, porque es obligación del Estado mexicano”.

El problema de la inseguridad en el país es visto desde diferentes perspectivas por el Gobierno federal. Ayer, el Presidente Felipe Calderón acusó que Estados Unidos es el país que más drogas consume en el mundo, y eso ha ocasionado la violencia en la Frontera Norte de México.
 
Las cuentas alegres que se presentan sobre el combate a la delincuencia organizada contrastan con las cifras, siempre frías, que se incrementan día con día. Tan sólo en lo que va del presente año se han registrado mil 800 ejecuciones en el país, aún con la participación de las Fuerzas Armadas en esa tarea. Muestra clara de que la batalla no está dando buenos resultados y de que, como lo dijo ayer aquí el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, “México debe cambiar su estrategia contra la inseguridad, ya que el Estado está perdiendo esta lucha”.

Sería saludable, por el bien del país, que las autoridades hicieran un paréntesis y pusieran en la balanza logros y fracasos en el combate a la delincuencia, y si se requiere realizar cambios habrá que hacerlos. La paz y la tranquilidad de los mexicanos está en sus manos, y éste un paquete cargado de responsabilidad cuyos resultados no deben concretarse a hacer cuentas alegres.

Temas

Sigue navegando