“Parece cara...”

“Abaratar”, fue el verbo utilizado por el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán. “Necesitamos abaratarla”, dijo, en alusión a la democracia....

La pregunta que generó esa respuesta, aludía a las protestas de muchos ciudadanos, enterados de que la recién aprobada “reforma electoral” para Jalisco, se traducirá en que esas agencias de colocaciones (especializadas en conseguir plazas lucrativas en el Gobierno a aprendices de todo y oficiales de nada) conocidas como partidos políticos, recibirán tres veces más recursos económicos —extraídos alevosa e impunemente de las arcas públicas, por supuesto— el año próximo.

—II—

La pregunta intentaba hacerse eco de la irritación social que esas resoluciones provocan. Al ciudadano común le duele que se dilapide el dinero de sus impuestos en esas ofensivas competencias de estulticia y falsas promesas que son las “campañas electorales”. Le duele que, habiendo tantas carencias en materia de servicios públicos, se destine tanto dinero de los impuestos que al trabajador le cuestan desvelos, enfermedad, sangre, sudor y lágrimas, para mantener enchufados a la urbe del Presupuesto a los grandes parásitos de la sociedad. Le molesta, le ofende y le causa escozor, porque percibe que los partidos políticos sirven, ante todo, para recompensar favores y premiar lealtades, consiguiendo plazas —que no “trabajos” — estupendamente remuneradas, a aprendices de todo y oficiales de nada... con tal que su cinismo y su lambisconería sean inversamente proporcionales a su capacidad para ganarse honradamente el pan de sus hijos.

—III—

“Abaratar”, en sentido estricto, significa disminuir el precio de una cosa. En sentido figurado, en cambio, significa sacrificar la calidad para, por esa vía, aminorar el precio... Lo más probable es que Guzmán, a la manera de los panistas de antaño —modelos de integridad que anteponían los principios a la conveniencia—, haya tratado de sumarse al consenso generalizado...

Ya más tarde se verá si mueve sus resortes para tratar de rectificar la resolución que en ese sentido se tomó en el Congreso del Estado, aunque eso signifique, literalmente, hacerse el hara-kiri o darle patadas al pesebre... o si se trató de una frase hueca, hecha con saliva endulzada, pero no necesariamente con el corazón ni —diría la zarzuela— “con lo que hay que poner”.

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.

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